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LOS SIETES SABERES DE LA EDUCACION

Jessica PeraltaEnsayo28 de Noviembre de 2018

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Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión

Todo El capitulo 1 se enfoca en valorar la incertidumbre que puede generar un conocimiento, surge de una ideología o una perspectiva que puede ser real o falsa, dependiendo del ángulo con el que se mire, de las vivencias del observador,  generando la duda entre error o ilusión, ya que los hombres siempre han elaborado concepciones de ellos mismos, de lo que hacen, de lo que deben hacer, del mundo donde viven, en función de lo que consideran que saben y por eso se dice que cada cabeza es un mundo.

Según Morín (1999) Todas  las percepciones  son  a  la  vez  traducciones  y  reconstrucciones  cerebrales,  a  partir  de  estímulos  o  signos  captados  y  codificados  por  los  sentidos… Al error de percepción se agrega el error intelectual. El conocimiento en forma de palabra, de idea, de teoría, es el fruto de una traducción/reconstrucción mediada por el lenguaje y el pensamiento y por ende conoce el riesgo de error…implica la interpretación, lo que introduce el riesgo de error al interior de la subjetividad del conociente, de su visión del mundo, de sus principios de conocimiento…La proyección de nuestros deseos o de nuestros miedos, las perturbaciones mentales que aportan nuestras emociones multiplican los riesgos de error.

En tal sentido, el autor despliega una variedad de probabilidades que sustentan la idea de que el conocimiento es relativo y depende de la realidad o la perspectiva que posea cada ser humano, porque cada quien determinará la verdad en función de sus experiencias y captará y descodificará de acuerdo a lo que ha vivido y lo que siente, estableciendo así  una estrecha relación entre la razón y la afectividad, ya que no hay razonamiento sin emoción. Además, establece que el método científico es un filtro idóneo para separar lo subjetivo de lo objetivo porque este método se enfoca en la objetividad, en lo tangible.

  El autor enmarca cuatro errores básicos en la adquisición del conocimiento:

Primeramente, los errores mentales, el autor plantea que el cerebro capta del mundo exterior sólo el 2% de todo el conjunto, mientras que el 98% implica al funcionamiento interior, que se ha constituido en un mundo síquico relativamente independiente donde se fermentan necesidades, sueños, deseos, ideas, imágenes, fantasmas, y este mundo se infiltra en nuestra visión o concepción del mundo exterior, también esboza que existe en cada mente una posibilidad de mentira a sí mismo que es fuente permanente de error y de ilusión; la remembranza puede adornar o desfigurar y tiende a seleccionar los recuerdos que nos convienen y a rechazar, incluso a borrar, los desfavorables.

Con referencia a lo anterior, consideramos que realmente cada ser humano mezcla la percepción con su sistema de creencias para emitir juicio de lo que considera que está en su entorno, un simple objeto puede desencadenar un sinfín de opiniones o reflejar diferentes conceptos, al hacer remembranza de la vivencia o de lo que se observa inconscientemente se pueden traer recuerdos que distorsionan los hechos, generando una mentira que es fuente permanente de error y de ilusión

En segundo lugar, los errores intelectuales, Morín, dice que nuestros sistemas de ideas (teorías, doctrinas, ideologías) no sólo están sujetos al error sino que también protegen los errores e ilusiones que están inscritos en ellos. Forma parte de la lógica organizadora de cualquier sistema de ideas el hecho de resistir a la información que no conviene o que no se puede integrar.

En efecto, un individuo, una vez que aprende ciertas teorías, doctrinas e ideologías, para desaprenderlas tiene que experimentar un nuevo enfoque que le demuestre que su conocimiento esta errado, porque su lógica lo lleva a rechazar informaciones que están fuera del contexto que conoce y que considera verdadero

En tercer lugar, los errores de la razón, en cuanto a este punto el autor afirma que  la racionalidad es la que corrige, elabora teorías coherentes verificando el carácter lógico de la organización teórica, la compatibilidad entre las ideas que componen la teoría y se cree racional porque constituye un sistema lógico perfecto basado en la deducción o la inducción ; pero ella en ocasiones se funda sobre bases mutiladas o falsas y se niega a la discusión de argumentos y a la verificación empírica. Es necesario entonces, reconocer en la educación para el futuro un principio de incertidumbre racional: si no mantiene su vigilante autocrítica, la racionalidad arriesga permanentemente a caer en la ilusión racionalizadora; es decir que la verdadera racionalidad no es solamente teórica ni crítica sino también autocrítica.

A nuestro juicio, la racionalidad si es un sistema lógico perfecto aunque cerrado, que no admite controversias y que se fundamenta en la deducción o la inducción. Si presenta bases erradas, por supuesto la teoría estará en las mismas condiciones, por ende, el que aplica la razón si observa fallas o alguna controversia en la emisión de su teoría, debe ser flexible, reevaluar y reconsiderar según las experiencias si es necesario un cambio de paradigma.

En cuarto lugar se encuentra   el paradigma que según Morín, determina los Conceptos soberanos y prescribe la relación lógica: la disyunción, determina una doble visión del mundo, en realidad, un desdoblamiento del mismo  mundo: por un lado, un mundo de objetos sometidos a observaciones, experimentaciones, manipulaciones; por el otro, un mundo de sujetos planteándose problemas de existencia, de comunicación, de conciencia, de destino. Así, un paradigma puede al mismo tiempo dilucidar y cegar, revelar y ocultar. Es en su seno donde se encuentra escondido el problema clave del juego de la verdad y del error.

A nuestra manera de ver, el paradigma puede generar un error porque hace que el hombre creé una disyuntiva, entre lo que observa, experimenta y manipula y lo que son sus condiciones existenciales, creándose una doble visión del mundo si el resultado de la experiencia vivida contradice el arquetipo que posee.

Seguidamente el autor refleja el Imprinting y la Normalización como responsable de los errores e ilusiones del conocimiento y nosotras apoyamos esta idea ya que verdaderamente todas las determinaciones sociales-económicas-políticas (poder, jerarquía, división de clases, especialización y, en nuestros tiempos modernos, tecno-burocratización del trabajo) y todas las determinaciones culturales convergen, sínergísan y encarcelan al conocimiento en un multi-determinismo de imperativos, normas, prohibiciones, rigideces, bloqueos, lo que conlleva a que  la selección sociológica y cultural de las ideas raramente obedezcan a la verdad y se sumerjan en el conformismo y la una normalización que elimina lo que ha de discutirse.

Adicionalmente en este cápitulo Morin habla de la noósfera -esfera de las cosas del espíritu- con el despliegue de los mitos, de los dioses que enriquecen las culturas. Originario de nuestras almas y de nuestras mentes, la noósfera está en nosotros y nosotros estamos en ella, de este punto parten la dualidad con respecto a las ideas, por un lado son las ideas las que nos permiten concebir las carencias y los peligros y por otro debemos llevar una lucha crucial contra las ideas. Así mismo, afirma que no debemos nunca dejar de mantener el papel mediador de nuestras ideas y debemos impedirles su identificación con lo real. Sólo debemos reconocer, como dignas de fe, las ideas que conllevan la idea de que lo real resiste a la idea. Esta es la tarea indispensable en la lucha contra la ilusión.

En tal sentido, la noosfera es la que permite luchar contra la ilusión debido a que nos permite discernir entre lo real y lo imaginario a través de las ideas.

Con respecto al tema de la incertidumbre del conocimiento, el autor afirma que:

Para que se concrete el conocimiento del conocimiento debemos comprender que hay condiciones bio-antropológicas (las aptitudes del cerebro ++ mente humano), condiciones socio-culturales (la cultura abierta que permite los diálogos e intercambios de ideas) y condiciones neológicas (las teorías abiertas) que permiten « verdaderos » interrogantes, esto es, interrogantes fundamentales sobre el mundo, sobre el hombre y sobre el conocimiento mismo y en función de ellas, debemos comprender que, en la búsqueda de la verdad, las actividades auto-observadoras deben ser inseparables de las actividades observadoras, las autocríticas inseparables de las críticas, los procesos reflexivos inseparables de los procesos de objetivación.

Para finalizar este contexto  se puede decir que toda búsqueda de conocimiento o verdad implica un conjunto de actividades que son inseparables unas de otras y permitirán al indagador conocer y desarrollar sus interrogantes referentes a cualquier tema y que cada respuesta o resultado dependerá del razonamiento, fundamentado en las vivencias y en la manera en que cada individuo percibe el mundo que lo rodea y en tal sentido la educación debe encaminar al estudiantado a indagar, desarrollar la autocritica, para retroalimentarse en el caso de que tenga paradigmas, noosferas, razonamientos, conocimientos errados o alucinaciones.

Los principios de un conocimiento pertinente.

Estamos de acuerdo con Morín, de que hoy en día la educación es más especializada y con ello cuesta ver los problemas de una forma más global y así resolver los conflictos que se nos presentan. Pero esto no quita, que la educación especializada o “conocimiento fragmentado”, como lo denomina Morin, sean innecesarios, sino todo lo contrario, ya que no se puede conocer el todo sin las partes, ni las partes sin el todo.

Por ello pensamos que para resolver este tipo de problemas o conflictos son necesarios conocimientos capaces de unir todo, pero para ello creemos que se requiere concienciación, ganas, esfuerzo y mucho trabajo.

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