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La familia es considerada la célula fundamental de la sociedad


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2016  •  Ensayos  •  1.265 Palabras (6 Páginas)  •  418 Visitas

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       La familia es considerada la célula fundamental de la sociedad, en ella los humanos adquirimos los primeros rasgos para desarrollar nuestro carácter, identidad personal, hábitos y valores, que definirán el rumbo de nuestro futuro. Sin ella no podríamos subsistir, al no tener algo que nos sustentara, nos diera amor y apoyo, y nos motivara a salir adelante. Por eso creo que la motivación, que es aquello que impulsa a los individuos a realizar ciertas acciones y mantener firme su conducta hasta cumplir todos sus objetivos, en mi caso gira en torno a mi familia.

      Desde mi infancia, he sido testigo de cómo mis padres se esforzaron para moldearme y crear la persona que soy hoy en día. Recuerdo que desde pequeña, aunque muchas cosas que me enseñaban no lograba entenderlas por completo, fueron formando parte de mí, gracias a ellas he podido recorrer el camino de la vida, ¿de qué hablo?, me refiero a los valores. Estos nos permiten relacionarnos con nuestros semejante, respetando la dignidad propia y del prójimo. Los valores inherentes a mí, son el respeto, responsabilidad y persistencia.  Rafael Gómez Pérez no se equivocó al nombrar la frase “el mejor rasgo de la amabilidad es el respeto a la libertad de los demás”, sin este valor esencial, todo se transformaría en una caótica situación, porque perderíamos de vista lo esencial, es decir el valor que todos merecemos como personas. La responsabilidad, es otro valor fundamental, porque nos lleva  a medir las consecuencias de nuestros actos. He conseguido aplicarlo a lo largo de mis estudios. Finalmente  la persistencia, derivado del latín persistere, que se traduce como mantenerse firme y quieto. Todo lo que te propones es posible, solo es cuestión de enfocarnos bien en aquello que más anhelamos. Con la combinación de estos tres, además de la suma de los demás valores necesarios, he logrado mantener un equilibrio en mi vida, creándome también un criterio propio empleado en muchas de las decisiones que he tomado. Considero que estos valores han influido en que sea una persona distinta a otras.

      A lo largo de nuestra vida tenemos la interrogativa de hacia dónde vamos, siempre a la expectativa de tomar decisiones correctas, pero es necesario equivocarse, porque aprendemos más de los errores. Si tenemos raíces firmes, no habrá tempestad que nos derrumbe. Estas raíces, son adquiridas en el hogar, en un inicio nuestros padres decidían por nosotros, pero llega un momento en que es tiempo de emprender el vuelo y optar por el mejor camino según nuestro criterio, experimentando caídas, pero lo más importante es que ello nos sirva de impulso y así salir a flote.

      En cuanto a lo que respecta en mis estudios, he tratado desde mi educación preescolar, a luchar para lograr todo que me propongo. Recuerdo que al entrar, anhelaba poder pertenecer a la escolta, oportunidad, que sólo tenían los alumnos más sobresalientes, con esfuerzo logré estar donde deseaba y pude enarbolar el símbolo patrio. Conforme fui aprendiendo cosas, en específico sobre profesiones, me llamó mucho la atención la carrera de medicina, claro está, que ese entonces no sabía la magnitud de lo que implicaba esa carrera.

      Fui creciendo y desarrollando más habilidades, y con altas expectativas ingresé a primaria, donde reafirmé mi gusto por el saber, pues desde niña era una persona muy curiosa, que le encanta aprender cosas nuevas y saber el porqué de la cosas. En este ambiente empecé a forjar una actitud solidaria,  cuando algún compañero requirió ayuda, estuve ahí para apoyarlo dentro de mis posibilidades. Este sentimiento de solidaridad va muy unido a mi deseo de ayudar al prójimo.  Desarrollé muchas habilidades, que puse en práctica en mi quehacer escolar diario, aunado al esfuerzo y empeño que ponía en mis tareas y exámenes, gracias a lo cual fui acreedora a algunos reconocimientos por mi buen aprovechamiento académico, logrando ser en quinto y sexto grado el mejor promedio, lo cual me hizo acreedora a dos preseas, una por aprovechamiento y otra por excelencia; los sentimientos que en ese momento me abordaron son indescriptibles, pues fueron el fruto de mi arduo empeño puesto durante todos esos años.

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