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Experiencia y construcción de sí. Notas sobre la formación de maestros en su campo de actividad.

Betty RiosApuntes28 de Enero de 2017

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Experiencia y construcción de sí. Notas sobre la formación de maestros en su campo de actividad.

Ma. De la Luz Jiménez Lozano

Víctor Manuel Fernández Andrade

¿Hacia dónde cabalga el señor?

-No lo sé –respondí-. Sólo quiero irme de aquí, solamente irme de aquí.

Partir siempre, salir de aquí, sólo así puedo alcanzar mi meta.

-¿Conoce, pues, su meta?- preguntó él.

-Sí –contesté yo-. Lo he dicho ya. Salir de aquí, esa es mi meta.

-F. Kafka-

Este trabajo es avance de un proyecto de investigación en curso dentro del Doctorado en Educación con Énfasis en Formación de Profesores impartido por la Universidad Pedagógica Nacional. La pesquisa pregunta por los sentidos que otorgan a su formación un grupo de estudiantes de posgrado en la Unidad Zacatecas de la UPN, es un estudio de casos múltiple con un abordaje comprensivo; los significados se escudriñan sacando a escena las gramáticas de los sujetos de estudio, doce estudiantes de la Maestría en Educación Básica.

Para la recuperación de evidencias empíricas se ha recurrido  al análisis de documentos, a la entrevista en profundidad y las narrativas. El trabajo analítico se estructura sobre cuatro ejes: “la acción reflexiva relatada por profesores”, “saberes del oficio”, “formación y alteridad” y “trans-formaciones”. En la búsqueda de relaciones entre estos componentes se pretende comprender la formación  por fuera de retóricas canónicas y discursos oficiosos, se aspira a entenderla como se vive, siente y ve con los ojos de quienes transitan por sus senderos: los maestros.

Este escrito es un documento de trabajo que recupera lo dicho por los sujetos de estudio acerca de los cambios por los que atraviesan, las transformaciones que dicen sentir y que forman parte de la producción de sí mismos.

A. Preámbulo.

Todo organismo permanece vivo en la medida en que se autoproduce, el cambio es condicionante del mundo viviente, la suspensión de la producción de sí mismo sólo se produce con la muerte; el recambio y la reorganización no son una peculiaridad del espacio biológico, son también fenómenos inherentes a todas las actividades del mundo social. Las prácticas humanas se reconfiguran y se encuentran sujetas a un dinamismo similar al devenir de la actividad biológica, lo que los seres humanos hacemos sufre modificaciones, nunca permanece estático.

La docencia es una actividad realizada por sujetos autopoiéticos, por personas que que se hacen y rehacen a sí mismos de manera incesante; los profesores son parte del mundo viviente y lo vivo se preserva en una dinámica continua de cambios estructurales generada internamente, modulada solo por medio de las transformaciones que se desencadenan en ellos por sus interacciones (Maturana, 2009); los maestros como individuos y su actividad como práctica social son resultado de la actividad reconstructiva propia del espacio de la vida.  

Si como lo ha establecido el mismo Maturana, “en el plano de organización de lo viviente todo operar orgánico es conocimiento” (pág. 27), la interacción con el mundo implica conocer, modificar el pensamiento; aquí la actividad cognitiva no se entiende como una una simple representación elaborada por la mente sobre su medio, el conocimiento está implicado en la acción de un sistema orgánico total, y está sujeto a un régimen en reestructuraciones continuas en las que se encuentra implicada la totalidad del ser, toda actividad humana contiene conocimiento y se transforma en su proceso de concreción.  

Hechas las consideraciones anteriores, sostenemos que el maestro es un sujeto que reconfigura su forma autoorganizándose de manera holística a partir de su interacción con el medio ambiente; es operando en su campo de actividad que los maestros aprenden, se desarrollan, conocen y se construyen a sí mismos. Un profesor se va haciendo en el conjunto de experiencias que corporiza en su trayectoria de vida, en ella se van configurando su pensamiento, su capacidad para la acción, su sensibilidad, sus miedos, sus pasiones, en fin, todo lo que es como persona.

El saber, el aprendizaje y las acciones de los profesores se van rehaciendo al seno de las paradojas de la vida. Viviéndola, los maestros descubren maneras de direccionar su actividad, trabajando encuentran los secretos necesarios para resolver de forma hábil los obstáculos que confrontan en las tareas que despliegan para contribuir en la educación de los alumnos, formulamos la anterior aseveracion porque compartimos la convicción de que que “enseñar es ante todo crear, inventar, salirse del guión y del libreto. Probar y ser puesto a prueba en cada circunstancia, aceptar y aprender a permanecer en la confusión” (Alliaud, 2013, pág. 86), saber enseñar no es memorizar un recetario; enseñar implica enseñarse a pensar en lo no pensado y en ocasiones pensar lo impensable.

La peculiaridad de la docencia precisa de apertura, la tarea de educar exige que el conocimiento de los profesores no quede circunscrito al plano de los conceptos, no es una colección de axiomas. Producto de la participación en los dilemas de la vida, el conocimiento del profesorado comporta todas las facetas de lo humano: el pensar, el hacer, el sentir y el desear.

El aprendizaje y el desarrollo del pensamiento del profesorado son procesos asociados a las actividades que realizan, los esquemas de pensamiento y acción de los maestros se anclan en el espacio sociocultural en el que desarrollan su vida. La cognición y la práctica en los profesores son indisociables de los recursos disponibles en el momento histórico; los problemas, las tácticas de resolución, los cursos de acción, siempre se vinculan al contexto en el que ellos se desenvuelven, echando mano de estos, poniéndolos en acto, modificándolos para adaptarlos a sus necesidades, los maestros van aprendiendo y conociendo, es ahí que también se producen a sí mismos[1].

El maestro se construye a través de procesos fuertemente imbricados al mundo de la vida, en él encuentran instrumentos, conceptos y formas de proceder que utilizados en la acción posibilitan aprendizajes y evolución de las formas de pensar; el desarrollo de los profesores es integración cualitativa de los recursos con los que cuentan para resolver las circunstancias problemáticas dentro de su campo de acción. Su desarrollo es transformación del pensamiento, cambio en las formas de actuación, es aprendizaje y adaptación inteligente frente a las dificultades cotidianas.

Ahora bien, el desarrollo de los maestros no sigue un curso homogéneo. Es intrincado y diverso porque distintos son los recursos socioculturales de los que dispone cada individuo; el curso del desarrollo de los profesores es tan disímil como las acciones que han de emprender en contextos atravesados por la contradicción y la diferencia infinita; los profesores dentro del discurrir de su vida laboral se transforman y aprenden, eso es una verdad de perogrullo, pero los trayectos, las condicionantes y los cursos de llegada son heterogéneos, desiguales como las identidades de cada docente y diferenciadas como las personas con las que cada quien interactúa.

La vida sociocultural de los profesores les posibilita contactos de diversa índole, interacciones todas que encarnan aprendizajes, incremento de saberes y conocimientos; desde su relación sociocultural los maestros van estructurando cambios en sus maneras de percibir la realidad, modificaciones en sus pautas de comportamiento, transformaciones de la persona completa que dan cuenta de que en el curso de la vida laboral se van adquieriendo nuevas formas de ser.

Vivir en el campo de actividad significa para los profesores establecer un cúmulo de contactos que encarnan aprendizaje y cambio. Se aprende en la relación con los alumnos, con otros profesores, con la cultura letrada, con el entorno social todo. La interacción modifica la forma, cambia la manera ubicarse en el mundo, hace distinta la operación con la realidad, construye y reconfigura de manera permanente la identidad.

El docente va siendo y se va haciendo en el contacto con la vida, en éste va construyendo aprendizajes que lo modifican. El curso de los acontecimientos asociados al trabajo, el contacto con personas, con ideas, con el mundo material, con las instituciones, va dejando huellas indelebles en la figura del maestro, es así que paulatinamente va perfilándose un forma de ser en la que se condensan ideas, acciones, sensibilidades que incesantemente se forman y transforman.

B. Sentir, los cambios. Asumirse en construcción.

El cambio es parte de la vida, no obstante que aparezca imperceptible a nuestra mirada, una transformación no es inmediata, tampoco simple. En el caso de los profesores que asumen reflexivamente su campo de actividad, el cambio es un propósito, forma parte de metas intencionadas, la transformación se hace explícita y es asumida de manera consciente, conviene establecer la distinción entre las modificaciones inerciales, asociadas al curso de la vida y las variaciones que se buscan de manera lúcida.

Cuando el trayecto de reconstrucción es parte de una búsqueda intencionada es sentido y descrito. Los maestros hablan de los aspectos significativos de su vida que perciben como cambiantes, su retórica da cuenta de las transformaciones que consideran más importantes desde la perspectiva de su desempeño en el campo de trabajo, de lo que consideran sustancial para hacer su tarea bien; la experiencia es el referente de contrastación, la actividad, las exigencias que en ella se dibujan, según sus palabras, son los catalizadores del cambio y al mismo tiempo el ámbito en el que éste se concreta y percibe.

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