La Importancia de Desarrollar Auténticos Procesos de Comprensión Lectora y Producción Escrita. Caso Colombia
julidiDocumentos de Investigación3 de Junio de 2020
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La Importancia de Desarrollar Auténticos Procesos de Comprensión Lectora y Producción Escrita. Caso Colombia
July Andrea Diaz Ruiz
Corporación Universitaria del Caribe
Notas del autor
July Andrea Diaz Ruiz, Pedagogia Infantil, Corporación Universitaria del Caribe
La correspondencia relacionada con esta investigación debe ser dirigida a July Andrea Diaz Ruiz
Corporación Universitaria Del Caribe, Sincelejo
Contacto julyad-92@hotmail.com
“La importancia de desarrollar auténticos procesos de comprensión lectora y producción escrita en el desarrollo social, político y económico de un país, caso Colombia”
Una de las debilidades más grandes que tiene el país, en materia educativa con los niños, niñas y jóvenes, son las notables deficiencias en comprensión lectora y producción escrita. En la infancia nos enseñaban a través de cartillas que traían códigos de escritura, y mediante planas interminables, se asumía que se aprendía a leer y escribir, y efectivamente así fue, aprendimos, a pesar de los condicionamientos que no permitían ver más allá el mundo de las letras, de manera significativa, agradable y divertida, nos enseñaron “La alegría de leer, pero no la alegría de escribir”. De esta manera se iniciaba el recorrido por las letras y con pequeños escritos y repeticiones avanzábamos. Hoy y tras décadas y décadas, y a pesar que el mundo ha cambiado en sus formas de comunicación, avances tecnológicos, el sistema educativo no evoluciona y se da continuidad a la educación de hace más de un siglo, repitiendo los mismos esquemas, para niños, niñas y jóvenes, que definitivamente son distintos, en donde la realidad se encuentra permeada por otro todo tipo de códigos de comunicación.
El bajo nivel de comprensión lectora y el poco gusto por la producción escrita, son resultado de sistemas convencionales que no han generado reflexiones a través del tiempo en el sistema educativo de Colombia, por cuanto en lo que menos trabaja la escuela, es en el desarrollo de habilidades comunicativas desde la oralidad, la lectura y la escritura, incluso es una pena que los profesionales de la educación tampoco tengan gusto por la lectura y que un mínimo porcentaje de profesores tengan escritos de su propia autoría, lo anterior, evidente en las escasas propuestas sobre reformas educativas, sobre experiencias significativas en la escuela y sobre procesos de investigación desde el mismo quehacer docente. La escuela es un escenario ideal para generar procesos que permitan reflexiones de tipo investigativo, pero no sucede así, se da continuidad año tras año a hablar de los mismo, de los estudiantes buenos, malos y regulares de cada año y qué hacer con ellos?...se habla sobre los planes de estudio, sobre cómo van a calificar, y no a evaluar, porque estos dos términos, son diferentes.
Si bien estas primeras reflexiones se centran en los docentes como primeros y casi únicos responsables de esta condición en la que se encuentran un alto porcentaje de los estudiantes colombianos, sería injusto atribuirles toda la responsabilidad, por cuanto es un tema que tiene que ver incluso con las dinámicas de cada familia, de un estado que ha sido ajeno, y de toda una sociedad, es decir todos somos responsables de una u otra forma.
Las dificultades de lectura y producción escrita, se manifiestan a lo largo de la vida escolar, y la tendencia en las instituciones educativas, es culpar al docente o docentes de los años anteriores por la “mala preparación de los niños en el curso anterior”, los que a su vez, culpan a los directivos por no darles herramientas suficientes para desarrollar estrategias y avanzar en los procesos, los directivos culpan al estado por no dar recursos suficientes para capacitar a los docentes, adquirir programas que le permitan a los niños avanzar y obtener buenos resultados en las pruebas de estado, y el estado culpa a los profesores porque no les gusta trabajar y utilizar las herramientas del medio. Finalmente es una cadena de culpables, la familia no se queda atrás por cuanto no se hacen responsables de los deberes escolares de los niños, de nuevo, todos somos responsables. Ahora bien, nos preguntamos ¿cómo desenmarañar esta trama?, pues si bien todos asumimos que tenemos culpa, por qué razón no cambia nada?
Pareciera que a pesar de reflexionar sobre esta situación, nadie quisiera asumir la responsabilidad desde el rol que le corresponde, hagamos un análisis para clarificar un poco, o quizá para quedar con más inquietudes al respecto, teniendo en cuenta que el problema es de tipo estructural, es decir, desde la misma forma en que se ha concebido la educación y el sentido que se le ha dado a esta por décadas y décadas.
Empecemos revisando el tema de la inversión en educación que tiene Colombia, comparado con el dinero que se destina a la guerra, es totalmente absurdo, cuando es claro que un país que se educa es un país que se reconoce y que avanza, pero la desigualdad está a la orden del día, en este país, y no importa que la educación tenga el más bajo recurso, esto es ya de por si, una vergüenza.
Ahora bien, preguntémonos, por qué los gobiernos le dan poca importancia al tema educativo? ¿por qué el recurso más precario es para la educación?, será que si no avanzamos académicamente, sino comprendemos lo que leemos y no realizamos producciones escritas, le conviene a los gobiernos?, que pensemos poco, que hablemos menos porque no tenemos o no sabemos argumentar?...¿que la sumisión por desconocimiento de las leyes y derechos nos permitan estar alejados de las reclamaciones? y de las solicitudes para que no se vulneren nuestros derechos?, son varias reflexiones alrededor de lo anterior.
De otra parte, revisemos también qué está pasando al interior de las instituciones educativas con los docentes y los currículos. Los directivos de las instituciones deberían velar por qué se articulen los procesos formativos, desde las diferentes áreas, las habilidades de comprensión lectora y producción escrita, teniendo en cuenta los contextos de los niños, niñas y jóvenes, deberían velar porque el currículo sea pertinente, pero eso está lejano de la realidad, porque cada profesor hace al final lo que quiere y puede, algunos son muy comprometidos y van más allá de la propuesta vacía y carente de sentido de la institución, pero por actuar de esa manera, en muchas ocasiones son presa fácil de acoso laboral, esto está sucediendo con las nuevas contrataciones o con profesionales que no tienen título en pedagogía, pero que saben mucho de su disciplina, a ellos los acusan de “no tener formación pedagógica”, cuando claramente, muchos de ellos han demostrado, tener incluso mayor y mejor manejo de los estudiantes, además de querer lo que hacen, tristemente muchos docentes no quieren lo que hacen y están allí, por azares de la vida, porque no hubo “nada más que hacer”, como si el acto de educar, fuera poco.
En cuanto a la familia, analicemos un poco en donde está su responsabilidad, padres, madres y cuidadores. Cuando nos referimos a la familia, debemos devolvernos un poco, a lo que ha sido su aprendizaje en cuanto a comprensión y producción y encontramos también que ese privilegio se quedó en los que desde niños tuvieron la posibilidad de ir a una institución privada, es decir pagar altos costos por su educación, de nuevo evidenciamos la desigualdad, la concentración de las oportunidades en unos pocos.
Estas familias privilegiadas alcanzaron a llegar a niveles de educación superior y pueden hacer un mejor acompañamiento a los hijos, y si además tiene el gusto por la lectura y son escritores, muchísimo mejor; pero lo anterior corresponde a un porcentaje ínfimo, es decir a las clases dominantes de nuestro país, a este grupo no habría que referirse mucho, por cuanto están “salvados”, dadas sus condiciones económicas. Vayamos al meollo del asunto con el alto porcentaje de niños, niñas y jóvenes que están inscritos en el sistema de educación pública, valga decir que debería ser el mejor, este segundo grupo no tuvo esa oportunidad y viene también de un sistema educativo amañado y obsoleto, quienes no tuvieron mayor preocupación por este tema, cayeron en las trampas del sistema educativo, desde la reprobación de cada curso, y un día se les “acabó el tiempo”, para continuar y no regresaron más a la escuela y se dedicaron a otros menesteres y a la vuelta de un tiempo, “se graduaron de padres” y allí continúo la cadena de desigualdades. Otros por el contrario con miles esfuerzos y tropiezos escolares culminaron la básica secundaria, sin embargo, hasta allí llegaron porque ingresar a la universidad era muy costoso para sus alcances, lograron un trabajo y también “se graduaron de padres”, y así podríamos continuar los análisis con las diversas situaciones de los que hoy son los padres, cuidadores, es decir, la familia, pero la verdad sea dicha, que para un alto porcentaje de la población colombiana, ésta condición no es ajena.
De allí surge la responsabilidad que la escuela, el Estado y la sociedad le achacan a la familia, por cuanto no hay lectura en casa, los padres no tienen libros, no hay gusto por la lectura...por favor, primero hay que buscar el sustento para la familia, hay que trabajar de sol a sol, es más importante comer y comprar las cosas básicas que tener libros en casa, esa tarea es responsabilidad de la escuela, y la cadena se devuelve otra vez, familia, escuela, estado, sociedad...y continuamos en las mismas, sin resolver aún nada.
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