LA SABIDURIA DOCENTE

La Sabiduría Docente Su Crítica, Rescate e Innovación, Mediante La Reflexión y

Sistematización En La Práctica Docente

A través del transitar académico, niños y niñas van conociendo y adquiriendo características y saberes que les proporciona el docente en el aula de clases. La formación intelectual ocurre desde que se tiene el primer acercamiento al espacio escolar y no concluye hasta después de naufragar por varios niveles que integran el Sistema Educativo de cualquier país.

Desde pequeño, o más bien desde que aún tengo memoria, mi gusto por la escuela fue notorio, hacer tareas, cumplir con trabajos y contestar exámenes fueron y son parte de un cúmulo de actividades escolares que disfrutaba realizar en gran manera. Primaria, secundaria, bachillerato y Normal fueron los niveles que tuve que concluir para poder convertirme en la persona que actualmente soy: un profesor de educación primaria.

Se dice fácil el ser docente y mantener bajo tu cargo y responsabilidad a todo un grupo integrado por distintos individuos que si bien comparten características y rasgos particulares, tienen una esencia que los hace ser especiales y diversos. Diferentes ritmos de aprendizaje, situaciones personales, estilos de trabajo, relaciones afectivas y un sinfín de peculiaridades son parte de las herramientas con las que a diario se trabaja en un salón de clases y que de una u otra manera deben de ser atendidas cabalmente.

El hacer uso de enfoques, propósitos y contenidos de diferentes materias implica tener un amplio conocimiento de temas que son necesarios para desarrollar cada una de las asignaturas que incluyen los Planes y programas vigentes, con la finalidad de dar respuesta a cada una de las interrogantes que nacen en cada una de las mentes de las personas con las que se trabaja durante la jornada escolar.

El desarrollo de los planes de clase, el uso de materiales educativos, el desarrollo de secuencias didácticas y el proceso de evaluación, vienen a formar parte de los instrumentos con los que se genera el proceso de enseñaza y aprendizaje, mecanismo en el cual tratamos de socializar todos aquellos conocimientos que forman parte de nuestro acervo que, con gusto y dedicación, queremos compartir y propiciar a su desarrollo en los alumnos que diariamente trabajan al unísono en los planteles escolares de toda la República Mexicana.

La educación en México es un derecho fundamental y de vital importancia para la formación de ciudadanos competentes que interactúen en favor del progreso social. Asimismo, en la instrucción pública se promueve la libertad, la autonomía y la toma de decisiones, aspectos que otorgan un sinfín de beneficios para el desarrollo humano y el desenvolvimiento en sociedad.

La escuela se concibe como el espacio físico donde se enseñan y aprenden contenidos que permiten a los individuos sobresalir en el medio que les rodea. Asimismo, es el lugar en el que se complementan y fortalecen los conocimientos previos como producto de la experiencia personal.

En una institución educativa alumnos y maestros conviven a diario y experimentan situaciones que determinan la actuación de ambos. En primera instancia, los docentes imparten planes de clase haciendo uso de recursos y estrategias diversas; en segundo lugar, los niños participan activamente y se integran en el quehacer docente.

Los sistemas educativos contemporáneos se encuentran ante el desafío de desarrollar capacidades y competencias que ofrezcan a la sociedad una propuesta de formación significativa y apropiada para enfrentar las demandas actuales y futuras a las que se están viendo sometidos como resultado de profundas transformaciones económicas, tecnológicas, sociales, culturales, políticas e ideológicas.

No obstante, la escuela se encuentra bloqueada por la condensación de ser la única agencia social con posibilidad de atender a la población, y la única institución en la que se concentra la mayor parte de estas acciones sociales: alimentación, programas compensatorios diversos, salud y la propia educación. Lo que está llevando a disminuir el tiempo de trabajo pedagógico y escolar de los docentes y a la saturación más extrema de la complejidad de situaciones a las que tienen que atender, desatendiendo con ello, su función de generar aprendizajes para todos los estudiantes.

Sin duda, el éxito de una persona en la sociedad del conocimiento y la economía del aprendizaje requerirá la capacidad de seguir aprendiendo de distintas maneras de forma permanente y de adaptarse rápida y eficazmente a las distintas situaciones. Ello sugiere que los alumnos deberían salir de la escuela competentes y motivados para asumir la responsabilidad de su propio aprendizaje permanente.

La sociedad del siglo XXI seguramente reafirmará que aprender es la más importante fuente de riqueza y bienestar, de capacidad de competir y de cooperar en paz. En consecuencia, cada institución educativa tiene que empezar por aceptar la necesidad de transformarse en una organización competitiva para facilitar el aprendizaje personal y colectivo que demanda el siglo XXI.

En definitiva, no sé hasta qué punto puede resultar este texto una semblanza, pero lo que sí tengo claro es que aún con la poca experiencia obtenida en el ramo educativo, he podido comprender que saber es mejor que preguntar, que despertar es mejor que dormir, y que fracasar o cometer un error enorme es mucho mejor que no haberlo intentado.

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