ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Cultura


Enviado por   •  25 de Mayo de 2015  •  3.579 Palabras (15 Páginas)  •  129 Visitas

Página 1 de 15

"La cultura 'indígena' como realidad intercultural"

(parte I)

El acelerado proceso de globalización durante las últimas tres décadas, ha traído consigo dos desarrollos contradictorios, aun cuando íntimamente relacionados entre sí: a) el emerger de la cultura occidental como modelo de cultura a dimensión planetaria y b) la problematización y deconstrucción de las estructuras de la modernidad que precisamente fundamentan dicha cultura. El fenómeno de ruptura cultural en sí no es nada nuevo en la historia del hombre. Lo diferente es la rapidez con que se impone y el doble proceso simultáneo con que dicha ruptura se actualiza en nuestros días: el éxito, la apoteosis de la modernidad, su globalización, coincide con su negación; es decir, con un proceso de deconstrucción que coloca en entredicho sus postulados fundamentales y que denuncia su fundamentación logocentrista, a la vez que ésta establece los parámetros que rigen el triunfo de la globalización.

Este proceso de transformación da lugar a desarrollos aparentemente contradictorios, tanto en el campo económico y sociopolítico como en el cultural: al lado de la globalización de la economía y de ciertos modelos políticos asociados con ella, que anulan el significado de las fronteras nacionales, que surgieron con la modernidad, emergen hoy día con fuerza movimientos étnico-culturales que buscan afirmar su diferencia y el derecho a imponerla bajo la formulación de derechos de autonomía semejantes a los que se rechazan de las existentes unidades nacionales. La actualidad en el campo cultural es semejante: la deconstrucción del logocentrismo, que fundamentaba el pensamiento de la modernidad, rompe igualmente con el monopolio cultural occidental, a la vez que éste decididamente se impone como modelo. Esta situación es especialmente notoria dentro del mundo europeo y americano; tanto los movimientos posmodernos estadounidenses y europeos, como el pensamiento de la liberación iberoamericana, responden a un mismo momento de ruptura. Ambos denuncian el logocentrismo que posibilita la modernidad, y sin embargo se articulan en un principio como excluyentes: los primeros asimilando y reconociendo la existencia de la "otredad", pero negando al mismo tiempo la posibilidad de un diálogo fundamentado en el reconocimiento de que las relaciones interculturales se establecen primordialmente ajustadas a parámetros jerarquizantes; los segundos parten de una crítica contundente al logocentrismo europeo, e intentan construir a su vez un centro que haga posible la articulación de un pensamiento desde lo que antes se consideraban las márgenes, pero que se proyecta en la dimensión excluyente de un nuevo logocentrismo.

De la confrontación de las teorías de la liberación y la deconstrucción posmoderna surge en los últimos años un nuevo discurso filosófico que asume y así supera el proceso deconstructivo de ambas; y lo hace a través de una aproximación dialógica que empieza a conocerse como filosofía intercultural. Se trata de un discurso filosófico que busca armonizar la dimensión ética de responsabilidad humana de las teorías de la liberación con la superación del "centro", que en el discurso de la modernidad justificaba las estructuras de opresión. Mi estudio se ubica dentro de dicha filosofía intercultural, que considero la expresión de pensamiento más rica de nuestros días, e intenta, por una parte, problematizar dos de sus presupuestos fundamentales: los conceptos de "cultura" y de "interculturalidad"; por otra parte, se busca, a través del proceso hermenéutico que surge del discurso antrópico, una primera aproximación a un discurso ético que pueda de nuevo establecer pautas de diálogo. En mi desarrollo, contrasto la dimensión abstracta del discurso filosófico, con la realidad más inmediata que proyecta el discurso literario. Me limito igualmente a un aspecto de fuerte actualidad: la problemática cultural de los iberoamericanos de ascendencia precolombina.1

Un fenómeno reciente y de fuerte repercusión socio-política en el ámbito iberoamericano, aun cuando únicamente reformula preocupaciones seculares, es el reclamo de autonomía cultural, política y territorial, que elevan grupos sociales de ascendencia precolombina más o menos uniformes. El cuestionamiento de todo centro transcendente a su realidad, que acompaña a la globalización de la cultura occidental, resalta ahora la diferencia y legitima las demandas de los núcleos culturales regionales. Este fenómeno se actualiza en nuestros días a dimensión global; a veces siguiendo un proceso parlamentario, como en el caso de las autonomías españolas, otras en trágica polarización armada como en la antigua Yugoslavia. El caso iberoamericano es igualmente peculiar y multiforme en su manifestación sociopolítica (la situación mexicana de Chiapas es sólo notoria por la difusión que ha recibido, pero aquí nos interesa únicamente como ejemplo de una expresión cultural que, por representar un caso externo de contraste entre lo que el discurso logocentrista de la modernidad clasificó centro y periferia, nos sirve también para problematizar desde una realidad concreta, los conceptos fundamentales de "cultura" e "interculturalidad".

En un estudio reciente de León Portilla, "La antigua y la nueva palabra de los pueblos indígenas", se reconoce como un "derecho primario" el deseo de salvaguardar "las lenguas e identidad cultural", al mismo tiempo que se critica a aquéllos "que hablan en nombre de los indígenas pero sin serlo. ¿Creen ellos que el hombre indígena no es capaz de expresarse por sí mismo? Tiempo es ya de escucharlo" (166). Aun cuando parece muy oportuno el rechazo de toda proyección paternalista, sin embargo, tanto en el título del estudio como en las mismas palabras que hemos citado, se hace uso del término indígena, que contextualiza una visión logocentrista que implícitamente anula la posibilidad de que "el indígena" pueda hablar con voz propia.

La problematización del término indígena no es nada nuevo. Ya en 1934, Toynbee denunciaba su contenido ideológico en un sentido todavía actual: "Cuando nosotros los occidentales hacemos uso de la palabra ‘indígenas’, implícitamente atribuimos a unos seres humanos una dimensión cultural que proviene de nuestra percepción de ellos. Los vemos como árboles que andan, o como animales salvajes que infestan el país en el que nos topamos con ellos. De hecho, los vemos como parte de la flora y fauna local, no como seres humanos con pasiones semejantes a las nuestras; y viéndolos, pues, como algo infra-humano, nos sentimos con el derecho de tratarlos como si carecieran de derechos humanos" (152).

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (23.2 Kb)  
Leer 14 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com