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El Poder De La Mirada


Enviado por   •  9 de Enero de 2013  •  2.481 Palabras (10 Páginas)  •  323 Visitas

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EL PODER DE LA MIRADA

A lo largo de mi labor como docente y en el rol directivo, he podido vivenciar a través del trato frecuente con alumnos y docentes, cómo un gran número de alumnos que manifiestan problemas de conducta y/o aprendizaje han modificado su situación original evidenciando progresos notables. En cambio, en otros casos, estas mismas conductas se manifiestan recurrentes sin poder alcanzar variaciones al respecto.

Más allá de los diversos factores de distinta naturaleza que inciden en estas situaciones, hay uno que pertenece al ámbito escolar y considero relevante y condicionante de las posibilidades de generar cambios: LA MIRADA DEL DOCENTE.

A través de este trabajo, intentaré exponer algunas ideas que me han llevado a la reflexión personal y profesional y a la necesidad de hacer consciente la incidencia que nuestro accionar puede tener sobre el éxito y/ o fracaso de nuestros alumnos.

Para ello, desarrollaré el tema “ El poder de la mirada” desde cuatro perspectivas:

• La mirada sobre uno mismo.

• La mirada del otro traducida en representación social.

• La mirada de Jesús.

• La mirada del docente que tiene a Jesús como modelo de maestro.

LA MIRADA SOBRE UNO MISMO:

“ Veré cómo me miras y me diré quién soy”

Este aforismo podría sintetizar la importancia y el poder que tiene la mirada del otro sobre cada uno de nosotros.

La primer mirada que nos mira y nos reconoce, sin dudas, es la de la madre. Si es una mirada de aceptación, de acogida, de sostén, el niño se sentirá bienvenido al mundo. En cambio, si la mirada es de rechazo, de reproche, es posible que el que la reciba no pueda revertirla y provoque una actitud hostil hacia la vida y hacia lo que lo rodea.

Desde muy pequeños somos guiados por la mirada de los demás y vamos construyendo una imagen de nosotros mismos que en nuestra experiencia con los otros nos confirma aquello que creemos ser.

A su vez, esta imagen condiciona las expectativas que tenemos sobre nuestro futuro.

A medida que se constituye el psiquismo infantil, además de la mirada materna y paterna, aparecen otras miradas igualmente significativas, capaces de ayudar a construir una sana autoestima o de destruirla. Una de ellas, es la del maestro, quien acompaña al niño en su proceso de maduración y crecimiento y completa la función educativa que inicia la familia.

De allí, la importancia de percibir a nuestros alumnos como seres perfectibles con múltiples posibilidades, con una dignidad que los hace únicos como persona, independientemente de la condición social y/o familiar que poseen.

LA MIRADA SOBRE EL OTRO TRADUCIDA EN REPRESENTACIÓN SOCIAL:

La percepción de los otros, se puede traducir en la noción de representación social.

La representación da cuenta de una visión de la realidad que se comparte socialmente, a la vez que dirige las actuaciones y los comportamientos de los sujetos. Se refiere concretamente a “ la mirada” con que uno mira al otro.

Las representaciones sociales no suelen ser totalmente conscientes, más bien funcionan a nivel implícito ya que son interiorizadas tempranamente por los individuos. Se vinculan a un saber práctico y por lo tanto, se vuelven habituales.

El docente, al igual que el resto de las personas, realiza su función a partir de un cúmulo de representaciones respecto de las capacidades, de la inteligencia, del comportamiento y del éxito o fracaso de sus alumnos. Sin darse cuenta plenamente, es portador de representaciones que ha ido formando a partir de sus propias vivencias y de la formación que recibió, por lo cual, las reproduce.

Por ser uno de los actores principales del proceso educativo, tiene mucha importancia la mirada con la que ve a sus alumnos, porque esta mirada anticipa y, en buena parte, determina el rendimiento escolar y la actitud de los alumnos en la escuela.

Las representaciones que el maestro suele hacer de sus alumnos, están teñidas de sus propios temores inconscientes y llegan a producirle al niño una imagen distorsionada de sí. Aquí, es necesario señalar que la desvalorización que se hace del alumno, desvalorizara, a la vez, el mismo trabajo docente.

El modo de ver se traduce en palabras y gestos con los que podemos alabar o descalificar a nuestros alumnos.

El frágil psiquismo infantil, demandante de amor y cuidados, no tiene la fuerza suficiente para sobreponerse a los efectos que le producen los rótulos que se le adjudican.

Revertir la mirada, primero sobre sí mismo y luego sobre los alumnos, es una exigencia imprescindible para que se construya una sana relación en el proceso de enseñanza-aprendizaje. La actitud de acogida y aceptación de sí mismo del docente, permite que se proyecte en una actitud de acogida, reconocimiento ,escucha y comprensión hacia el ser persona del alumno.

Revertir la mirada implica hacer un reconocimiento de sí y del otro. Implica lograr dentro de sí, una apertura capaz de percibir lo positivo de los demás y adquirir la habilidad para expresarlo.

Es dar muestras de atención y de confianza en las posibilidades del otro.

Es darle la posibilidad de que genere

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