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HAYA, MARIATEGUI Y EL APRA


Enviado por   •  9 de Octubre de 2013  •  2.870 Palabras (12 Páginas)  •  397 Visitas

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HAYA, MARIATEGUI Y EL APRA

Resumen

En este artículo, a raíz de la publicación del libro “¡Usted fue aprista!”.

Bases para una historia crítica del APRA, revisamos las relaciones del Apra con José Carlos Mariátegui. La izquierda no aprista siempre ha contrapuesto a José Carlos Mariátegui con Víctor Raúl Haya de la Torre, sin embargo, si bien tuvieron diferencias estas no llegaron al punto que fuesen enemigos irreconciliables. Tuvieron coincidencias e incluso después de la muerte de Mariátegui los apristas reconocieron a Mariátegui como uno de los suyos.

Mariátegui aceptó cargo de Leguía en Italia

En el libro “Usted fue aprista” Nelson Manrique asevera que “Mariátegui nunca ejerció ningún cargo público ni tuvo poder a lo largo de su corta vida –murió muy tempranamente en abril de 1930, a los 35 años de edad”(1) (subrayado nuestro). Sin embargo, los hechos históricos señalan otra cosa.

En 1919 José Carlos Mariátegui dirigía el diario La Razón el cual era criticó al gobierno de turno. Por esta razón, el dictador Leguía lo envió, junto con su amigo César Falcón, a Europa como “propagandistas de ultramar del gobierno.”(2) Según Sylvers “no descontento del todo, Mariátegui dejó el Perú en octubre esperando completar en el exterior su formación cultural.”(3)

Mariátegui formalmente pertenecía al sector de Relaciones Exteriores y su cargo era pagado. En una carta que aparece en la correspondencia de José Carlos Mariátegui, fechada en Roma 24 de enero del 1920 y dirigida a Victoria Ferrer, señala lo siguiente:

“P.D. El cheque es por seis libras esterlinas. No se puede girar en libras peruanas ni en cheque sobre Lima. A mí me pagan también en libras esterlinas. Es una letra sobre Londres que puede ser cambiada en cualquier banca. También la puede cambiar un comerciante. La libra esterlina vale menos que la libra peruana conforme al cambio actual. Esto, como tú comprenderás, es para mí, que recibo mi sueldo en libras esterlinas, lo mismo que todos los funcionarios y empleados de relaciones exteriores residentes en el extranjero, una pérdida mensual.” (4) (subrayado nuestro)

Como se constata Mariátegui si ocupo un cargo público en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Por otro lado, a pesar que Haya de la Torre sería detenido y deportado por Leguía, no condenó a Mariátegui por aceptar el cargo gubernativo dado por Leguía. Sobre el particular, Haya expreso lo siguiente:

“De ese período vergonzoso de subasta general quedan, sin duda, algunas buenas consecuencias. Cuando Leguía enviaba a Europa a centenares de jóvenes de todas clases, especialmente a intelectuales y estudiantes, salieron algunos que hoy son grandes compañeros nuestros, y que para Guillén deberían ser ejemplo a seguir. José Carlos Mariátegui es uno de ellos. Enviado a Europa, pensionado y protegido, aprendió todo lo necesario para estar listo a luchar desde el campo contrario.” (5)

Incluso fue Haya de la Torre el que propuso a Mariátegui para que dictara una serie de conferencias en la Universidad Popular González Prada entre mayo de 1923 y enero de 1924. Asimismo, a pesar que Mariátegui escribía en la revista “El Mercurio Peruano” que era dirigida por el conservador Víctor Andrés Belaunde, Haya siguió apoyando a Mariátegui y considerándolo miembro de la nueva generación:

“En El Mercurio Peruano hay dos clases de firmas y dos grupos de intelectuales: los de la vieja generación y los de la nueva. José Carlos Mariátegui, el verdadero representante del grupo de intelectuales nuevos del Perú; Jorge Basadre y Raúl Porras y Manuel Beltroy no pueden confundirse con los Belaúnde y compañía. Los grupos de nuevos intelectuales van a El Mercurio Peruano para usar la tribuna. Nuestra revista Claridad ha sido clausurada por el gobierno de Leguía. En ciertos momentos no importa usar los púlpitos para dar el grito de revolución. El Mercurio Peruano es una revista relativamente bien apoyada económicamente que puede servir y sirve al grupo de intelectuales de vanguardia. Por eso la utilizan, y hacen bien. (…) Además, los lectores inteligentes buscan las firmas de la nueva gente de letras que con tanto honor para el Perú representa José Carlos Mariátegui. Por su parte, El Mercurio Peruano habría muerto por falta de circulación –a pesar de su base económico-burguesa- si nuevas firmas no lo vivificaran.”(6)

Mariátegui y Haya de la Torre en los 7 ensayos

Por otro lado, es necesario resaltar la coincidencia de análisis en un tema fundamental: la tierra. Así, en el ensayo sobre “El Problema de la Tierra” de su libro “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”, Mariátegui señala en su nota 18, lo siguiente:

“18. Escrito este trabajo, encuentro en el libro de Haya de la Torre Por la emancipación de América Latina, conceptos que coinciden absolutamente con lo míos sobre la cuestión agraria en general y sobre la comunidad indígena en particular. Partimos de los mismos puntos de vista, de manera que es forzoso que nuestras conclusiones sean también las mismas.”(7)

Mariátegui se reclamaba marxista y Haya de la Torre también por lo que

es importante resaltar la coincidencia en un problema que en esos momentos era fundamental.

Polémica Haya-Mariátegui

En el libro “Usted fue aprista” (Bases para una historia crítica del Apra), el historiador Nelson Manrique presenta una versión más de la denominada polémica Haya-Mariátegui, la cual “culminó con la ruptura definitiva entre ambos.” (8). Sin embargo, de una reelectura de la correspondencia de Mariátegui se constata que de parte de Mariátegui la ruptura no era necesariamente definitiva. Así, en una carta del 20 de junio de 1929, Mariátegui le decía a Nicanor A. De la Fuente, a raíz de los debates sobre el Apra, lo siguiente:

“Nosotros trabajamos con el proletariado y por el socialismo. Si hay grupos dispuestos a trabajar con la pequeña burguesía por un nacionalismo revolucionario, que ocupen su puesto. No nos negaremos a colaborar con ellos, si representan efectivamente una corriente, un movimiento de masas. Me parece que, planteada así, la cuestión es completamente clara y queda excluida toda posibilidad

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