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Historia: arte y ciencia


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2013  •  Síntesis  •  5.780 Palabras (24 Páginas)  •  526 Visitas

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Historia: arte y ciencia 1

La historia médica, dicen correctamente médicos venerables, es el arte central de la atención del paciente. Siguen

citando referencias que sostienen que la historia clínica brinda el diagnóstico en 85% de los casos. Sin

embargo, esta cifra de 85% citada con frecuencia está en duda, porque muchas de las historias dadas ahora

por los pacientes y tomadas por los médicos son, en contenido real, un compendio de datos de los laboratorios

y estudios radiológicos provenientes de visitas anteriores a sus médicos y admisiones al hospital. Así, por

ejemplo, los pacientes traen con ellos expedientes de estudios de laboratorio a los consultorios; el personal y

los estudiantes presentan a los pacientes con principales molestias como “fiebre, leucocitosis, y vegetaciones

mitrales en el ecocardiograma”; y una primera preocupación dada por un paciente en una clínica puede ser

“colesterol alto”. Es difícil escapar a la convicción implícita de que los datos tecnológicos y de laboratorio

son más objetivos y, por lo tanto, más científicos que la información subjetiva reunida al escuchar a un

paciente decir su propia historia. Más aún, los sorprendentes avances en el diagnóstico tecnológico parecen

justificar la reverencia con que se sostienen los resultados que generan.

Desarrollo de habilidades para escuchar

Sin una historia clínica cuidadosa, sin conocer la historia del paciente (lo que pasó con él y sus circunstancias

y su personalidad únicas), la práctica de la medicina deja de ser un arte o una ciencia. Imagine qué opinión

tendríamos de un investigador que toma medidas de referencia y que cultiva microorganismos conocidos

sobre un medio no conocido. ¿Le daríamos crédito a las observaciones de un genetista que intercalara aún los

pares de base más íntimamente analizados dentro de un genoma por lo demás desconocido? El estudio del

paciente comienza con la historia clínica, una historia tomada por una persona entrenada también para escuchar,

porque sólo un observador hábil puede escuchar las inflexiones vocales que sugieren la importancia de

las cosas para el paciente. Sólo él puede leer las claves no verbales que iluminan el significado de las palabras.

Es sólo él quien puede entender no nada más lo que se dice sino también la información que suele ser de vital

importancia y que se reúne cuando los pacientes no dicen las cosas.

La capacidad para tomar una buena historia clínica no puede adquirirse con clases o programas de estudios,

ejercicios estandarizados del paciente, CD-ROM, o incluso textos como éste. Es un arte adquirido con la experiencia,

aprendido con el tiempo, con cada historia sucesiva del paciente y la cuidadosa información de lo que se

desprende de ella. A menudo es frustrante para los estudiantes y los practicantes que quieren saber lo que debe incluir

una historia clínica considerada como buena. Confunden estructura con sustancia. La buena historia clínica

no varía dependiendo de la manera en que uno ordena sus secciones (como enfermedad presente, revisión de sistemas

y aspectos por el estilo), ni con el dominio de la terminología actual y múltiples acrónimos que con mayor

frecuencia oscurecen en lugar de facilitar la comprensión, sino en la historia que el paciente necesita decir y

el médico escuchar, de manera que juntos puedan recorrer el camino de la comprensión de lo que hay que hacer

después. Como cualquier arte (y cualquier ciencia) la habilidad para hacer una entrevista al paciente se construye

sobre el pasado del practicante y requiere experiencia. Es difícil saber qué enfatizar y qué descartar, qué pregunta

hacer después, y cómo dirigir el discurso (sutilmente y sin influenciar marcadamente o modificar su contenido), y

las lecciones nunca terminan. La única forma de aprenderlo es hacerlo, con pacientes reales, una y otra vez.

Más que los hechos

Aquí estamos, médicos en el siglo XXI, equipados con herramientas realmente milagrosas de diagnóstico y

terapia, y los pacientes se quejan de nosotros. Incluso el mejor educado, o especialmente el mejor educado, va

con los curanderos. No confían en el médico. ¿Por qué? Tal vez porque las mayores aflicciones de nuestros

Faith T. Fitzgerald, MD

/ cAPÍTULO 1

pacientes (temor, desesperación, fatiga, y dolor) pueden incluir hallazgos no objetivos. Ningún resultado de

laboratorio o imagen puede plasmarlos. Sólo por medio de la historia clínica los pacientes nos dicen qué tanto

necesitan de nuestra ayuda y cómo es la mejor manera de brindárselas. Ellos nos lo han dicho una y otra vez

en encuestas en que la mayor queja relacionada con los médicos de nuestra era es que no escuchan.

La historia clínica es más que la elucidación de los hechos del caso, más que una construcción de síntomas.

Cuenta la historia de la reacción que tiene un ser humano único con esos síntomas y su impacto en la mente

y vida del paciente, su familia, y sus esperanzas. Escucharlos es más que un conjunto de indicaciones para

estudios posteriores. Es en sí misma un acto terapéutico

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