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Estrategias Didacticas

Nykita27 de Febrero de 2013

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ESTRATEGIAS DIDÁCTICAS:

1. La narración y la lectura con los niños

2. El trabajo con textos

3. El planteamiento y la solución de problemas

4. El juego con intención didáctica

5. La apreciación y la expresión artísticas.

6. La observación y exploración del entorno

1. LA NARRACIÓN Y LECTURA CON LOS NIÑOS:

El primer contacto del niño con la lectura será a través de lo que otros le cuenten. Pero además de presentar al niño textos escritos y leérselos, es importante que los educadores narren historias a los más pequeños.

A través de los cuentos, los niños conocen el real y concreto, aprenden sobre lo que hay allí afuera, conocen su realidad y otras ajenas a ellos. Por eso, es muy importante que durante la educación en el jardín de niños la narración tenga un lugar importante.

Más allá de la lectura de cuentos, las láminas e imágenes, a través de los cuentos narrados, el niño puede desplegar su imaginación e ir más allá.

POR QUÉ ES BUENA LA NARRACIÓN LIBRE

Aunque muchos no advirtamos diferencia, existe una gran distancia entre leer un cuento, enseñarle al niño las imágenes e introducirlo en las maravillas de la narración libre. Aunque sigamos un cuento que ya conocemos, la narración ofrece otro tipo de posibilidades y ayuda al niño que escucha a ingresar en un mundo nuevo. El educador que narra pondrá en cada palabra lo que él siente y piensa acerca del cuento, por lo que es mucho más enriquecedor.

Pero, además, la narración no está en contra de la lectura, por el contrario, es un instrumento que facilita el contacto posterior con los libros. Permite acercar al niño a las estructuras del pensamiento y el lenguaje, y los instruye como futuros narradores. Es muy importante para el niño conocer esta forma de expresarse, ya que es el primer acercamiento que los ayudará a transformarse en futuros lectores.

IMAGINAR ES MEJOR QUE VER

Durante la primera infancia, la imaginación está en pleno desarrollo y es muy importante no interferir con ésta. Por eso, es importante que se limite la exposición a la televisión y al ordenador, y se los estimule en actividades que les permitan crear e imaginar.

En este punto, aunque la lectura de cuentos (donde el niño ve y “lee” con el educador) es muy importante, la narración puede servir de mucho, ya que ante la ausencia de imágenes que le digan al niño cómo es lo que debe ver, el pequeño puede imaginar libremente. La princesa, el castillo, el césped, el corcel, todo será de la manera en que el niño pueda y quiera imaginar. Esto los ayuda a desarrollar la fantasía y fortalece el contacto con el educador.

UN CONTACTO CON LAS RAÍCES

Pero la narración no sólo da frutos en la primera infancia. A medida que los niños crecen, las historias orales pueden servir de vehículo entre los niños y la historia. Dependiendo de la edad y los intereses del grupo, podemos adaptar diferentes textos a la narración oral y estimular a los estudiantes a que hagan lo mismo, buscando historias para narrar a sus compañeros.

2. EL TRABAJO CON LOS TEXTOS:

Al igual que con el lenguaje oral, algunos niños llegan al Jardín con ciertos conocimientos sobre el lenguaje escrito, que han adquirido en el ambiente en que se desenvuelven tales como los medios de comunicación, por las experiencias de observar e inferir los mensajes en los medios impresos, por su posible contacto con los textos en el ámbito familiar, etc.

En el proceso de enseñanza aprendizaje de este nivel escolar, se requiere favorecer la familiarización con el lenguaje escrito, esta se puede dar utilizando estrategias didácticas en especifico “ el trabajo con textos e imágenes”, evidentemente algunos niños llegan a preescolar con mayor conocimiento que otros sobre éste aprendizaje, esto depende del tipo de experiencias que hayan tenido en su contexto familiar, por otra parte la educadora debe tomar en cuenta aquellos aspectos que pueden ser relacionados con los conocimientos previos de los niños, y así partir de estos conocimientos para abordar el nuevo aprendizaje.

Cada niña y cada niño tienen un desarrollo madurativo propio que tenemos que respetar, y mediante el proceso de aprendizaje de la lecto-escritura con el que queremos trabajar se favorece el atender a cada uno de los distintos ritmos de desarrollo.

Debemos estimularles, ofrecerles la posibilidad de acceder al lenguaje escrito, pero no atormentarles, ni clasificarles, ni exigirles a todos unos conocimientos iguales.

Los niños y las niñas comprenden que el utilizar la escritura y la lectura sirve para comunicar, para gozar y disfrutar con ella, la rechazan cuando se les impone y se les desmotiva con calificativos negativos.

Pero sobre todo hay que atender las distintas necesidades de los niños, primero conociendo el proceso que siguen para, posteriormente, ajustar nuestra ayuda pedagógica a cada situación personal no olvidando que cada niño es un ser único.

Cuando el narrador se ha dado a la tarea de contar cuentos a niños en edad preescolar es necesario que siga algunas estrategias encaminadas a lograr un mayor éxito en la narración.

Dentro de éstas se incluyen las siguientes: la elección de un cuento, la adaptación del mismo, el uso de recursos lingüísticos y paralingüísticos, y las actitudes que deben de acompañar al narrador, durante la narración.

ELECCIÓN DEL CUENTO

De acuerdo con Paztoriza, la elección del cuento a narrar es de gran importancia ya que de ello depende el éxito del narrador. Por eso recomienda que cuando nos demos a la tarea de contar un cuento a niños en edad preescolar tomemos en cuenta ciertas recomendaciones que nos ayudarán a seleccionar y determinar cuál cuento podemos contar:

Debemos tomar en cuenta las características de auditorio, por ejemplo la edad de los oyentes; esto no significa que un cuento que les guste a niños de edad preescolar no les guste a niños más grandes.

Los cuentos seleccionados y contados a niños de edad preescolar deben desarrollar la imaginación, la sensibilidad hacia la belleza y la expresión de la misma. Por eso deben contener belleza ética y estética y conducir a los buenos valores.

Es recomendable que los cuentos contados a niños en edad sean cortos, sencillos y de argumento claro. Tal sencillez está determinada por la brevedad del cuento así como por un vocabulario no complejo.

Debemos considerar que cuando se ha decidido narrar un cuento a niños en edad preescolar y se usen vocablos o frases nuevas, es necesario hacer las aclaraciones inmediatas sobre las palabras o frases que sean difíciles o desconocidas por los niños. Así entenderán mejor la narración y tendrán la oportunidad de incorporar estas nuevas palabras a su léxico.

Debemos incluir elementos o estrategias que nos anuncien el desenlace.

En conclusión, todo cuento que sea elegido para ser narrado a los pequeños debe ser breve, sencillo, de vocabulario adecuado, desarrollar la belleza y la ternura y contener una enseñanza implícita que realce los valores.

ADAPTACIÓN DEL CUENTO

Una vez que hemos elegido el cuento que vamos a narrar es recomendable recordar que existen dos formas cuentísticas: el cuento tradicional y el cuento literario. Si hemos elegido narrar un cuento literario entonces, el narrador deberá adaptar previamente el cuento a narrar, para lo cual necesita realizar ciertas actividades previas tales como: preparar una estructura o esqueleto del cuento que nos permita identificar los personajes principales que intervienen en el cuento y saber cuál es la secuencia; transportar el cuento a un vocabulario claro y sencillo; emplear onomatopeyas; incluir fórmulas de comienzo y final que no necesariamente están presentes en el texto literario.

A continuación se explica en qué consiste cada una:

Preparar una estructura o esqueleto del cuento

La estructura nos debe servir para saber ¿qué sucedió?, ¿cuál es la secuencia del relato? y si existen otras secuencias suplementarias; ¿cuál es la situación clara o formal? y ¿dónde se han desarrollado los hechos. Puede afirmarse que la estructura del relato es como su esqueleto, que nos permite tener acceso a una narración coherente y clara (Robles, 2007, 30 pp. 89-91). Esta estructura debe estar organizada de tal forma que en cualquier momento responda a la pregunta: …y entonces… ¿qué pasó? Para preparar esta estructura, Mato recomienda que trabajemos en hojas en blanco y que sean divididas a la mitad, formando dos columnas. La columna de la izquierda debe contener las acciones principales, que realmente sucedieron y la columna de la derecha debe contener los diálogos y detalles de cada acción. En consecuencia, ambas columnas deben contener un diálogo coherente y en la columna de los diálogos y detalles sólo se deben anotar, tal cual, aquellos que deseamos sean conservados.

Esta estructura debe contener también las frases que darán la pauta para la apertura o el cierre de nuestra narración. Al organizar la estructura de nuestro relato, vamos formando un repertorio de narraciones, y esto nos permite escoger fácilmente qué narrar posteriormente (Mato, 1994, pp. 59-69).

Como alternativa, Gerardo Ciriani sugiere que si nos es difícil escribir un texto, realicemos una columna de palabras de tal modo que la primera palabra sirva de evocación para el comienzo del relato y la última exprese los hechos vinculados con el cierre.

Por otra parte Muñoz señala que es recomendable preparar fichas de resumen, pues éstas nos sirven de apoyo para recordar información

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