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GUIA URGENTE PARA RADIALISTAS APASIONADOS


Enviado por   •  26 de Mayo de 2015  •  1.803 Palabras (8 Páginas)  •  170 Visitas

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ENSAYO SOBRE

GUIA URGENTE PARA RADIALISTAS APASIONADOS

INTRODUCCION:

En este ensayo se busca recordar porque uno hace radio, el que es importante para hacer radio, y también explica cuáles son los problemas por los que uno atraviesa a la hora de transmitir un mensaje, pero sobre todo busca explicar con palabras sencillas el pro que el mensaje es subjetivo.

DESARROLLO:

Al principio todo se resume a las palabras, la sabiduría pasaba de boca a oreja, de oreja a boca, de generación en generación, en una tradición oral que duró muchos siglos, luego se pintaban manos en las cuevas, luego de a poco nació la radio, con la finalidad de comunicar con sonidos algo maravilloso, para acompañar la soledad y para amenizar la compañía, para informarse cuanto antes de lo que pasa y para olvidarse lo antes posible de lo que pesa, así es la radio para toda situación.

Los medios de comunicación siempre buscan legitimar todo lo que dicen, porque el público cree en lo que oye y ve a través de ellos. La gente confía, tiene fe en las palabras e imágenes que presentan. Los medios avalan hechos, situaciones, opiniones y personas. Aparecer en radio o en televisión te reviste con un uniforme más llamativo que el de cardenales y coroneles, te da más apariencia que la mansión del diputado o la limusina del embajador. Porque la pantalla y el micrófono te hacen visible y audible ante miles, ante millones de personas. Más ancho y ajeno es el mundo, más prestigio te brindan los medios.

Nuestros oídos son muy sensibles. Captan desde sonidos mínimos hasta un rayo, y más que eso, porque nuestros oídos sienten. El cerebro traduce sonidos a sentimientos. Como el oído al que se dirige, la radio es un medio de comunicación íntimo, casi privado. Claro que al principio, no fue así. El antiguo receptor de tubos, en aquellos años dorados, ocupaba el centro de la casa y convocaba a toda la familia. Ese puesto lo ocupa hoy la televisión. En realidad, los radialistas le agradecemos a la pequeña pantalla el haber liberado a nuestro medio de esa función espectacular. Ahora la radio puede concentrarse en su lenguaje más específico, el de los sentimientos, y en su carácter de compañía personal.

Si cambió el modo de escuchar radio, debe también cambiar el modo de hablar por radio.

Los locutores gritones, vociferantes, ya no son escuchados. Lo que se busca es a aquellos que te hablen al oído, que puedan alegrarte, y conmoverte, incluso enamorarte. Que mediante sus palabras y sus pensamientos pueda crear una relación con el oyente, esto no es un trabajo fácil, para lograr esto, se emplean un tono coloquial, afectivo. La calidez no viene dada tanto por las palabras empleadas como por la manera de decirlas, jugando con las tonalidades de la voz.

Cuando hablamos de lenguaje afectivo, no nos limitamos al amoroso. Afectos, emociones, son igualmente el dolor y la ternura. La esperanza y la angustia. Los sentimientos heroicos o la melancolía. Si nuestro programa de radio hace reír o llorar, va por buen camino. Si provoca furia (no por lo malo del programa), también vale. Pero si no mueve ni conmueve, si deja frío al a quien escucha, no es radiofónico. Hablar por radio es emocionar. Si no, el mensaje no llega, no impacta. En radio, lo afectivo es lo efectivo.

Alegrarle la vida a la gente: tal vez sea esa la primera misión de una radio. Hacer radio es seducir al oyente. La atracción puede darse con una noticia impactante, con un sector cómico o la plática amena de una animadora. Todos los formatos sirven. El caso es establecer esa corriente afectiva del emisor hacia el receptor y viceversa.

Podemos tener buena voz, buenas iniciativas, ser creativo, saber de técnica y haber hecho cinco años de periodismo en la universidad. Pero si no sentimos algo por dentro, si no ponemos magia en lo que hacemos y transmitimos, si no disfrutamos de lo que hacemos y de nuestro programa, nunca llegaremos a ser unos buenos radialistas. Seremos como los muchos trabajadores de radio y de otras cosas, que hacen las cosas por hacer, que hablan bien, pero no comunican.

Hacer radio es una pasión. Ser periodista y más aun radialista es un trabajo mal pagado, malos horarios, mucho trabajo, y poco dinero. Así que si alguien hace radio porque desea que le paguen buenos billetes, que lo siga intentando, y tal vez si su programa es muy bueno lo consiga, pero en ninguna manera su programa será bueno si no hace con amor sus contenidos. No solo se comparten estados de ánimo y emociones, sino también, se comparte uno o más mensajes. Un mensaje que pasa de “emisor” a “receptor”, ósea, de alguien que lo emite a alguien que lo recibe. La fórmula que todos sabemos o deberíamos saber de memoria (e⇒m⇒r) emisor-mensaje-receptor.

Sabemos que el emisor es aquel que quiere comunicar algo a alguien, por lo cual es el encargado de codificar un mensaje, lo codifica mediante signos, símbolos, sonidos. Y lo manda por un canal. El mensaje codificado por ese conjunto de características pasa por un canal que puede ser o no natural, para de esta manera llegar a un receptor, aquella persona o grupo de personas para los que se construyó el mensaje, son ellos quienes identifican cada uno de los símbolos y señales de dicho mensaje para darle un significado.

Sin embargo, en esta transmisión de mensajes puede haber ruidos o diferentes causas que no permitan que el mensaje sea comprendido o entregado al emisor. Que serían:

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