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La mirada de Jafar


Enviado por   •  29 de Marzo de 2017  •  Resúmenes  •  2.652 Palabras (11 Páginas)  •  159 Visitas

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La mirada de Jafar

Había una vez en el desierto de Arabia, una ciudad llamada Agrabah, una ciudad de misterio y de encanto. También había un desierto muy cruel y atormentador que ocultaba muchas cosas, como, grandes tesoros, las mejores joyas de toda Arabia y algo no tan común; una lámpara y se estarán preguntando ¿qué tan especial podría ser una lámpara?. En Agrabah es más importante lo de adentro que lo de afuera, no se dejen engañar por su insignificante aspecto si no lo que contiene y lo que cambió en la vida de un consejero de un Palacio. Te advierto que esta historia esta maldita, si decides leerla será bajo tu propio riesgo. La historia comienza en una noche fría con un hombre sombrío y una sombría intención…

Llevo tiempo esperando para esto y mi ladrón llega tarde, él es que me trajo la pieza dorada. En este desierto se oculta un gran tesoro dentro de una cueva, para poder abrirla se necesitan de 2 llaves, juntas forman un escarabajo dorado y yo ya tenía una desde hace tiempo. Obviamente el ladrón buscaba algo a cambio y le prometí al ingenuo que podía quedarse con todo el oro que estuviera dentro de la cueva pero debía traerme la lámpara que está dentro de ese lugar. Cuentan los rumores que al frotar esa lámpara sale un ser supremo capaz de conceder 3 deseos. Mi misión es conseguirla y volverme un mago exitoso. He de decir que tengo un cetro con poderes mágicos entre ellos cambiar de apariencia y controlar la mentes de los demás, pero soy muy avaro y codicioso y deseo más poder. Cuando le dije al ladrón acerca de los tesoros no se veía muy convencido pero Iago que es mi loro le quitó la pieza y me la dio. Al juntarlas, ambas salieron por los aires y rodearon un montón de arena que estaba delante de nosotros, se colocaron en distintos lados formando 2 ojos y finalmente un increíble tigre se formó de aquel montón. No era un simple tigre hecho de arena, tenía vida y dentro de él estaba ‘’ L a Cueva de las maravillas’’.  Le recordé al ladrón el trato que teníamos y antes de que el pudiera entrar el tigre dijo que solo podía acceder aquel de corazón puro y limpio. Le grité que no debía preocuparse y que entrara, pero al dar su primer paso todo se vino abajo, el tigre cerró lo boca y no lo dejó salir. El tigre replicó ‘’Busca al elegido y al diamante azul”. ¿A quién se habrá referido con el elegido? Sé que ese diamante lo tiene el sultán, lo bueno es que soy consejero del sultán del palacio y me puedo dar a la tarea de encontrarlo, tardé años en encontrar las piezas, puedo esperar a encontrar al elegido y el diamante, estoy seguro que ambos están en Agrabah. [pic 1][pic 2]

Regresé a la ciudad sin éxito de mi búsqueda. No tenía tiempo de pensar quién era el elegido ya que dentro de unos días la princesa Jasmín, hija del sultán, iba a cumplir sus 18 años y según las leyes ella debía casarse antes de su cumpleaños. Llegaban alrededor de 3 príncipes al día para pedir la mano de ella pero siempre se negaba. El día de ayer vino Akba un príncipe muy amigo del sultán a tratar de que Jasmín se enamorara de él, el resultado fue que el tigre de Jasmín, Rajah, se comió su ropa interior y Akba se fue enfurecido. El sultán me llamó para darme una aburrida y larga plática de desahogo… ‘’la ley esto’’, ’’ Jazmín no comprende’’, blah blah blah. Además de ser tan aburrido y detestable el sultán, trata a Iago como un perro, siempre le está dando galletitas como premio. Era la oportunidad perfecta para pedirle el diamante, él estaba desesperado y soy lo suficientemente ingenioso para lograr convencerlo de que me lo diera. Le dije que tenía la solución ante el problema de su hija pero necesitaba de su hermoso y bonito diamante para ello. Al principio se negó pero con el cetro logré que me lo cediera. [pic 3]

Ya tenía el objeto ahora necesitaba al elegido. Utilicé mi cetro y el diamante para hacer un hechizo el cual me permitía saber quién era el elegido, cuando le pregunté se proyectó dentro de mi cetro un ladrón de la ciudad, creo que se llama Aladín, la verdad su nombre me es insignificante, solo necesito conocerlo y engañarlo, pero para mi suerte la princesa Jasmín se había escapado del palacio y debía buscarla, lo bueno es que yo ya sabía con quién estaba. Me enteré de que Jasmín estaba vestida de civil, estaba caminando por ahí y al ver a un niño con hambre le da una manzana pero era robada, por lo tanto la querían matar pero llega Aladín y la salva. Era la excusa perfecta para arrestarlo, decir que trato de secuestrar a la princesa y llevarlo a la cárcel y ahí hacer un trato con él. Cuando lo encarcelaron me disfracé de un viejito chimuelo y de aspecto pobre y le dije que yo podía hacer que el saliera de la cárcel pero él a cambio debía ayudarme con una búsqueda y el aceptó. Cumplí mi parte del trato abrí un pequeño pasadizo que hice hace años en la celda y ambos salimos y nos dirigimos al desierto. Al llegar el tigre preguntó que si acaso había encontrado al elegido, le dije que si y le permitió la entrada a Aladín pero le dijo que fuera únicamente por la lámpara que no podía tocar el tesoro prohibido. Aladín entró y duro mucho tiempo comencé a creer que se había quedado atrapado, cuando de repente escucho que se empieza a mover el suelo. Lo primero que se me vino a la mente fue que trató de robar algo, era de esperarse era un ladrón. Cuando estoy a punto de darme la vuelta y marcharme Aladín sube las escaleras todo preocupado y se cae, lo sujeté y le dije que me diera primero la lámpara y después lo subiría, el aceptó y me la dio pero empecé a reír y le dije que solo me importaba la lámpara y lo solté pero su mono Abu me la quitó y lo empujé dentro de la cueva que se estaba cerrando. Había perdido al elegido y la lámpara entré en pánico y no supe que hacer. [pic 4][pic 5]

No me quedaba de otra, tuve que regresar al Palacio. Al llegar el sultán me regaña por mandar a Aladín a la cárcel sin motivo. Le pedí disculpas a Jasmín pero ella me amenazó diciendo que cuando ella fuera reina se desharía de mí. Se marchó y Iago y yo comenzamos a hablar. Al cabo de un rato propuso una interesante idea, si yo lograba casarme con ella sería el sultán y gobernaría toda Agrabah.

Al día siguiente visité al sultán y le propuse la solución para que Jasmín se cazara. Saqué los manuscritos y le leí una regla inventada por mí en la cual marcaba que si no se encontraba a un príncipe, el consejero, ósea yo, sería el futuro prometido. El sultán cuestionó esa regla pero antes de que pudiera averiguar si era cierta, utilicé mi cetro para lograr que el aceptara esos términos. Estaba a unos segundos de llamarle a la princesa para que nos casáramos pero en eso se escucha música y el sale corriendo al balcón para ver a que se debía tanto ruido. Era un nuevo príncipe, venía a pedir la mano de Jasmín. No lograba reconocer quien era, se hacía llamar príncipe Ali pero su aspecto me parecía familiar. Fue todo un espectáculo tenía un elefante, arrojaba dinero y conquistaba a todas las damas, pero cuando Jasmín lo volteo a ver puso una cara de enfado. Cada vez se acercaba más y más a las puertas del palacio. En el momento que está a unos cuantos metros, el sultán sale corriendo a abrir la puerta. Yo la cerré pero el elefante pegó una patada y salí volando. El príncipe se presenta y el sultán estaba muy emocionado porque Ali había traído una alfombra mágica, y el sultán la estaba usando. Mientras tanto aproveché para cuestionar al príncipe y en base a sus respuestas quizá lograba descifrar quien era, pero en vez de ayudarme me confundieron más. La princesa Jasmín llegó y se enfureció al ver que estábamos discutiendo sobre su futuro marido y se negó que el príncipe Ali la viera.

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