La Moral Fundamental
flakittTutorial7 de Mayo de 2014
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INTRODUCCIÓN
La Moral Fundamental es una ciencia filosófico-teológica que, en los últimos años, ha estado sometida a un serio estudio ya una profunda revisión. La razón es que la vida moral ha sufrido en el mismo período una grave crisis, y era preciso salir al paso para conocer su origen y responder adecuadamente a las interrogaciones que suscitaba.
El hecho es que la palabra “crisis” referida a la vida y a la doctrina moral sigue sonando y se repite entre los representantes más cualificados de la cultura de nuestro tiempo: intelectuales, artistas, filósofos, políticos, escritores, etc. reclaman una vuelta a los valores éticos y piden que se fundamente la razón última del actuar moral de la persona.
La llamada a una recuperación de la ciencia ética también aparece en diversos Documentos solemnes del Magisterio. En concreto, la Encíclica Veritatis splendor asegura que la ciencia moral está ante una profunda crisis, pues, en el seno de la Iglesia y hasta límites hasta ahora desconocidos, se pone en tela de juicio la concepción cristiana de la vida y la razón última de la Teología Moral:
“Ha venido a crearse una nueva situación dentro de la misma comunidad cristiana, en que se difunden muchas dudas y objeciones de orden humano y psicológico, social y cultural, religioso e incluso específicamente teológico, sobre las condiciones morales de la Iglesia. Ya no se trata de contestaciones parciales y ocasionales, sino que, partiendo de determinadas concepciones antropológicas y éticas, se pone en tela de juicio, de modo global y sistemático, el patrimonio moral” (VS, 4).
Es cierto que en ocasiones no conviene poner excesivo énfasis en la palabra “crisis”, dado que puede significar el momento de inflexión de una etapa de la historia en la que una realidad deja de tener vigencia y precisa ser sustituida por otra. Pero esta hipótesis sólo en muy pequeña medida se cumple en este caso. En efecto, es cierto que la reforma de la exposición de la Teología Moral era urgente, pues, como enseña el Concilio Vaticano II y otros Documentos posteriores, era preciso que esta disciplina fuese considerada en un marco más teológico y bíblico, en el que se destacase la vida moral como un seguimiento e imitación de la vida de Jesús. Pero es ya una convicción generalizada que, a la pretendida reforma, siguió esa crisis -tanto en la doctrina como en la vida-, que no tiene justificación, pues supera toda medida, al menos hasta el extremo que se la ha conducido.
El final de esta crisis ha llevado a ciertos estudiosos de la Teología Moral a profesar una tesis límite, que no puede ser aceptada por un creyente en la Revelación bíblica. Algunos defienden la teoría de que la vida moral no pertenece al mensaje cristiano, el cual se reduce sólo a las creencias, mientras que el comportamiento ético compete al ámbito privado de la conciencia de cada uno, en dependencia de las ideas culturales de cada época. El Papa Juan Pablo II lo formula así:
“Está difundida la opinión que pone en duda el nexo intrínseco e indivisible entre fe y moral, como si sólo en relación con la fe se deban decidir la pertenencia a la Iglesia y su unidad interna, mientras que se podría tolerar en el ámbito moral un pluralismo de opiniones y de comportamientos, dejados al juicio de la conciencia subjetiva individual o a la diversidad de condiciones sociales y culturales” (VS, 4).
No obstante, cabría considerar si esta tesis límite no será consecuencia de que una vez más se cumple, inexorablemente, la ley pendular. En efecto, de una época que parecía reducir el cristianismo a un programa moral, se pasa a otro período que trata de negar la dimensión moral de la fe cristiana. Esta postura dialéctica muestra, por sí misma, que ninguna de las dos tesis goza del aval científico. En efecto, la realidad es que el cristianismo, esencialmente, no es una moral, pero no es menos cierto que la fe cristiana integra una moral, de forma que no cabe separar cristianismo y comportamiento ético, pues, como afirma Juan Pablo II: «La fe tiene también un contenido moral: suscita y exige un compromiso coherente de vida; comporta y perfecciona la acogida y la observancia de los mandamientos divinos» (VS, 89).
El resultado es que, si no se ha sabido encuadrar el lugar que la ciencia moral ocupa en la interpretación cristiana del hombre, parece lógico que también los conceptos fundamentales de esta disciplina hayan sido sometidos a una profunda revisión, hasta el punto que no existe un consentimiento entre los autores en relación al significado y alcance de los principios básicos que justifican la vida moral, cuales son la libertad, la conciencia, la norma o ley moral, etc. Y, si los cimientos de esta ciencia han sido removidos, no hay duda que un planteamiento serio de la Ciencia moral debe no sólo ser riguroso, sino que también tiene que ser justificado desde el punto de vista de la Filosofía y de la Revelación. Precisamente para responder a este desafío Juan Pablo II ha publicado la Encíclica Veritatis splendor en la que se afrontan algunas cuestiones fundamentales de la enseñanza moral de la Iglesia que han sufrido un fuerte menoscabo por parte de algunas tendencias teológicas actuales. Así mismo ha parecido conveniente incluir en el Catecismo de la Iglesia Católica una exposición completa y sistemática de la doctrina de la moral cristiana.
Pues bien, a pesar de la importancia y urgencia de los problemas que plantea la ciencia moral de nuestro tiempo, sin embargo algunos de ellos no ha sido posible desarrollarlos en este breve libro. Aquí atendemos, principalmente, las cuestiones básicas sobre las que se asienta el programa moral cristiano. Si bien -al menos, en simples enunciados- dejamos constancia de la racionalidad de la moral del Nuevo Testamento y del firme fundamento nocional que la sostiene. Y, dado que no es posible desarrollarlos nocionalmente, esta ausencia se ha sustituido por una exposición más detallada de los datos que nos ofrece la Revelación. Al fin y al cabo, el cristiano, como enseñan los clásicos, no asienta su fe “sobre el fundamento de los filósofos, sino sobre la enseñanza de Jesús”.
Por ello, este pequeño libro expone, principalmente, la doctrina bíblica acerca del actuar ético del creyente y pretende sólo una exposición breve de la Teología Moral para cumplir el objetivo de esta Colección de manuales, la cual se propone exponer “las cuestiones fundamentales de la Ciencia Teológica puestas al alcance del lector de cultura media”. El deseo del autor es que ojalá haya conseguido este objetivo.
Capítulo I
NOCIÓN Y NATURALEZA DE LA TEOLOGÍA MORAL
1.- Noción y objeto de la Teología Moral
La ciencia teológica, además de estudiar las verdades cristianas, también se ocupa del modo de comportarse el creyente en Jesucristo, pues el cristiano no sólo cree, sino que vive. La razón última es que, al modo como la ciencia ética es una parcela del saber que acompaña siempre la reflexión del hombre, de modo semejante, cuando el cristiano reflexiona sobre su fe, inmediatamente es reclamado para que piense sobre el modo que debe orientar su vida. De ahí que, desde siempre, la existencia cristiana se considere bajo dos aspectos: las creencias que profesa y la moral que vive. Pues bien, la Moral es la parte de la Teología que estudia las costumbres que debe entrañar la vida de los que creen en Cristo.
“Teología”, según la etimología griega (lógos-Zeoú), es “la ciencia acerca de Dios”. La Teología es la “ciencia de la Fe” y tiene origen en la fe misma del creyente que quiere entender aquello que cree. De aquí que, desde San Anselmo (siglo XI), se define a la Teología como “la fe que busca una comprensión”. Por consiguiente, es la fe misma la que urge al creyente a que explique racionalmente las realidades en las que cree. La Teología es, pues, una ciencia racional, humana, que hace el creyente a partir de los datos que Dios ha revelado acerca de sí mismo y sobre todas las cosas vistas desde Dios. Esta ciencia se denomina, propiamente, Teología Dogmática, pues versa sobre las verdades -dogmas- que creemos.
Pero el cristiano no sólo cree en ciertas verdades, sino que la fe también le enseña y le impone una conducta moral concreta. Pues bien, la Teología Moral es la parte de la Teología que, a partir de la fe, reflexiona sobre cómo y por qué el cristiano debe vivir de un determinado modo, con el fin de alcanzar la bienaventuranza feliz.
El “objeto” de la Teología Moral es la vida entera del hombre, pues la eticidad es propia de la persona y no sólo de algunos aspectos de su vida. En consecuencia, la moralidad abarca la totalidad de la existencia del hombre y de la mujer. Y, dado que el hombre es social por naturaleza, la vida moral no afecta sólo a la vida personal del individuo, sino también a su actitud en la convivencia humana.
2.- Relación entre la Teología Dogmática y la Teología Moral
Teología Dogmática y Teología Moral forman una sola ciencia. Tomás de Aquino afirmó que la Teología “es átoma”; es decir, que no tiene partes. Y la razón es que el cristianismo es una profunda unidad: a partir de las verdades que Dios ha revelado acerca de su ser y sobre el hombre, éste ha de configurar su vida de acuerdo con esa revelación divina. De ahí que
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