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La censura empresarial


Enviado por   •  11 de Marzo de 2015  •  1.355 Palabras (6 Páginas)  •  803 Visitas

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Capítulo 8

La censura empresarial

Antes de 1983, en que el presidente Reagan desmantelara las leyes antimonopolio, no era posible concretar fusiones empresarias, luego fue durante su gobierno que se produjeron las diez mayores fusiones de la historia estadounidense y desde entonces la proliferación de fusiones no ha cesado. Esta nueva modalidad ha incorporado sin embargo algunas características que merecen citarse: en primer término la censura empresarial y aunque normalmente la censura se halla referida a las restricciones que imponen algunos gobiernos por motivos políticos o religiosos, se trata en este caso de una especie de auto censura destinada a mantener una cierta imagen de “entretenimiento familiar” y que se traduce en francas limitaciones a la producción editorial o musical con contenidos eróticos juzgados inapropiados para el clima familiar que pretenden instalar. De este modo se produce una verdadera manipulación de la creación artística a que deben someterse proveedores y productores si pretenden continuar en el mercado. En segundo lugar este tipo de censura suele influir igualmente en el tipo de noticias a emitir y en otros asuntos de actualidad ya que no es fácil resistir a las presiones corporativas, lo que de por sí arroja dudas sobre el futuro de la libertad de prensa en las grandes empresas fusionadas. Pese a que la promesa, de las grandes empresas periodísticas, luego de la caída del muro de Berlín, era introducir nuevos aires de libertad en los regímenes autoritarios, lo que actualmente se percibe es exactamente lo contrario ya que siguiendo los intereses económicos que las sustentan se han convertido en incondicionales apoyos de esos regímenes. Tan es así que los propietarios de los principales medios interesados en el negocio de la comunicación han comenzado a “ver” con buenos ojos al régimen chino y se aprestan a disfrutar de los 100millones de suscriptores de televisión por cable que se prevé alcanzar en la presente década. Cada vez más el imperio de las marcas se hace sentir en nuestra vida cotidiana. Según las leyes estadounidenses marca es:

“cualquier palabra, nombre, símbolo u objeto o combinación de estos que se emplea (...) para identificar y distinguir los artículos de un productor de los de otros”

Y las empresas defienden con uñas y dientes sus Copyright ante cualquier posible amago de competencia creando un clima de privatización cultural en el quela cultura es algo que nos sucede y no algo de lo que participamos. Estas marcas o logos responden a intereses empresarios bien concretos, cuyos presupuestos son en muchos casos superiores al PBI de algunos países y su penetración en el arte y la cultura, busca reemplazarlos en todos o casi todos los ámbitos. Los centros de compras se han convertido así en las nuevas plazas urbanas por las que, a diferencia de las plazas tradicionales, la gente transita sin establecer el menor contacto, sin que funcionen como lugares de reunión, de discusión pública, de manifestaciones y en lasque toda intervención ajena a los objetivos de marketing es sistemáticamente y hasta compulsivamente reprimida. Repartir volantes sobre temas contrarios a los que sustentan las políticas neoliberales, es seguro motivo de expulsión de dichos espacios de quienes lo intenten. De modo que aunque sean atractivos y en cierto modo acogedor llevan el sello de las restrictivas tendencias de la privatización y están al exclusivo servicio, no de la gente, sino de sus objetivos mercantiles. Su existencia y funcionamiento responden a una imagen fascista adonde se propicia la veneración de los logos, de las marcas y en donde el público solo es receptor de sus mensajes sin casi posibilidades de ejercer el pensamiento crítico. Estos espacios corporativos están desplazando, a medida que avanzan las fusiones y la proliferación de grandes emprendimientos, los ámbitos de discusión, de consenso o de disenso, en los que la sociedad civil pueda expresarse libremente. No existe aún un clima favorable a la reacción contra el poder de las marcas y esto se debe a que el gran público no ha relacionado todavía esta capacidad invasora de las marcas con los problemas económicos y laborales que lo

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