La economía del deporte, fútbol y realidad chilena

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EAE210B-4 | 2017 Sem 2

Profesor: Felipe Zurita

Ayudante(s): Nicolás Pastrián

Jaime Valenzuela

30 de octubre de 2017

La economía del deporte. Aplicación en el fútbol y actualidad chilena.

Mauricio Jair Barrera Abarca

mibarrera@uc.cl

La economía del deporte.

Con el paso de los años el deporte ha ido incrementado su participación en la vida de las personas, esto debido a sus múltiples beneficios: en cuanto a la salud, al esparcimiento, a la liberación de estrés, entre otros.

Un deporte según lo que indica el Consejo de Europa de 1992 ‘es cualquier forma de actividad física que, a través de la participación casual u organizada, pretenda expresar o mejorar la forma física y el bienestar mental, estableciendo relaciones sociales u obteniendo resultados en competición a todos los niveles’. (Rodríguez, 2012)

Deportes en el mundo existen casi como cantidad de países en él, donde unos son más reconocidos que otros como es el caso del fútbol, el básquetbol, el tenis, etc. Es por esto que resulta útil clasificarlos como deportes individuales o de equipo, profesional o amateur y populares o no.

La clasificación de individual o por equipo entiéndase como los deportistas que realizan la acción directa de competir. A modo de ejemplo: un boxeador posee un manager, quién guía y planifica las estrategias a realizar por el luchador, un staff médico que se preocupa de la condición física y psicológica del participante, incluso un encargado de la hidratación, alimentación, vestimenta y accesorios deportivos como los guantes. Es decir, hay un equipo, sin embargo, el individuo compite solo en el ring. Del otro lado, se tiene como ejemplo al handball dónde también existe un staff técnico, nutricionistas, utileros; pero los jugadores en sí ya componen un equipo, al desempeñar distintas funciones en el campo.

Respecto a lo profesional se refiere a una práctica del deporte mucho más seria que lo amateur, dónde se persiguen metas distintas. En lo profesional se busca mejorar día a día, mientras que en lo amateur puede ser una actividad netamente lúdica con amigos. Hay quienes establecen esta diferencia como la existencia de un contrato formal que establece una relación laboral entre el deportista y algún empresario. (Arias, 2017)

La popularidad del deporte es fundamental, pues en términos sencillos es el que da origen a la economía del deporte. Si el deporte es popular se tiene que existe una demanda asociada a él. Los competidores y sus actuaciones en los distintos eventos deportivos son la oferta. Por lo tanto, hemos encontrado un mercado asociado a los deportes populares.

Este mercado comprende el consumo del evento en sí, que es único e irrepetible. Generalmente los espectáculos pueden ser vistos como monopolios, ya que en el instante en que ocurre, no está siendo ‘producido’ en ningún otro lugar del planeta; por ejemplo: un show de Bruno Mars, una obra de teatro, la final de la copa del mundo, los 100 metros planos con Usain Bolt corriendo por la pista 5, etc.

El mercado también atañe a la venta de los accesorios deportivos que utilizan los deportistas: la camiseta del club de tus amores, los nuevos zapatos de Neymar, el jockey utilizado por Andy Murray, entre otros.

Desde la óptica de un mercado es razonable pensar que los oferentes, en este caso los deportistas, buscan maximizar sus utilidades. Pensándolos como una firma entonces, el escenario ideal sería que fuesen únicos y los mejores exponentes en su disciplina como lo es un monopolio. Sin embargo, se da una peculiaridad y es que el deporte es una competición dónde para un espectador neutro (la gran mayoría del mundo), mientras más competitivo, menos predecible y mayor interés en el evento deportivo. Es decir, un gran deportista necesita de otro a su nivel para crear más valor y capturarlo. Esto es conocido como la paradoja Louis-Schmelling. (Neale, 1964).

En el caso de un boxeador (como lo fueron Louis y Schmelling) este necesita de un contrincante y mientras más competitivo sea, más atractivo se hará el combate y obtendrá mayores auspiciadores y pagos por conceptos de televisación. Es decir, para este tipo de deportistas si quiere maximizar utilidades necesita de competidores que generen y aumenten el atractivo del evento. Por ejemplo, Floyd Mayweather es sin duda uno de los más destacados boxeadores del último tiempo, donde cosechó 50 victorias y ninguna derrota en los 21 años de carrera profesional, sin embargo, su apodo nunca habría sido ‘Money’ si ningún retador hubiese estado dispuesto a sufrir el rigor de sus puños. Se especula que, en su última batalla contra el irlandés campeón de las artes marciales mixtas, Conor Mcgregor, se embolsó al menos unos 350 millones de dólares por patrocinios, televisación y venta de entradas.

En otro deporte totalmente distinto como lo es el fútbol lo reafirmó Cristiano Ronaldo, uno de los mejores jugadores de la actualidad, en la conferencia previa a la gala de la FIFA balón de oro 2013: “Todos queremos ser siempre el mejor (en referencia a Lionel Messi y Franck Ribéry, aspirantes al igual que CR7 al galardón) y eso en cierta forma es bueno tanto para mí como para ellos y para el fútbol también”. Y quizá después de todo, no pareciera tan descabellado preguntarse ¿qué hubiese sido de Cristiano y Lio si no hubieran coincidido, es probable que se hubiesen destacado, pero al extremo de marcar más de 500 goles cada uno?

Maximización de utilidades versus logros deportivos.

Dentro de los clubes deportivos existen distintos participantes como los son los mismos deportistas, los managers, administradores, auxiliares, colaboradores y los fanáticos. Esto últimos juegan un rol importante a la hora de apoyar a los participantes en los distintos eventos deportivos. Están dispuestos a recorrer gran cantidad de kilómetros con tal de presenciar y dar ánimo a su escuadra preferida. Está cantidad de fanáticos es relativa, hay clubes que poseen gran cantidad y otros no tanto. Pero si algo caracteriza a los hinchas y eso es que desean lo mejor para su club y lo mejor, desde su perspectiva, son éxitos deportivos.

Entonces se genera una confrontación de funciones objetivo, entre los fanáticos que buscan maximizar logros deportivos y los empresarios, administradores de los clubes, que buscan maximizar utilidades, que pueden incluir los logros deportivos, pero tarde o temprano terminarán primando los beneficios.

Ya vimos que para los deportistas o equipos es necesaria la competencia para maximizar utilidades, dado esto no resulta raro que se creen ‘rivalidades deportivas’ entre los distintos participantes como la que se creó con Mayweather-McGregor en el boxeo, entre Rafael Nadal y Roger Federer dos de los tenistas más destacados de la última década, los ya mencionados C. Ronaldo y L. Messi, además de sus respectivos clubes Real Madrid y FC Barcelona, LeBron James y Stephen Curry con la seguidilla de finales que han disputado en la NBA con los Cavs y Warriors respectivamente, o en un plano mucho más cercano Colo-Colo contra Universidad de Chile los dos clubes más ganadores y populares del país (Adimark, 2017). Muchas de las rivalidades mencionadas tienen un carácter deportivo, pero principalmente mediático.

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