La Alimentación. Un problema Social
melinabril2016Informe15 de Noviembre de 2016
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I.S.F.D. y T. Nº24 “Bernardo Houssay”
Carrera y curso: Profesorado de Nivel Inicial – 3er año.
Año: 2014.
Materia: Taller de Ciencias Sociales.
Profesor: Perino, Fabián.
Alumnas: Pagliuca, Brenda.
Urquiza, Silvia.
ÍNDICE
- Introducción. ...................................................................................................... pág. 2
- Desarrollo. ………………………………………………………………………..…... pág. 2
- Alimentación y salud. ……………………………..…………..…………………. pág. 2
- La industrialización de la comida. ……………….…………….......……….…… pág. 5
- Alternativas. ……………………..………………….…….……………….….….. pág. 7
- Conclusión. …………….…………………………………….………………….…… pág. 9
- Bibliografía. ………………...………………………………….……………….……. pág. 9
- Webgrafía. …………………………………….…………………………..…...…..… pág. 9
Introducción
La alimentación se presenta como un problema social, pero también económico, cultural y político.
Desde la salud se recomienda alimentarse adecuada y saludablemente, es decir, tener una dieta equilibrada, balanceada y variada, y comer por lo menos 6 veces por día. Sin embargo, esto resulta difícil o casi imposible por el ritmo de vida al que se enfrentan hoy en día las personas, en general, sin demasiado tiempo, y mucho menos para prestarle atención a la comida.
Esta no es la única dificultad o problema que se presenta. Los alimentos forman parte del mercado, de un sistema de producción capitalista: una mercancía más que hay que consumir. Pero, no todos los miembros de la sociedad tienen las mismas posibilidades económicas para acceder a ese mercado.
Los productos se nos presentan a través de publicidades y marketing que nos convencen de qué es lo mejor para nosotros, aunque en realidad ignoramos su origen, composición, etc. No sabemos bien qué consumimos.
También existe otro factor importante que es el político. El Estado, en este caso es quien debiera regular ese mercado, controlar qué se produce, cómo y poder garantizar a toda la sociedad el derecho de acceder a una alimentación digna y de calidad.
Desarrollo
- Alimentación y Salud:
Estar bien alimentado es una de las condiciones básicas que posibilitan a un individuo desarrollar una vida sana, es decir, cumplir con las actividades físicas y mentales que demanda la vida cotidiana e integrarse positivamente a la vida social. Pero estar bien alimentado no significa comer mucho. Una buena alimentación proporciona la cantidad y la calidad de nutrientes que el organismo necesita para cubrir sus requerimientos de energía y materia. Los requerimientos nutricionales de cada individuo son diferentes y dependen de factores como la edad, el sexo, el peso, el estado de salud, la actividad que la persona desarrolla y el clima de la región donde vive. A su vez, la ingesta de alimentos depende de factores personales, sociales y culturales como la zona de residencia, las posibilidades económicas, la disponibilidad de alimentos y las tradiciones culturales y familiares.
Al alimentarse, el ser humano incorpora los mismos tipos de sustancias que integran su organismo: agua, proteínas, hidratos de carbono o glúcidos, lípidos (grasas y aceites), vitaminas y minerales, y los aprovecha según sus necesidades. Sin embargo, hay algunas sustancias que las células humanas no pueden fabricar y que, por lo tanto, deben obtenerse necesariamente a través de la comida. Estas sustancias son los lípidos y los aminoácidos esenciales que forman parte de las proteínas.
Los alimentos cumplen las siguientes funciones básicas:
- Función energética: suministran la energía que las células necesitan para cumplir con sus funciones.
- Función estructural: Proporcionan sustancias con las que se construyen las células y todos los componentes del organismo. Esto posibilita el crecimiento, la formación de nuevas células, la reparación y mantenimiento de los tejidos.
- Función reguladora: Proveen sustancias que regulan las reacciones químicas en las células
La energía que se obtiene de los alimentos debe ser suficiente para mantener las funciones básicas del organismo, como el bombeo del corazón, la respiración, la actividad muscular y la temperatura corporal, y para responder a las exigencias del estudio, del trabajo y otras actividades.
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Una Dieta Equilibrada:
Para mantener la salud, un organismo necesita una dieta equilibrada. Esto significa que la alimentación debe cumplir con las siguientes condiciones:
- Ser variada: incluir diferentes tipos de alimentos.
- Ser Balanceada: aportar nutrientes en las proporciones recomendadas.
- Cubrir los requerimientos diarios de energía.
- Aportar vitaminas, aminoácidos esenciales y ácidos grasos esenciales.
- Adaptarse a las necesidades particulares de cada organismo.
- Estar libre de sustancias que impliquen un riesgo para la salud.
Aunque cada dieta debe ser hecha a medida, existen indicaciones básicas que se adaptan a todos los individuos. Estas recomendaciones están representadas en la pirámide nutricional recomendada internacionalmente.
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En la pirámide nutricional los alimentos se ordenan dela base a la cima según la proporción que deben ocupar en la dieta para garantizar una alimentación balanceada.
Los nutricionistas sostienen que el total de energía que requiere un individuo diariamente, los carbohidratos (la principal fuente de energía) deben cubrir aproximadamente un 50%, las grasas, un 35% y las proteínas un 15%. Aunque las grasas aportan más energía –por gramo de sustancia- que los carbohidratos, no se recomienda una ingesta mayor ya que su exceso se deposita y puede causar trastornos en el sistema circulatorio. Los glúcidos tienen una función predominantemente energética, los lípidos compuestos por grasas y aceites se utilizan como fuente de energía, el agua es el medio de transporte de sustancias dentro del organismo, las vitaminas y minerales se necesitan en pequeñas cantidades y cumplen una función predominantemente reguladora, las proteínas en el organismo tienen primordialmente una función estructural, como “ladrillos” de las células.
Una forma de conocer la composición de los alimentos, así como de controlar la cantidad y calidad de sus componentes que se incorporan en la dieta, es a través de la lectura de las etiquetas de los envases.
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Los envases aportan información acerca de los porcentajes o de las cantidades de cada alimento y de la cantidad de energía que aportan (medida en calorías). Algunas etiquetas indican en que medida este alimento cubre la dosis recomendada por las autoridades sanitarias. También informan si contiene aditivos, colorantes, conservantes, saborizantes o componentes no aptos para quienes padecen determinados trastornos alimenticios. El envase debe indicar la fecha de envasado y de vencimiento del alimento.
Los aditivos alimentarios son sustancias que se añaden a los alimentos para mejorar su color, su textura o su sabor o para conservarlos durante un cierto periodo. Los conservantes protegen contra una posible intoxicación, ya que evitan que durante un tiempo los alimentos se estropeen por el contacto con bacterias y hongos. También, los diferentes métodos de preservación de los alimentos, como la refrigeración, la pasteurización y la deshidratación, tienen como objetivo evitar el desarrollo de microorganismos que puedan producir sustancias tóxicas perjudiciales para la salud.
Cualquier dieta que no resulta equilibrada ya sea por ausencia, escasez o exceso de nutrientes se llama: “malnutrición”, según cual sea el trastorno alimentario, su duración y la etapa de la vida en que ocurre, las consecuencias sobre la salud pueden ir desde simples molestias hasta deficiencias en el desarrollo. En general, la detección temprana de estos trastornos permite un tratamiento eficaz.
Si en una dieta se ingieren glúcidos y lípidos en cantidades superiores a las que el organismo requiere, el exceso se almacena en el tejido graso o adiposo en diferentes partes del cuerpo. La acumulación de grasas puede provocar un exceso de peso, una forma de malnutrición que puede favorecer la aparición de enfermedades cardiovasculares, diabetes o hipertensión. También se recomienda reducir el consumo de alimentos con un elevado contenido de sal, ya que pueden favorecer la hipertensión –aumento de la presión arterial- y derivar en problemas circulatorios.
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