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LA REFORMA EDUCATIVA, EL PODER DEL ESTADO Y LA EVALUACIÓN.


Enviado por   •  14 de Junio de 2015  •  1.774 Palabras (8 Páginas)  •  409 Visitas

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INSTITUTO PEDAGÓGICO DE POSGRADO DE SONORA, A.C.

DIVISIÓN: MAESTRÍA

DIPLOMADO: ÉTICA ACTUAL, NORMATIVIDAD Y TRANSPARENCIA EN LA DIRECCIÓN, DOCENCIA Y GESTIÓN DE LA CALIDAD EDUCATIVA.

Ensayo:

LA REFORMA EDUCATIVA, EL PODER DEL ESTADO Y LA EVALUACIÓN.

Equipo 3

JUDITH CAMPILLO NAVARRO

MARÍA GUDDELIA YBARRA NAVARRO

MARIA EDUVIGIS REYES MEDINA

GABRIEL FORTE MENDOZA

FRANCISCO JAVIER DUARTE FLORES

ASESOR

MTRO. CD. AMADOR DELFÍN MORENO

Hermosillo, Sonora Julio de 2013.

INTRODUCCIÓN

La reforma educativa emprendida en nuestro país, se constituye como una prioridad en la agenda política. Proveer una educación de calidad y con equidad, sobre todo a las clases más vulnerables, aumentar las exigencias y focalizar en los resultados de aprendizaje; profesionalizar el trabajo docente, descentralizar y reorganizar las instituciones escolares para lograr mayor capacidad de operación en el logro de resultados.

Entre los factores relevantes a considerar para el logro eficaz de cualquier reforma son los maestros; su participación en las definiciones fundamentales han sido marginales, de bajo impacto y en ocasiones reactiva, debido a que en muchos casos las reformas anteriores fueron desde perspectivas institucionales, donde muchos de los cambios no lograron modificar las prácticas profesionales y siguen reproduciendo los viejos modelos ya establecidos en su cultura.

El énfasis en la formación pedagógica de quien deba dirigir una institución educativa supone, sin duda, un acercamiento real y comprometido con los elementos técnicos y tecnológicos del caso, a fin de participar activamente en equipos interdisciplinarios. Este camino resulta más seguro que el de pretender que alguien formado en la generalidad de lo que es común a las empresas, atienda las particularidades de las organizaciones educativas y sus fines específicos. Podrá lograrlo si, además de administrador prosigue su formación dentro del área pedagógica.

Así, quien ha sido formado como profesional de la educación cuenta con una visión de lo que son las instituciones, posee herramientas técnicas acerca de los diversos procesos que son comunes a las formaciones. Su trabajo puede complementarse con el de otros para el logro de los objetivos de una institución educativa.

Sin embargo, quien está formado profesionalmente desde la pedagogía, cuenta con la visión integral de la educación, lo cual le permite no perder de vista los objetivos que una institución de índole educativa persigue y coordinar su esfuerzo con quienes poseen los conocimientos de tipo prospectivo, técnico, financiero y legal, entre otros, para lograr lo previsto por la organización. Pero sobre todo, quien ha sido formado como profesional de la pedagogía sabe que su objeto de estudio es la educación como proceso humanizante y que el trabajo ocupa un lugar muy importante en este proceso.

Es por ello, que la participación de los docentes dentro del proceso de las pretendidas reformas debe considerar como parte preponderante la capacidad de liderazgo de los mismos. El concepto de liderazgo no debe circunscribirse exclusivamente a los directivos como tradicionalmente se establece, de ahí la necesidad de hacer una distinción entre gestión y liderazgo.

Mientras la gestión se ocupa de hacer frente a la propia complejidad de las organizaciones modernas; el liderazgo está enfocado a los cambios requeridos para proyectar la organización en un entorno dinámico.

DESARROLLO

A partir de la entrada al GATT (allá por los inicios de los años ochenta) las llamadas reformas estructurales fueron, una después de la otra, convertidas en piezas de un retocado mapa de ruta. Con ellas se ha formado una colección aparentemente interminable que, según la narrativa oficial, pondrían a México en la senda de la modernidad.

El país fue distinguido dentro, pero sobre todo fuera de las fronteras, como alumno especialmente aplicado en estos menesteres. Un celoso enjambre de militantes cupulares de PRI, PAN, PRD, constituidos en el Pacto por México, abrió, de par en par, las puertas del Congreso para darles vigencia.

El amplísimo campo de la educación se ha convertido en foco de las ambiciones del gran capital. Lo quieren bajo su dominio por dos razones básicas: la primera debido al enorme negocio que ofrece y, después, por la palanca ideológica que conlleva.

Combinar ambos aspectos daría no sólo más recursos para dominar la ruta acumuladora, sino adjuntarle la legitimidad de sustento para el modelo implantado. Los retobos sociales causados por esta pretensión, sin duda abarcadora, son vistos como una monserga que es urgente apaciguar y, de ser posible, eliminar.

La reciente Reforma Educativa emprendida en nuestro país, que pretende realizar un cambio en los procesos en la búsqueda permanente de brindar una cobertura amplia a todos los sectores de la sociedad, al menos en teoría es la oferta que realiza el gobierno en turno.

Toda reforma que se emprenda en cualquier país democrático debe ser con el consenso de los actores fundamentales, para el logro de la misma. Pero tal parece que en nuestro país ocurre lo contrario al resto de las naciones, en virtud que el Gobierno de la República optó por una alianza estratégica con los tres partido políticos hegemónicos en aras de lograr los consensos necesarios para su aprobación tanto en la Cámara de Diputados como en la Cámara de Senadores, conformando así un acuerdo político denominado Pacto por México, quienes determinan los acuerdos necesarios para la aprobación de los Artículos Tercero y Setenta y tres Constitucionales respectivamente. Los últimos 25 años del acontecer nacional han sido propicios para que el gobierno federal despliegue, a toda vela, su enjundia reformista.

Los estándares y nivel de la educación ocupan un lugar preponderante en el diálogo internacional sobre el desarrollo. El catalizador de este diálogo es la necesidad inaplazable que los gobiernos democráticos tienen de preparar a la sociedad a la sociedad en este mundo liderado por una economía globalizada.

Es importante destacar que la mencionada reforma educativa carece a la vista de una realidad pedagógica, en virtud que solo aborda aspectos de tipo laboral sin una clara transformación de fondo de planes y programas de estudio que impacten seriamente la educación en nuestro país, es evidente que responde a intereses de grupos de poder que ven en el espectro educativo una posibilidad de obtener ganancias sin importar los costos reales que signifiquen al país.

Dentro de los cambios que se contemplan, son los referentes a lo concerniente a cuatro aspectos fundamentales: el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia. Los criterios para tales aspectos deberán estar determinados por las Leyes Reglamentarias que deberán especificar claramente su aplicación.

Es de considerar que la evaluación del proceso educativo se eleva al rango constitucional, que deberá determinar los cuatro aspectos mencionados, a través de pruebas denominadas Concurso de Oposición, y ENLACE, Evaluación Universal respectivamente. Lo anterior no garantiza la calidad de la educación con el enfoque pretendido, en estas pruebas sólo pueden medir lo cuantificable y no la calidad.

La prueba ENLACE no genera procesos de calidad, puesto que es reduccionista –empobrece el conocimiento que se reduce a los estándares fijados– y se finca en la reiteración constante y el entrenamiento; en una palabra, instrumentaliza la enseñanza y no permite ni siquiera saber si un niño puede o no desarrollar una idea propia, elaborar las premisas fundamentales de un problema y, finalmente, reflejar una enseñanza basada en competencias, como la que falazmente proponen.

Evidentemente, todo se encuentra estrechamente relacionado y no se podrán entender separadamente unos problemas de otros: lo social, lo económico, lo educativo, son expresión por igual de un mismo contexto. Por otra parte, tampoco podrán considerarse en forma aislada la planeación y la reforma educativas, pues ambasse integran y complementan. De hecho, de los estudios de planeación se han podido desprender programas específicos de reforma, y la implantación de esta ha generado en ocasiones nuevos trabajos de planeación.

Dos notas podrán añadirse a todo lo expuesto para intentar precisar la naturaleza de dos diferentes maneras de atacar los problemas de la educación:

En primer lugar, el orden en tiempo con que se presentaron estas dos respuestas al problema de la educación, esto es, que la idea de planificar, y con ello mejorar la educación, en función del concepto de desarrollo, antecede a la otra, en la que se arma la necesidad de reestructurar y modificar la educación a partir de una

reforma, aunque ambas han llegado a integrarse y puedan incluso funcionar paralelamente.

La segunda nota es la siguiente: mientras en el primero de estos dos fenómenos lo que interesaba primordialmente no era el individuo como tal, sino la eficacia de la educación para integrarse a los grandes procesos del desarrollo social y económico, en el segundo, por el carácter y naturaleza de los problemas que ha sido necesario enfrentar, lo que preocupa de manera esencial es precisamente el individuo, el educando y el educador y hacia él se dirige toda la atención de la acción reformadora.

CONCLUSIÓN.

En nuestro tiempo, la idea de reforma educativa se identifica, fundamentalmente, con la necesidad de rescatarla educación de una crisis que se genera en las condiciones históricas y sociales imperantes. La educación, en sí misma, quizá se identifique por igual con todas las épocas, pero como educación escolarizada evidentemente se somete a valores y propósitos diversos, y en consecuencia su acción se traduce en formas y procedimientos también distintos. Es importante tomar en cuenta que el aseguramiento de la gobernabilidad de la educación requiere marcos jurídicos idóneos en distintos niveles jerárquicos de la administración que se apoyen en los aprendizajes que los años de la reforma han propiciado. Al respecto, se proponen tres premisas que pueden orientar la actualización o diseño de nuevos instrumentos jurídico.

Social y políticamente el proyecto de reforma educativa necesita un sustento normativo que defina los procesos escolares de cumplimiento del derecho a la educación y que le dé apoyo político a las funciones formativas del sistema educativo en su conjunto y de cada centro escolar. El cambio en la educación mexicana, como producto de la reforma, es un proceso abierto, su eficacia depende del compromiso de los actores sociales y políticos con el fin primordial de toda acción educativa: el desarrollo humano.

BIBLIOGRAFÍA

Trabajo presentado en la reunión conjunta de la American Association for the Advancement of Science y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, sobre \La Ciencia y el Hombre", México, D. F., 29 de junio de 1973.

C Braslavsky, G Cosse, PP de la Reforma - 1997

AR GUERRA - publicaciones.anuies.mx

A Montenegro - El Espectador, 2010 - congreso

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