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Fides Et Ratio


Enviado por   •  21 de Octubre de 2013  •  3.961 Palabras (16 Páginas)  •  408 Visitas

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CONOCETE A TI MISMO

Desde el inicio de los tiempos, en todas las culturas y religiones, el hombre ha buscado respuestas sobre el sentido de las cosas y el sentido de su propia existencia, responder interrogantes como quien es, su origen, su destino, que hay más allá de la muerte.

La Iglesia no es ajena a esta búsqueda, siendo responsable de la “Diaconía de la verdad” la cual hace que la comunidad creyente se esfuerce en alcanzar la verdad y obliga a hacerse responsable de que toda verdad alcanzada sea una etapa de la verdad total. Existen muchas formas de llegar al conocimiento de la verdad, siendo una de ellas la filosofía, la que nació desde que el hombre comenzó a preguntarse el por qué y el fin de las cosas, mostrando que el deseo de la verdad está en la naturaleza del hombre.

El hombre adquiere el conocimiento a través de la capacidad de asombro, el que lo llevará a descubrir nuevos horizontes. Sin esta capacidad de asombro se llegaría a la repetitividad imposibilitándolo de vivir una vida personal.

La iglesia ve en la filosofía, mediante la razón, un camino y una ayuda para profundizar en la fe y el conocimiento del evangelio, pero en la actualidad en vez de apoyarse sobre la capacidad que tiene el hombre para conocer la verdad, ha preferido destacar sus límites y condicionamientos.

El conocimiento de la verdad y su fundamento en relación a la fe, es lo que hace a Juan Pablo II desarrollar esta encíclica.

CAPITULO I: LA REVELACIÓN DE LA SABIDURÍA DE DIOS

Jesús revela al Padre

El ser humano puede alcanzar el conocimiento mediante la razón (reflexión filosófica) y la fe. Esta última lleva al ser humano a Dios permitiéndole conocer la revelación divina. El conocimiento filosófico se apoya en los sentidos y en la experiencia, en cambio el conocimiento mediante la fe, iluminada y guiada por el espíritu santo, reconoce en el mensaje de la salvación, la plenitud de gracia y de verdad que Dios nos da a conocer mediante su hijo Jesucristo, “la palabra hecha carne”, que con su presencia y manifestación, con palabras, hechos y milagros, y sobre todo con su muerte y resurrección lleva a la plenitud la revelación. Por lo tanto ahora todos tienen acceso al Padre mediante Cristo, ya que con su muerte y resurrección, le ha devuelto la vida eterna al hombre.

La razón ante el misterio

La revelación está llena de misterios que por medio de la fe se puede comprender. “Cuando Dios revela, el hombre debe someterse con la fe”, es decir, la fe lleva a reconocer la divinidad, trascendencia y libertad suprema de Dios, dando asentimiento al testimonio divino.

Para ayudar a la razón, que busca la comprensión del misterio, están también los signos contenidos en la revelación, los que sirven para profundizar en la búsqueda de la verdad y conocer el misterio. Uno de estos signos es la eucaristía, donde Cristo vivo se hace presente y actúa con el Espíritu Santo.

El conocimiento de la fe, no anula el misterio, solo lo hace más evidente y lo manifiesta en el hombre como partícipe en el Padre, Hijo y Espíritu Santo.

CAPITULO II: CREDO UT INTELLEGAM

La sabiduría todo lo sabe y entiende

Existe un vínculo profundo entre la fe y la razón que se muestra en la Biblia. Los hechos mostrados en las escrituras pueden ser analizados con la razón y mediante la fe hace comprender al hombre que Dios se hace visible y actúa en los acontecimientos. La fe agudiza la mente, abriéndola para descubrir.

Los autores describen al hombre sabio como alguien que ama y busca la verdad. El hombre con la luz de la razón sabe reconocer su camino, pero lo puede recorrer de forma libre, sin obstáculos y hasta el final, si con ánimo sincero fija su búsqueda en el horizonte de la fe. Por lo tanto la fe y la razón no se pueden separar sin disminuir la posibilidad del conocimiento del ser humano. Esto nos lleva a deducir que no hay motivo de competitividad entre la fe y la razón ya que están insertas una en la otra.

Existen 3 reglas que la razón debe respetar para expresar su propia naturaleza:

- Conocimiento del hombre es un camino que no tiene descanso.

- El camino no se puede recorrer con el orgullo de quien piense que todo es fruto de una conquista personal.

- El “temor de Dios”, del cual la razón debe reconocer a la vez su trascendencia soberana y su amor providente en el gobierno del mundo.

Cuando el hombre se aleja de estas reglas, se expone al fracaso, llegando a la situación del “hombre necio” que se engaña pensando que conoce muchas cosas, pero no es capaz de centrarse en las cosas esenciales, impidiéndole poner su mente en orden, cegándose a la real sabiduría y alejándose de la verdad.

En el libro de la sabiduría podemos ver que el hombre puede llegar al creador (fe) mediante el conocimiento de la naturaleza (razón). De esto podemos concluir que lo que la razón alcanza puede ser verdadero, pero adquiere significado pleno solamente si su contenido se sitúa en la fe.

Adquiere la sabiduría, adquiere la inteligencia

En la antigüedad el conocimiento no se conseguía solo por la observación sino que relacionándolo con la fe y la revelación. La búsqueda del conocimiento tiene sus dificultades, pero a pesar de ello el hombre creyente no se rinde, siendo la fuerza para continuar la certeza de que Dios lo creo para no dejar rincón por explorar. A través de los ojos de la mente se puede llegar a conocer a Dios. En la creación, al comer Adán y Eva del fruto prohibido, ellos creyeron que podían prescindir del conocimiento de deriva de Dios, quedando ofuscada la capacidad humana de conocer la verdad, pero siendo esta esclarecida con la venida de Cristo.

La razón adquiere significado pleno solamente si su contenido se sitúa en un horizonte más amplio, que es el de la Fe. El temor del señor es el principio de la sabiduría.

La relación del cristiano con la filosofía, requiere de un discernimiento radical. El verdadero punto central que desafía toda filosofía, es la muerte de Jesucristo en la cruz.

CAPITULO III: INTELLEGO UT CREDAM

Caminando en busca de la verdad

En lo más profundo del corazón del hombre está el deseo y la nostalgia de Dios. El hombre fue creado para buscar a Dios y descansar en Él. Esta búsqueda se manifiesta en diferentes ámbitos,

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