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Hoyo de bala en la pared del Templo de Santiago Tlatelolco

blancavidalSíntesis24 de Marzo de 2015

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El 2 de octubre de 1968[editar]

Hoyo de bala en la pared del Templo de Santiago Tlatelolco.

La tarde del 2 de octubre de 1968, un día después de la salida del ejército de los campus de la UNAM y del IPN, miles de personas se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.

Mientras tanto, el ejército vigilaba, como en todas las manifestaciones anteriores, que no hubiera disturbios, principalmente porque el gobierno tenía temor de que fuera asaltada la Torre de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Asimismo, contaban con el apoyo de dos helicópteros: uno de la policía y otro del ejército.

Por su parte, miembros del Batallón Olimpia, cuyos integrantes iban vestidos de civiles con un pañuelo o guante blanco en cualquiera de las manos, se infiltraban en la manifestación hasta llegar al tercer piso del edificio Chihuahua donde se encontraban los oradores del movimiento y varios periodistas.

Primera conferencia de prensa convocada por el Consejo de Huelga de la UNAM el 5 de octubre. Con micrófono, Marcelino Perelló Vals, hijo del activista catalán Marcelino Perelló Domingo.

Cerca de las 5:55 de la tarde, dos bengalas rojas fueron disparadas desde la torre de Tlatelolco. A las 6:10, un helicóptero sobrevoló la plaza del cual se dispararon bengalas, la primera verde y la segunda roja, presumiblemente, como señal para que los francotiradores del Batallón Olimpia apostados en los edificios Chihuahua, 2 de Abril, 15 de Septiembre, I.S.S.S.T.E. 11, Revolución de 1910 y la Iglesia de Santiago,15 así como varios miembros del Batallón Olimpia parapetados en los departamentos del Chihuahua y en el corredor del tercer piso abrieran fuego en contra de los manifestantes y militares que resguardaban el lugar, para hacerles creer a estos últimos, que los estudiantes eran los agresores.16 Los militares en su intento de defenderse, repelieron «la agresión de los estudiantes», pero ante la confusión, los disparos no fueron dirigidos contra sus agresores, sino hacia la multitud de manifestantes que se encontraban en la plaza de Tlatelolco.

Muchos manifestantes que lograron escapar del tiroteo se escondieron en algunos departamentos de los edificios aledaños, pero esto no detuvo a los miembros del ejército, que sin orden judicial, irrumpieron a cada uno de los departamentos de todos los edificios de lo que conforma la Unidad Tlatelolco, para capturar a los manifestantes. Horas después, la plaza estaba llena de zapatos y los estudiantes fueron llevados a culatazos a dos lugares: las puertas de los elevadores del edificio Chihuahua, donde fueron desvestidos quedando solamente en ropa interior y golpeados, y al exconvento situado al lado de la Iglesia de Santiago-Tlatelolco, donde reunieron a aproximadamente 3000 detenidos.17 Otros fueron desnudados en las paredes del convento, donde un mes después aún podían ser vistas manchas de sangre en los muros –entonces– blancos de la construcción. Los periodistas fueron registrados y confiscados sus rollos usados y vírgenes, algunos incluso fueron desvestidos y otros, como Oriana Fallaci, resultaron heridos. La Plaza fue limpiada por el cuerpo de bomberos y la tropa de soldados se mantuvo ahí hasta el 9 de octubre.15 Varios testigos aseguran que durante este lapso, el Batallón Olimpia se disfrazó de empleados de luz y agua para poder buscar estudiantes fácilmente. Los detenidos, por su parte, fueron enviados a distintas cárceles de la Ciudad de México, los cabecillas fueron enviados a la penitenciaría o el «Palacio Negro» de Lecumberri así como al Campo Militar Nº 1.

Aún se desconoce la cifra exacta de los muertos y heridos.18 El gobierno mexicano manifestó en 1968 que fueron solo 20 muertos, tres años más tarde, la escritora Elena Poniatowska, en su libro La noche de Tlatelolco publicó la entrevista de una madre que buscó entre los cadáveres a su hijo y reveló que por lo menos había contado 65 cadáveres en un solo lugar.19 El periodista inglés John Rodda, en sus investigaciones independientes, en los que entrevistó sobrevivientes y testigos de los sucesos en los hospitales calculó que el saldo fue de 325.20 21 Años más tarde, en una segunda investigación, el número se rebajaría a 250.22 23

Algunos autores, como Jorge Castañeda creen que todo uso de la fuerza pública comenzó a ser magnificado por la población luego de la operación contra los estudiantes en Tlatelolco. Este autor sostiene que los estudiantes asesinados fueron 68, y 1 soldado.24

Sin embargo, la BBC de Londres, en una acotación hecha en el 2005 al despacho informativo original del 2 de octubre de 1968, y luego de conocerse las implicaciones de la CIA en los hechos, sostiene que el número de víctimas oscila entre 200 y 300, y que los cuerpos rápidamente fueron retirados en camiones de transporte de basura.5

En general las estimaciones calculan el número de muertos en un rango que va de los 200 hasta los 1500.25 Testigos afirman hubo grúas recogiendo centenares de cadáveres que había a su paso para luego ser arrojados e incinerados.

Los Juegos Olímpicos[editar]

Artículo principal: Juegos Olímpicos de México 1968

El sábado 12 de octubre de 1968, Díaz Ordaz, estuvo presente en la inauguración de los XIX Juegos Olímpicos, bautizados como la olimpiada de la paz, en ese momento un grupo de manifestantes lanzó sobre el palco donde este se encontraba un papalote de color negro en forma de paloma, en repudio por la matanza del 2 de octubre.

Reacción nacional e internacional[editar]

Internacionalmente se sabía poco de la reciente matanza de estudiantes debido a la fuerte censura que ejerció el gobierno mexicano hacia los medios de comunicación, nacionales y extranjeros,15 para evitar una mala imagen internacional. En algunos casos se persiguió a periodistas; nacionales y extranjeros,12 en caso de difundir la noticia en cualquier medio de comunicación. Sin embargo, la noticia sí llegó a oídos de los movimientos juveniles de Europa y Latinoamérica. Lázaro Cárdenas estaba incrédulo por la actuación del ejército contra el pueblo mexicano.12 Hubo marchas en Toulouse y en París, Francia y en Santiago de Chile. Se hizo un mitin en Londres frente a la embajada mexicana en simpatía con el movimiento y en protesta por la represión cada vez más sangrienta por parte del gobierno, en Centro y Sudamérica las embajadas mexicanas fueron apedreadas y la embajada de México en Alemania fue grafiteada con «SS» rúnicas y cruces gamadas; la Unión de los Estudiantes Suecos organizó una manifestación frente a la embajada de México y un mitin similar en Helsinki fue disuelto por la policía; en Moscú, los estudiantes latinoamericanos protestaron frente a la embajada mexicana, el Consejo de Estudiantes de Holanda solicitó que sus atletas no participaran en los Juegos Olímpicos y el consulado mexicano en ese país fue ocupado.26 27 De todos los funcionarios mexicanos, solamente Octavio Paz, quien entonces era embajador en la India, renunció a su puesto.12

Últimos días[editar]

El 3 de octubre, el general Marcelino García Barragán, entonces secretario de la Defensa Nacional, da una conferencia de prensa, en la que justifica la intervención del ejército: «Se ordenó un dispositivo para evitar que los estudiantes fueran del mitin de Tlatelolco al Casco de Santo Tomás, el ejército intervino en Tlatelolco a petición de la policía y para sofocar un tiroteo entre dos grupos de estudiantes». Y asienta: «el comandante responsable soy yo. No se decretará el estado de sitio. México es un país donde la libertad impera y seguirá imperando». Y amenaza con actuar con la misma energía si «aparecen más brotes de agitación».13

Los soldados continúan cateando los edificios cercanos a la Plaza de la Tres Culturas en busca de estudiantes que se habían refugiado en ellos durante la refriega del día anterior. Muchos jóvenes son detenidos y conducidos al corredor de la planta baja del edificio Chihuahua, donde permanecen varias horas con los brazos en alto. Según informes oficiales, las cifras de personas civiles muertas y heridas en Tlatelolco, registradas hasta este día, son 30 muertos y 70 heridos; 53 de ellos heridos graves. También se notifica que en el Campo Militar Número Uno están detenidas 1500 personas. El Senado de la República, en un documento oficial firmado por 30 legisladores de la Gran Comisión, «justifica plenamente» la intervención de la fuerza pública el 2 de octubre.13

El 5 de octubre el Consejo Nacional de Huelga da una conferencia de prensa, en la que declara: Los estudiantes no provocaron ni prepararon o realizaron los sangrientos sucesos del 2 de octubre. Quienes dieron pretexto para la represión militar fueron grupos de individuos que ametrallaron al ejército y al pueblo, los cuales se identificaban entre sí por medio de un guante o venda en la mano izquierda, los mismos que fueron vistos por algunos estudiantes hacer arrestos y acatar órdenes de las autoridades policiacas. El grupo mencionado causó la muerte con su acción a 150 civiles y 40 militares. El propósito de la brutal represión del 2 de octubre era aprehender a todos los miembros del CNH para descabezar el movimiento.13

El 17 de octubre 58 estudiantes presos en Lecumberri dan a conocer al pueblo de México su testimonio:

El miércoles 2 de octubre en la Plaza de Tlatelolco, algunos de nosotros participamos en un mitin completamente pacífico y fuimos testigos de que personas vestidas de civil, que posteriormente pudimos saber que pertenecen al cuerpo especial del Ejército Mexicano llamado Batallón 'Olimpia' y a los cuerpos policiacos

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