LA EXPERIENCIA PLÁSTICA COMO HERRAMIENTA DE DESARROLLO DENTRO DEL PROCESO DE ENSEÑANZA - APRENDIZAJE
belcyramirez32Ensayo2 de Noviembre de 2016
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LA EXPERIENCIA PLÁSTICA COMO HERRAMIENTA DE DESARROLLO DENTRO DEL PROCESO DE ENSEÑANZA - APRENDIZAJE
La educación tiene como uno de sus objetivos más fundamentales crear el clima propicio para que en el alumno se despierte la pasión por el conocimiento, por el aprendizaje, por la curiosidad innata, por la creatividad y pueda desarrollar la inteligencia y adquirir las competencias necesarias que le permitan enfrentar los desafíos del momento histórico en el que le toca vivir; además de ayudarle a introyectar unos principios, unos valores y unas normas que garanticen la sana y armónica convivencia con el semejante bajo un clima de tolerancia y respeto para que el orden social no se vea alterado y haya paz, progreso y bienestar para todos, o al menos, para la inmensa mayoría.
Todos los seres humanos, gracias al concurso de la educación, deben estar en condiciones, de desarrollar un pensamiento autónomo, crítico, reflexivo y creativo y de elaborar un juicio propio y lo más objetivo posible, para determinar de manera libre cómo actuar en las diferentes circunstancias que la vida les plantea.
Desde esta perspectiva el acto educativo y quienes de él participan (alumno-docente) se convierten en la condición sin la cual el sujeto humano no puede avanzar en su evolución permanente gracias a la adquisición de saberes y a la aplicación de instrumentos y técnicas que hacen posible la transformación del entorno para garantizar la seguridad y la permanencia de la especie humana. Porque, como lo expresa Lurcat (1979) una de las imágenes más importantes que el niño llega a tener de si mismo se forma en la escuela, ya que es allí donde se halla confrontado con el grupo de niños de su misma edad y, tal vez más que los comportamientos de sus compañeros o el suyo propio, son las apreciaciones que de él hagan sus maestros, las que contribuirán a desarrollar en él actitudes de autovaloración o autodesvalorización.
La educación, como el proceso a través del cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de percibir y de enfrentar la vida, se apoya en otras disciplinas como la didáctica que se ocupa de los métodos y las técnicas de la enseñanza. Desde esta perspectiva es no sólo deseable, sino, prácticamente, una necesidad insoslayable valerse de la experiencia plástica, entre otras, para contribuir a que el acto educativo pueda arrojar sus mejores resultados ya que el ejercicio de las artes en la básica primaria y media, tiene consecuencias a todo nivel que preparan a los alumnos para la vida, contribuye al desarrollo de habilidades como el análisis, la reflexión, el juicio crítico y, en general lo que se denomina el pensamiento holístico, es decir, la percepción y asimilación de la realidad en su totalidad y no de manera aislada. Para Arnheim (1995) uno de los usos principales del arte consiste en ayudar a la mente humana a enfrentarse a la compleja imagen del mundo en que se encuentra. Y ese mundo en el que se desenvuelve toda persona es dinámico, cambiante y generador de desafíos, dificultades, incertidumbres y contradicciones.
Herbert Read (1997) propone que no se trata de hacer de todos los individuos artistas, sino acercarles los lenguajes de las disciplinas artísticas que les permitan nuevos y distintos modos de comunicación y expresión, desarrollando las competencias individuales interrelacionadas con lo social, a través de la sensibilización, la experimentación, la imaginación, y la creatividad. El docente tampoco tiene que ser un especialista en arte para propiciar la experiencia plástica como instrumento facilitador del proceso enseñanza-aprendizaje, sino un facilitador que reconozca y fomente la importancia de esta experiencia como generadora de posibilidades transformadores en los alumnos.
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