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Las matrices de pensamiento en el mundo central


Enviado por   •  29 de Agosto de 2015  •  Tesis  •  2.849 Palabras (12 Páginas)  •  169 Visitas

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Perspectiva Sociopolítica

Profesora Luisa Vecino

FICHA DE CÁTEDRA

Los silencios y las voces de América Latina

Alcira Argumedo

Ediciones del Pensamiento Nacional, Buenos Aires, 1996.

Capítulo III “Las matrices de pensamiento en el mundo central”

Selección de párrafos

Primera parte

  1. El liberalismo político y el liberalismo económico

Como concepto científico la noción de sociedad es desarrollada por los pensadores clásicos de las burguesías francesa e inglesa. Adopta dos formas principales: por un  lado la filosofía jurídico – política, donde la sociedad se constituye a partir de un contrato o pacto  voluntario entre los individuos racionales que la componen. Ésta se sostiene sobre la idea de contratos social y va a formular, sucesivamente, dos conceptos diferentes de Estado que, a su vez, se basan en dos visiones diferentes acerca de la naturaleza humana originaria: la teoría del estado absoluto y la teoría del estado representativo o liberal.

La primera tiene como su representante más destacado a Thomas Hobbes, para quien la sociedad se constituye ante la necesidad de superar el estado de naturaleza caracterizado como “una guerra de todos contra todos”. Esta guerra se origina en la perpetuo e incesante deseo de poder, para garantizar la propia seguridad y supervivencia – primer principio de la naturaleza humana-  que coloca a los individuos en mutua confrontación. Sin embargo, el otro principio natural –la razón- al permitirles prever las consecuencias negativas de esta lucha, les enseña a evitar una disolución antinatural y aportar la  condición para que los hombres puedan unirse y cooperar. Los dos factores combinados (búsqueda egoísta y razón) dan como resultado la posibilidad humana de formar una sociedad. La constitución de la sociedad se realiza a través de un pacto, pero sólo es posible garantizar ese pacto si existe un gobierno fuerte y eficaz para castigar el incumplimiento.

La razón daría un marco o base suficiente para el acuerdo mutuo pero es demasiado débil para frenar el egoísmo de los hombres en masa. Su teoría identifica, así, el gobierno con la fuerza, que tiene que estar constantemente presente, a la vez que otorga al soberano una legitimidad natural y no de origen divino.  La sociedad aparece así como un contrato entre individuos racionales en virtud del cual todos renuncian a tomarse justicia por mano propia y se someten a un soberano. Hobbes considera a la naturaleza humana como esencialmente egoísta. Un egoísmo expresado en el deseo de cada hombre de alcanzar su felicidad individual y donde cualquier forma de organización social se justifica como artificio para conseguir el mayor bien privado que fuera posible. Es por ello que el Estado se constituye con el único objetivo de garantizar la seguridad, en especial contra las depredaciones de otros hombres en la búsqueda de sus propios intereses. En sus dichos Hobbes va a fundamentar la necesidad de una monarquía absoluta, aunque también estas opiniones se consideraron compatibles con cualquier gobierno de facto ya que cualquier gobierno poderoso sería eficaz para garantizar la propiedad, la seguridad, la paz y el orden.

Luego de la Revolución Gloriosa Inglesa de 1688, la monarquía parlamentaria –el Estado representativo- encontrará en John Locke el fundamento teórico de su legitimidad. Según Locke el estado de naturaleza en el que se encuentran los hombres es de completa igualdad y libertad para ordenar sus actos y disponer de sus propiedades y de sus personas como mejor les parezca, dentro de los límites de la ley natural. Dicha ley coincide con la razón  y enseña que, siendo iguales e independientes, nadie debe dañar a otro en su vida, libertad o posesiones. A fin de ejecutar la ley natural e impedir que los hombres atropellen los derechos de los demás y se dañen recíprocamente, es preciso castigar a los transgresores con un castigo tal que impida la trasgresión.  Para ello y dada las dificultades que experimentan viviendo aisladamente, los hombres  superan el estado de naturaleza a través de un pacto por el cual todos acuerdan formar una sola comunidad y un solo cuerpo político. Por lo tanto la sociedad es producto de un contrato entre individuos que tienen voluntad  y conciencia para ingresar en él  y se da sólo por consentimiento de sus miembros.

En esta concepción, el orden social que se constituye a través del pacto es un orden jurídico, en tanto la sociedad civil se manifiesta y concreta en las normas o leyes.  El primer acto de una sociedad es la constitución del poder legislativo, porque con ello se provee a la permanencia de su unidad bajo la dirección de ciertas personas y por medio de los lazos de las leyes hechas por mandato expreso del pueblo. Al mismo tiempo sólo se constituye una sociedad política o civil cuando un cierto número de hombres se une renunciando cada uno de ellos al poder de ejecutar la ley natural. De esta manera el Estado dispone del poder de hacer las leyes –origen del poder legislativo- y también la facultad de castigar la trasgresiones cometidas por los miembros de la sociedad o por alguien ajena a ella – el poder de la paz y de la guerra-origen del poder ejecutivo.

Locke otorga la soberanía al pueblo, que retiene el derecho supremo de apartar o cambiar a los legisladores; en consecuencia ambos poderes –el legislativo y el ejecutivo- están subordinados a la comunidad política. La forma de gobierno del Estado dependerá de cómo se otorgue el poder de hacer las leyes  (democracia, oligarquía, monarquía electiva, monarquía hereditaria). Para que los individuos interioricen las normas, pautas o valores –indispensables para la reproducción de la comunidad política- la educación cívica será central, dado que sólo se es “ciudadano” cuando se está maduro para participar en el pacto.

Un siglo más tarde, la otra forma fundamental que toma el concepto de sociedad en el pensamiento liberal es la desarrollada por la Economía Política, cuyos primeros representantes son Adam Smith y David Ricardo. Basándose en el concepto de naturaleza egoísta elaborado por Hobbes, el liberalismo económico va a articular una matriz teórica claramente diferenciada de la filosofía jurídico-política liberal.  La sociedad aparece, para estos,  como un orden o estructura que los individuos crearían sin tener conciencia de ello, al perseguir sus fines particulares. En la búsqueda individual del lucro los individuos –guiados por una “mano invisible”- van conformando a través del mercado una estructura donde el comportamiento individual egoísta redunda en el bienestar general. Este orden natural que se desarrolla a espaldas de los individuos, tiene una legalidad o necesidad propia de carácter objetivo, en tanto  no es producto de la voluntad o de la conciencia subjetiva de cada uno de ellos. Es la naturaleza de este orden –y no la formulación de un pacto racional entre los individuos- el que otorga al Estado la función prioritaria de garantizar el libre desarrollo del juego del mercado.

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