Estrategias de Guerra. Guerra Autodirigida
Katia PerezDocumentos de Investigación6 de Abril de 2016
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Universidad Popular de la Chontalpa[pic 1]
Planeación Estratégica
Miguel Ángel Gómez Gama
Estrategias de Guerra
Katia del Carmen Pérez Díaz
H. Cárdenas, Tabasco a 18 de Marzo del 2016
Índice
Introducción
Guerra Autodirigida
1. La estrategia de la polaridad
2. La estrategia de la guerrilla mental
3. La estrategia del contrapeso
4. La estrategia de guerra a muerte
Guerra organizacional
5. La estrategia del control
6. La estrategia del caos controlado
7. Estrategias para elevar la moral
Guerra defensiva
8. La estrategia de la economía perfecta
9. La estrategia del contraataque
10. Estrategias de disuasión
11. La estrategia de no comprometerse
Guerra ofensiva
12. La gran estrategia
13. La estrategia de inteligencia
14. La estrategia de Blitzkrieg
15. Estrategias de fuerza
16. La estrategia del centro de gravedad
17. La estrategia de dividir y conquistar
18. La estrategia del giro
19. La estrategia de la aniquilación
20. La estrategia de preparar para la hoz
21. La estrategia de la guerra diplomática
22. La estrategia de la salida
Guerra sucia o no convencional
23. Estrategias de percepción errada
24. La estrategia de lo ordinario y extraordinario
25. La estrategia del honrado
26. La estrategia del vacío
27. La estrategia de la alianza
28. La estrategia del subordinado:
29. La estrategia de fait accompli
30. La estrategia de la comunicación
31. La estrategia del infiltrado
32. La estrategia de la agresión pasiva
33. La estrategia de la reacción en cadena
Conclusión
Introducción
A lo largo de nuestra vida deberemos enfrentarnos a diversos enemigos que buscarán limitarnos y dañarnos. Es por ello que necesitamos están alertas todo el tiempo de las personas que nos rodean, ya que nuestros enemigos buscarán aparentar ser nuestros amigos para obstaculizar nuestro camino con mayor facilidad. En estas guerras deberemos encontrar la mejor manera de actuar siempre poniendo atención a los pequeños detalles que nos pueden debilitar, necesitaremos sacar ventaja de los demás y actuar bajo estrategias que nos ayudarán a no solo ganar sino que a ganar de la manera más eficientemente posible, como los grandes líderes de la historia lo han hecho. Ganar la guerra es la consecuencia de pensar con claridad y paciencia, de saber cómo aprovechar las debilidades de nuestros enemigos y de potencializar nuestros recursos. Debemos aprender a identificar todos los recursos que nos rodean así como nuestras debilidades para poder aprovecharlos siempre a nuestro favor. Aprender a utilizar la razón en todo momento sobre nuestros sentimientos, ya que pensar con racionalidad nos dará grandes ventajas sobre nuestros adversarios. Cualquier tipo de guerra se gana mediante la correcta utilización de las estrategias que se han acumulado a lo largo de la historia. Es necesario que aprendamos a prepararnos para lo inesperado, prepararnos para causar confusión con nuestra manera de actuar para que de esa manera nuestros adversarios se encuentren en una posición más débil ante nosotros. Aprender la manera en que los mayores estrategas de la guerra han actuado y ganado nos ayudará a pensar en la manera de aplicar sus estrategias a lo largo de nuestro camino.
Guerra Autodirigida
Los grandes guerreros saben que para triunfar es preciso controlar la mente. Una mente fuera de control generará una estrategia incorrecta. Las siguientes estrategias le permitirán controlar la mente.
- La estrategia de la polaridad: cuando era primera ministra de Inglaterra, Margaret Thatcher atacó constantemente a los oponentes dentro de su propio partido, el Partido Laboral, con el fin de polarizar al electorado. La estrategia funcionó puesto que Thatcher era considerada una líder fuerte. ¿Quiere ganar la batalla? No busque comodidad en el centro. Vaya a los extremos donde tendrá la oportunidad de pelear.
- La estrategia de la guerrilla mental: sea objetivo a la hora de evaluar sus creencias y supuestos. No insista con lo que funcionó en el pasado. Viva en el presente para que pueda ver claramente a qué se está enfrentando y planifique de acuerdo con esto.
- La estrategia del contrapeso: El control mental es fundamental para hacerle contrapeso a cualquier amenaza o reto. Alfred Hitchcock siempre mantenía la compostura en el escenario porque pensaba de antemano hasta en el más mínimo detalle. Hitchcock contaba con un absoluto control mental. Esto le permitía mantenerse ajeno a todo el caos mientras trataba de llevar a cabo su proyecto.
- La estrategia de guerra a muerte: en 1519, Hernán Cortés encabezó una expedición para conquistar a los aztecas. Cuando llegó a México, el temor de enfrentarse contra los feroces guerreros aztecas había sobrecogido a sus hombres. Así que Cortés decidió hundir sus barcos para que los soldados no pudieran escapar. Ya sin ninguna opción, los soldados dieron la batalla y ganaron. La gente pelea como un gato cuando no tiene más opción.
Guerra organizacional
De nada sirve el valor y el genio estratégico de un general si este no cuenta con un ejército bien estructurado y con soldados bien dispuestos. A continuación, algunas estrategias para controlar las fuerzas.
- La estrategia del control: apenas llegó a jefe del estado mayor de la armada de Estados Unidos, el general George C. Marshall colocó gente de confianza en varios puestos subordinados. Esto le permitía dirigir indirectamente las fuerzas.
- La estrategia del caos controlado: Napoleón tuvo éxito en el combate en parte porque reorganizó las fuerzas militares francesas de modo que pudieran actuar de una manera “fluida, rápida y no lineal”. Procure que su organización sea lo suficientemente flexible como para confundir a su oponente.
- Estrategias para elevar la moral: para motivar las fuerzas militares, es preciso que estas crean en una causa. Manténgalas contentas física y espiritualmente. Comparta sus sacrificios. Procure que la energía espiritual de las mismas se fortalezca. Inspire confianza y pasión. Sea firme y, a la vez, justo. Aísle a los gruñones que puedan socavar el espíritu.
Guerra defensiva
Con frecuencia, una postura defensiva clásica puede ser estratégicamente correcta. Por ejemplo:
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