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LA LEY SUECA


Enviado por   •  4 de Mayo de 2014  •  7.709 Palabras (31 Páginas)  •  230 Visitas

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SOBRE LA LEY SUECA QUE PROHIIBE LA COMPRA DE SERVICIOS SEXUALES : las mejores prácticas para la prevención de la prostitución y la trata con fines de explotación sexual.

Después de varios años de debate público iniciado por el movimiento de mujeres de Suecia, la Ley que Prohíbe la Compra de Servicios Sexuales entró en vigor el 1 de enero de 1999. Esta ley es el primer intento por parte de un país de dirigirse a la causa primera de la prostitución y de la trata de personas con fines de explotación sexual: la demanda de los hombres que dan por sentado su derecho a comprar personas con el fin de prostituirlas. La ley es la piedra angular de los esfuerzos realizados en Suecia para crear una sociedad contemporánea y democrática, donde las mujeres y las niñas puedan vivir libres de toda forma de violencia de los hombres. En combinación con la educación pública, las campañas de concienciación y el apoyo a las víctimas, la Ley junto con otras legislaciones establece una política de tolerancia cero respecto a la prostitución y a la trata con fines de explotación sexual. Cuando los compradores se arriesgan a ser castigados, el número de hombres que compran personas prostituidas disminuye y el mercado local de la prostitución desciende. Los traficantes elegirán otros destinos más lucrativos.

En las últimas décadas, la prostitución y la trata de mujeres y niñas para su explotación sexual ha aumentado de una forma alarmante. La industria de la prostitución está en plena expansión en el mundo. Muchos países se adscriben a una ideología de libre mercado, un mercado en el que las mujeres y las niñas son sólo un producto más frente al infinito número de artículos que pueden ser vendidos. De esta manera, la trata de mujeres y niñas para su prostitución es el negocio que genera más beneficio después de la venta de drogas y del tráfico de armas. Mientras tanto, los neoliberales han normalizado la prostitución como una manera de entretenimiento sexual en la que sujetos en las mismas condiciones intercambian servicios por dinero. “Ser una trabajadora del sexo” se ha convertido en una carrera legítima para las mujeres y las oficinas de empleo de los Países Bajos -donde la prostitución ha sido legalizada- sugieren que optar por trabajar en un prostíbulo es una opción legítima. Lo que antes se veía como una forma grave de explotación ahora se considera un derecho de las mujeres a hacer con su cuerpo lo que quieran y una manera de llegar a la liberación sexual y a la autodeterminación. Este cambio es un ejemplo pertinente y contemporáneo del resurgimiento de una visión política represiva y reaccionaria que pone en marcha políticas que responden a diferentes posturas sobre la prostitución y la trata de personas: desde las visiones académicas o intelectuales a los discursos populares. Sin embargo, no todos los países del mundo defienden con tanto entusiasmo ésta postura sobre la prostitución y la trata de personas con fines de explotación sexual, según la cual la prostitución es realmente un trabajo y la explotación sexual de las mujeres, por parte de los hombres, debe ser comercializada y legalizada. El gobierno sueco, cuyo objetivo es prohibir la compra de servicios sexuales, afirma:

“Al prohibir la compra de servicios sexuales, se puede luchar contra la prostitución y contra sus efectos nocivos más efectivamente de lo que se ha hecho hasta ahora. Además, el gobierno considera que no es razonable castigar a la persona que vende un servicio sexual, pues en la mayoría de los casos ésta persona constituye la parte más frágil que es explotada por aquellos que sólo quieren satisfacer sus imperativos sexuales.”

PRINCIPIOS DE LA POLÍTICA SUECA Y DE LA LEGISLACIÓN CONTRA LA PROSTITUCIÓN Y EL TRÁFICO DE PERSONAS

Durante mucho tiempo la lucha contra la prostitución y la trata de mujeres ha sido una prioridad política en Suecia, tanto en el ámbito nacional como en el internacional. En este sentido, ésta lucha se considera parte esencial del esfuerzo para crear una sociedad contemporánea y democrática en la que la igualdad de género sea la norma y se reconozca el derecho a la igual participación de mujeres y hombres, niñas y niños en todas las áreas de la sociedad.

En Suecia, se entiende que una sociedad que defiende principios de igualdad en los diferentes ámbitos tanto legal como político, económico o social para las mujeres y las niñas, debe rechazar la idea de que las mujeres y las niñas y algunos niños, sean mercancías susceptibles de ser compradas, vendidas y sexualmente explotadas por hombres. Entenderlo de otra manera es permitir que una clase separada de personas del sexo femenino, especialmente mujeres y niñas que son marginadas económica y racialmente, sea excluida de estas medidas y de la protección universal de la dignidad humana, contemplada en los instrumentos internacionales que se han desarrollado en los cincuenta últimos años sobre los derechos humanos. (Ministerio de Industria, Empleo y Comunicaciones, 2004). De hecho las feministas suecas en las primeras décadas del siglo XX fueron pioneras al luchar contra la prostitución y la trata de mujeres y relacionarlo con la posición de las mujeres y las niñas en la sociedad.

En Suecia, se considera la prostitución como una forma de violencia sexual masculina contra las mujeres y las niñas. Una de las piedras angulares de la política sueca contra la prostitución y la trata con fines de explotación sexual es reconocer que su causa primera es la demanda de los hombres de utilizar mujeres y niñas para la explotación sexual, sin la cual la industria mundial de la prostitución no podría ni florecer ni expandirse. La prostitución es un grave problema que es perjudicial para las mujeres prostituidas y para las niñas que son también prostituidas, es un problema de toda la sociedad.

Así pues, las mujeres y niñas prostituidas son consideradas como víctimas de la violencia de los hombres y no deben ser perseguidas ni penalizadas. Por el contrario, tienen derecho a recibir ayuda para escapar de la prostitución. Los proxenetas, los traficantes y los prostituidores explotan la debilidad de las víctimas debida a la alta tasa de pobreza, de desempleo, a las prácticas laborales discriminatorias, a la desigualdad de género y a la violencia contra las mujeres y las niñas. Desde un nivel estructural, Suecia reconoce que para tener éxito en la campaña contra la explotación sexual, las condiciones políticas, económicas y sociales en las que viven las mujeres y las niñas deben mejorar con la introducción de medidas de desarrollo, como por ejemplo, la reducción de la pobreza, el desarrollo sostenido, medidas que promuevan la igualdad de género y programas sociales

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