La modernización

La modernización se ha desarrollado como “un acelerado proceso de diferenciación que incrementa el dinamismo de la sociedad, pero que también agudiza los fenómenos de disgregación y fragmentación” (Lechner, 1997:13). Lechner (1997) reconoce que actualmente nos encontramos en una “profunda reestructuración de nuestras sociedades”, lo que ha generado que hoy en día nos enfrentemos a un contexto complejo. Estas “dos caras de la moneda” han producido “incertidumbre y sentimiento de desamparo” (Lechner, 1997:7), lo que se ha traducido en malestar de las personas con el Estado. Como dice el autor, dicho malestar se atribuye al “mal gobierno”, quien es culpable y responsable de todos los males de la sociedad, por lo que “los desajustes de la vida social aparecen como la consecuencia de la ineficiencia política” (Lechner, 1997:7). Es en este contexto que el autor plantea la necesidad de revisar la coordinación social, cuestionándonos “en qué forma la sociedad asegura cierta coordinación básica entre los diferentes procesos y actores (individuales y colectivos) que la integran”. De este modo se reconoce la coordinación social como “un problema crucial en la actual reorganización de las sociedades latinoamericanas” (Lechner, 1997:7).

La primera forma de coordinación que se presenta es la “Coordinación Política”, la que actualmente se ha conformado como la “instancia privilegiada de coordinación social” (Lechner, 1997:8). Este tipo de coordinación se caracteriza por ser centralizada (Estado como único núcleo), jerárquica (decisiones son tomadas por autoridades), pública (coordinación remite a ciudadanía) y deliberada (responde a propósitos fijados de antemano). El autor expone que la principal estructura de coordinación política, que articula la vida social y que se posiciona como centro jerárquico de la sociedad, es el Estado. Éste, dotado de dominación legitima, se concibe como la “autoridad máxima que tiene el monopolio de tomar decisiones vinculantes para toda la población” (Lechner, 1997:8). El Estado, apoyado por la administración pública, el derecho, la política económica e incluso la educación, coordina, articula y sintetiza la sociedad.

Por otro lado se encuentra la “Coordinación Social mediante el Mercado”. Esta es un tipo de coordinación que tiene como base una estrategia neoliberal, donde se impulsa un “conjunto de medidas (liberalización de los mercados, desregulación, privatización, descentralización administrativa) destinadas a fortalecer el papel del mercado” (Lechner, 1997:10). Este tipo de coordinación se caracteriza por ser descentralizada (no existe un centro único en una sociedad diferenciada), privada (la coordinación no remita a la ciudadanía), horizontal (niega relaciones de dominación) y no intencionada (equilibrio espontáneo de la interacción social). La coordinación social mediante el mercado pretende “eliminar toda interferencia política que distorsione las “leyes del mercado” como mecanismo automático de equilibrio” (Lechner, 1997:10). Sin embargo, Lechner (1997) reconoce que “una estrategia dedicada a desmantelar la intervención estatal solo tiene éxito allí, donde se apoya en una fuerte intervención política.

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