La mano de obra barata - ¿Un bien mayor, o abuso de personas?

¿Un bien mayor, o abuso de personas?

Uno da por sentado todas las comodidades materiales con las que contamos diariamente pero nunca nos damos cuenta de la complejidad de su producción, o de los procesos que se tuvieron que llevar acabo para conseguir el producto terminado. El principal método de producción desde el inicio de la era industrial es el uso de mano de obra, o fuerza laboral, en las líneas de producción, y es el principal motor de la economía actual.

El objetivo de las empresas, sin importar en lo que se desempeñen, siempre es el optimizar, y en los casos de grandes empresas con una gran cantidad de empleados, esto se logra reduciendo el salario hasta el llamado “salario mínimo”. México es uno de los países con mano de obra más barata, con un promedio de 80-200 pesos en las zonas industriales del país (CONASAMI, 2015), desde 2010 supera a China como la mano de obra más barata del mundo, y esto considerando que China ofrece a sus trabajadores seguros y prestaciones como alimentación, seguro de vida y de salud (Martínez, 2010). El decir que México tiene la mano de obra más barata del mundo también nos dice que ofrece los peores salarios para los trabajadores, lo que nos dice mayor número de pobreza o miseria. La mayoría de las labores que deben realizar estos trabajadores son en extremo riesgosas para su salud, como el manejo de herramientas de alto riesgo, el uso de materiales y procesos que ponen en peligro su vida. Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMMS), de los 12, 224,231 de los trabajadores inscritos en su sistema,  324,150 sufrieron lesiones o accidentes durante la realización de sus labores, es decir el 26% (Sarmiento, López, & Marín, 2004).

En este ensayo se argumentara que a pesar de los beneficios económicos para el estado, crecimiento de empresas, y mejor posicionamiento del comercio mexicano en el mundo, es éticamente incorrecto el sacrificio de la dignidad de las personas que ponen su cuerpo y su salud en juego para poder llegar a estos resultados, y que es injusto lo poco que ganan considerando lo mucho que arriesgan y se esfuerzan.

Los empleados que son contratados como mano de obra barata ganan en muchas ocasiones el salario mínimo establecido el varía entre 80 y 100 pesos dependiendo de la actividad que se realiza, aunque los generales son de 69 pesos (CONASAMI, 2015). Estas personas se esfuerzan trabajando y ponen en peligro su salud en actividades riesgosas por una cuantas monedas la hora, lo cual no basta para el cuidado personal y mucho menos para el cuidado de las familias de los trabajadores. No obstante, la mano de obra es uno de los principales impulsadores de la industrialización y la globalización. Actualmente, los países en desarrollo participan en los mercados gracias a la fabricación de los productos por un precio mucho menor que en los países desarrollados. Sin embargo, esta misma dependencia de los países desarrollados y los que están en desarrollo provocan aún más desigualdad, provocando que los países tercermundistas paguen menos la hora a sus trabajadores ya mal pagados con tal de producir más a un menor precio.

Gran parte de la economía actual es un traslado continuo de productos y servicios entre países, en especial entre países en desarrollo con los ya desarrollados. La mano de obra es considerada una parte importante de la globalización gracias al intercambio constante entre economías. En lo que se refiere a la producción que utiliza la mano de obra barata, los países tercermundistas son los principales ofrecedores de dicho sistema, cubriendo la mayoría de las áreas de producción como los vehículos (terrestres, aéreos y marítimos) o las armas, que a su vez son exportados a las naciones primermundistas. Un ejemplo claro de esto son las plantas de automóviles Ford que se encuentran al norte del país, las cuales fabrican partes y, en el caso de la planta de Hermosillo en el estado de Sonora, vehículos que son vendidos en el mismo país o en el extranjero.

Dicho esto, la dependencia de los países tercermundistas en los países desarrollados se incrementa considerablemente en el ámbito económico (Chossudovsky, 2007). Los países en desarrollo se concentran en la producción de bienes exportables o en las economías de ensamble para satisfacer la demanda de países desarrollados, causando un enajenamiento de las economías internas y poco flujo en el mercado interno (Dietz). A pesar de eso, los países tercermundistas tienen un constante flujo de ingresos proveniente del extranjero, provocando y facilitando el interés de otras naciones que también desean incrementar sus ganancias minimizando los gastos de producción.

Desde el punto de vista las empresas que ponen en acción estas prácticas, las maquiladoras y fabricas son una fuente de empleo para personas poco especializadas y permiten una fuente de ingresos con dinero extranjero, pero debe mencionarse que el concentrarse en el factor económico se deja a un lado el poco respeto por la dignidad humana que suele presentarse en este tipo de situaciones. La gran mayoría de los productos hechos por este tipo de empleados se realizan en labores peligrosas o riesgosas para el trabajador, y las empresas que los contratan, en algunas ocasiones, no les otorgan seguros ni prestaciones de salud.

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