“LA EVALUACIÓN INSTITUCIONAL EN LA TRANSICIÓN DE UN PARADIGMA EDUCATIVO BASADO EN LA ENSEÑANZA A UNO FUNDAMENTADO EN EL APRENDIZAJE”

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL UNIDAD 309                                                MAESTRÍA EN EDUCACIÓN BÁSICA[pic 1]

Unidad 309

Maestría en educación

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ENSAYO

“LA EVALUACIÓN INSTITUCIONAL  EN  LA TRANSICIÓN DE UN PARADIGMA EDUCATIVO BASADO EN LA ENSEÑANZA A UNO FUNDAMENTADO EN EL APRENDIZAJE”

Basado en: EVALUACIÓN EDUCATIVA.  

De  la Enseñanza al Aprendizaje.

 Un nuevo paradigma

para la educación de pregrado.

  Robert B. Barr y John Tagg

Introducción.

Hablar de paradigmas en la educación no es algo nuevo, desde la sistematización del hecho educativo se ha tratado de orientar de acuerdo a las expectativas sociales, económicas, y culturales, así ha surgido diversas teorías educativas como las basadas en los sistemas administrativos y de producción en serie (tecnocráticas), psicológicas desde las conductistas  hasta el constructivismo,  y aquellas bajo un concepto tradicionalista de la educación, pero que al día de hoy tienen gran presencia en las aulas del país.  

En el presente ensayo “La evaluación institucional  en  la transición de un paradigma educativo basado en la enseñanza a uno fundamentado en el aprendizaje”, tiene la finalidad de esbozar algunas ideas respecto a evaluación institucional en los centros educativos, de manera que facilite la transición de un Paradigma de Enseñanza al Paradigma de Aprendizaje  a través de la identificación de los propósitos institucionales y la práctica docente a la que conlleva. Para ello, se  retoma el ensayo de Rober B. Barr y John Tagg,  “EVALUACIÓN EDUCATIVA: De  la Enseñanza al Aprendizaje.  Un nuevo paradigma  para la educación de pregrado”, finalmente se presenta las conclusiones a las que se arriban después del análisis pertinente.

Desarrollo.

Hoy en día todavía es común entrar a un salón de clases “X” y encontrar al maestro “Y” explicando un tema de manera tradicional  con una escasa interacción con los alumnos, dando cátedra de lo que sabe y de lo que los estudiantes necesitan saber. Este maestro, que confía en su sapiencia y didáctica exacta y repetitiva determina que alumno aprendió o no  dependiendo de lo que responde en un examen o de lo que es capaz, en el mejor de los casos, de memorizar.

Situaciones como la anterior, se presentan en los centros educativos del país que cuyo principal propósito  es brindar una enseñanza, con maestros capacitados en áreas especializadas y enfocados a cumplir  con los contenidos específicos de los programas de estudios.

La educación que se promueve en estas escuelas, sienta sus bases en un “Paradigma de Enseñanza” el cual, según Barr y Tagg,  su propósito principal es la trasmisión de conocimientos a través de la instrucción del personal académico, busca mejorar la calidad de la enseñanza, cumplir los contenidos programáticos y atender a una gran diversidad de alumnado.

Sin embargo, este paradigma educativo no es el pertinente  para las exigencias educativas actuales, que pretenden formar seres humanos capaces de responder a las necesidades sociales, laborales, económicas  a partir de la movilización de saberes (habilidades, conocimientos, actitudes) del país y del mundo, con un sentido crítico, democrático y respetuoso de los derechos humanos. Por ello, se hace indispensable transitar hacia un “Paradigma de Aprendizaje”, en el cual el centro de atención de sea el estudiante y el propósito fundamental, producir el aprendizaje, de manera que se fomente el descubrimiento y la construcción del conocimiento a través de la creación de diversos entornos de aprendizaje.

Bajo este paradigma, las escuelas deben centrar la atención de sus estudiantes y en sus procesos de aprendizaje, como lo  plantea el Plan de Estudios 2011 en uno de sus principios pedagógicos “El centro y el referente fundamental del  aprendizaje es el estudiante… se requiere generar su disposición y capacidad de continuar aprendiendo a lo largo de su vida, desarrollar habilidades superiores del pensamiento para solucionar problemas, pensar críticamente, comprender y explicar situaciones desde diversas áreas del saber, manejar información, innovar y crear en distintos órdenes de la vida.” (Plan de Estudios 2011, 26).

A pesar que, el vigente Plan de Estudios señala al estudiante como el actor principal en el proceso educativo, siguen presentándose resistencia del docente o de las instituciones por dejar el protagonismo, ya sea porque se prefiere mantener el status quo que brindad comodidad al quehacer educativo, porque se ha burocratizado el proceso enseñanza-aprendizaje o por temor a la incertidumbre que siempre está presente en los cambios.

Las diferencias entre los Paradigmas de Enseñanza y de Aprendizaje son notorias, el concepto de alumno  define el quehacer  educativo. El primero, desde una perspectiva tradicional, lo considera como un recipiente vacío, al cual los docentes suministran conocimientos fragmentados, por lo que desempeña el papel principal; el segundo, desde una perspectiva constructivista, los estudiantes son activos, creativos y con capacidades para desarrollar, por lo cual tiene el  papel principal en el proceso.

En este punto, conviene que  los docentes, directivos y personal de apoyo de las escuelas lleven a cabo un proceso de evaluación institucional, en primer lugar para identificar claramente el paradigma educativo que prevalece, cuál es la misión y visión de la institución y qué es lo que requieren reformar para que se logre que los alumnos sean los constructores de su aprendizaje, de manera que sea la escuela productora de aprendizaje.

Asimismo, una escuela productora de aprendizaje, tenderá a lograr resultados satisfactorios de aprendizaje a nivel individual (por estudiante) e institucional (por escuela), ya que se en ella se promueve el trabajo colaborativo, cooperativo y de apoyo entre docente y estudiantes.  De esta manera, los éxitos de la institución que se organiza en función del Paradigma de Aprendizaje, se vinculan a la calidad de los logros de los alumnos mientras que una organizada en la Enseñanza  los determinará en función de la cantidad alumnos que atiende, la calidad de sus maestros, los recursos disponibles y la expansión del currículo para cubrir las carencias de los estudiantes.

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