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Las Reformas Educativas


Enviado por   •  2 de Junio de 2013  •  2.502 Palabras (11 Páginas)  •  351 Visitas

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Las reformas educativas de corta vida constituyeron el meollo de lo que Mora calificó a menudo de

“Revolución de 1833”. Todos los testimonios indican que, aunque nunca fue oficialmente ministro de

Educación, Mora fue el arquitecto principal de los cambios. Formó parte del comité para la enseñanza

nombrado por Gómez Farías (20 de septiembre de 1833) que más tarde se convirtió en la Dirección

General de Instrucción, el nuevo organismo gubernamental consagrado a la enseñanza. Las reformas

fueron revolucionarias por cuanto la universidad y la mayoría de los antiguos colegios del Distrito Federal

quedaban abolidos y sustituidos por seis “establecimientos” controlados por el Estado, dedicados cada uno

de ellos a una rama de la enseñanza. El gobierno nombraría a los profesores y directores. La nueva

legislación, por supuesto, se dirigía contra la universidad, entendida como corporación, pero aún más

contra la gran influencia que ejercía el clero a través de la educación. Por esta razón, en parte, El

Indicador reimprimió los ensayos educativos de Jovellanos, que en su mayoría fueron escritos después de

que dejó de ser ministro de Justicia en 1797, cuando la Iglesia se opuso a su plan de reforma. “Jovellanos

es el mejor testigo de la inmensa dificultad de caminar en la instrucción pública”, escribió Mora. A pesar

de los esfuerzos conscientes que hizo por ser radical, por ejemplo eliminando los antiguos términos de

“universidad” y de “colegio” en favor del término neutro “establecimiento”, la reforma se mantuvo

perfectamente dentro de las tradiciones hispánicas.

Mora, Zavala y los periódicos reformistas guardaron su más afilada retórica anticlerical para atacar el

antiguo sistema de la educación superior. “La educación de los colegios -escribió Mora- es más bien

monarcal que civil”.

Sujeta a regulación clerical, la educación nunca podría fomentar “un espíritu de investigación y de duda”,

sino únicamente el “hábito de dogmatismo y disputa”.

La universidad fue abolida por decreto el 21 de octubre de 1833 y llevó al Reformador a comentar que “el

último baluarte de los errores góticos ha desaparecido para siempre”. Los seis establecimientos nuevos se

encargarían de una enseñanza diversificada y especializada, sujeta a un control central, en contraposición

al antiguo sistema en el cual la mayoría de los colegios se duplicaban unos a otros y constituían otras

tantas universidades “bastardas”. La ley estableció las materias que se enseñarían en cada una de ellas y

los locales en los que se alojarían. Sin embargo, no se suprimieron todas las antiguas instituciones. Mora

reconoció que el tercer establecimiento, el de ciencias físicas y matemáticas, necesitaba pocos cambios en

el antiguo Colegio de Minería (donde también estaba alojado). El Colegio fue creado en 1783 dentro de

las reformas que Carlos III hizo a la industria de la minería, y se había convertido en fuente de gran parte

del despertar científico de México antes de 1810.

El programa educativo debería convertirse en la piedra sillar del nuevo edificio liberal. Pero las leyes

sobre educación no tardaron en ser derogadas por Santa Anna, el “Atila de la civilización mexicana”. Y la

secularización tuvo que esperar la llegada de Gabino Barreda, una generación más tarde. El plan liberal

era radical por cuanto había echado por tierra la mayor parte del establecimiento colonial, con la notable

excepción del Colegio de Minería de Carlos III. e-Educa, Cibercultura para la Educación AC

IDENTIDAD PROFESIONAL. LECTURA 7 2

La revolución mental

Uno de los más importantes acontecimientos de la Sociedad Fluctuante fue la reforma político-jurídica de

1833. Al estudiar este breve periodo (sólo duró 11 meses) de la administración de don Valentín Gómez

Farías, nuestra atención se dirigía principalmente a la cuestión educativa. Ello no implica su exclusión del

proceso político; simplemente se trata de una preponderancia. Pues además de las estrechas relaciones,

dentro de objetivos políticos, persiguiendo metas de esta naturaleza.

Don Valentín Gómez Farías fue uno de los congresistas que intervinieron activamente en la Constitución

de 1824. Ahora, en 1833, ocupaba la vicepresidencia de la República y, por ausencia temporal de Santa

Anna, se encontraba en ejercicio del Poder Ejecutivo. Con Gómez Farías tuvo lugar una reforma radical

legislativa.

El objetivo central de esta revolución ideológica del liberalismo es modernizar a México. Esto significa

dotar a sus nacionales de un instrumental ideológico que permitiese, por un lado, el establecimiento de

instituciones políticas liberales, y por el otro, de un instrumental material que permitiese la

industrialización. Como exponente de estos puntos de vista, Mora es un precursor del positivismo

mexicano, considerado en un momento culminante. El primer paso que ha de darse, en opinión de Mora,

es

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