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Los Espejismos Y Lo Real De La Cultura


Enviado por   •  1 de Julio de 2013  •  3.185 Palabras (13 Páginas)  •  388 Visitas

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Los espejismos y lo real de la cultura

Laura Verónica Herrera Ramos

Resumen

Los argumentos de este trabajo se enfocan en la exposición de las definiciones de cultura de origen cotidiano, empírico y teórico, el trabajo presenta un diálogo entre autores para construir una noción pluricultural desde el lente de la pedagogía crítica en torno a la discusión del monoculturalismo occidental desde algunos procesos históricos pasados y otros de la actualidad, se presenta una crítica del cómo la historia y la cultura han sido objeto de los colonizadores, con el propósito de hacer visible la alteridad que compone no la cultura sino las culturas, para llegar al final a una reflexión propositiva de la mirada de la otredad.

Palabras claves: historia, cultura, alteridad, otredad

Introducción

Las nuevas definiciones de cultura requieren ser abiertas a la producción del conocimiento científico y no normativas ni restrictivas, en este texto veremos por una parte cómo la concepción de cultura ha sido impregnada de conceptos tradicionalistas a través de la construcción simbólica de la realidad materializada que muestran la cultura como una manifestación distorsionada de lo real.

En el primer apartado Las definiciones y las nociones de cultura se pretende un acercamiento crítico con el cuidado de no realizarlo sobre la cultura sino desde ella misma.

En el segundo apartado se realiza un leve análisis de Los agentes e instrumentos que culturizan en la época de la colonia y en este siglo XXI.

Luego se aborda La crisis cultural y sus contradicciones con el fin de reinventar la cultura como algo plural emergente y no estático.

El penúltimo apartado muestra el proceso del cómo se ha replanteado la cultura y la alteridad a través de la interculturalidad.

Al final se presentan las conclusiones como una propuesta para tener una visión original de cultura.

Este estudio se realizó desde el lente de la pedagogía crítica indagando de la cultura su dimensión epistemológica a través de la hermenéutica la cual implica la dialéctica continua de análisis teórico, crítica, re análisis sucesivamente; valorizando el papel del ser se estudia lo ontológico asumiendo que las realidades son socialmente construidas y no gobernadas por leyes naturales o causales; iniciando con las siguientes cuestiones: ¿qué es la cultura? ¿Qué se conoce de la cultura? ¿Cómo se conoce?

Las definiciones y las nociones de cultura

A algunos indígenas de Sonora y Chihuahua los españoles les preguntaron: _¿cómo se llaman?_ ellos respondieron: _Pi-ma _ (que significaba “no te entiendo”) y desde entonces les llamaron “los pimas” (anónimo)

Al conocer la cultura existe diferencia si se pretende conocer sobre ésta ó desde ésta; Martínez (2011) afirma que cuando se realiza una investigación social sobre un objeto se hace desde la teoría funcionalista según la cual “la acción es adaptativa y su función es colocar a los sujetos en el lugar al cual están socialmente destinados” en esta visión estructural- funcionalista los investigadores imponen sus propios criterios científicos como legítimos; investigar sobre la cultura va contra la naturaleza de la misma pero bajo el escudo de una supuesta objetividad del investigador; en contraparte la investigación de la cultura no puede ser neutral puesto que la investigación se asume como práctica crítica con un sentido de cambio que busca transformar la sociedad, este tipo de abordaje constituye la propia ruta de indagación y va mas allá de la interpretación de los fenómenos asumiendo un compromiso con las diversas culturas que se estudian.

Desde la etnología Edward Taylor define la cultura como: “cultura o civilización, tomadas en su sentido etnológico más extenso, es todo complejo que comprende conocimiento, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y capacidades o hábitos adquiridos por el hombre en tanto miembro de la sociedad” (Limón, G. 2006) Desde esta perspectiva se ve la cultura como algo adquirido por la humanidad en dialéctica con lo social, se puede apreciar que los elementos de la cultura para Taylor no son materializados de primera mano sino mas bien ideas en sus diversas presentaciones es decir, no presenta la cultura como algo biológico como lo es la raza o el color de la piel. Para Benhabib (2006) la cultura se refiere a los valores, los significados, el lenguaje y las expresiones que forman el espíritu de un pueblo o colectivo; es así que la cultura viene a dar una formación intelectual y espiritual a sus miembros a través de la educación señalando que cada cultura tiene su lógica autónoma y no puede ser reductible a quien la reproduce.

Tatarkiewicz indica que un acto creativo no se da en un fenómeno semejante a la “ebullición que indique por ejemplo que la novedad se ha convertido en creatividad” (s.f. p.293) de igual forma la cultura como acto creativo no se da con el sólo reconocimiento de la existencia de diversas culturas pues ello no indica que éstas tienen participación y apertura social, se han mostrado sólo como entes que contemplan la sociedad; es por ello que el punto clave en este trabajo es un acercamiento a la cultura y replantearla, hay que empezar a verla desde su propio origen; la filosofía por ejemplo tiene como base los griegos, los romanos, los franceses, los ingleses, los alemanes, los chinos, entre otros; pero hasta que la propia América latina construye su propia filosofía empieza a descubrirse a sí misma; paralelamente la cultura y la historia como parte de la filosofía latinoamericana padecen del mismo ramalazo; por ello Salazar Blondy cuestiona ¿existe una filosofía latinoamericana?;la respuesta la encuentra Dussel (2007) en Zea quien enfatiza que la poesía de Netzahualcóyotl es filosofía y no empezó precisamente en 1492 sino mucho antes de esa fecha; así sucede con la historia y la cultura latinoamericana; éstas han empezado mucho antes de que Colón el primer hombre moderno anclara su barco en el continente americano y se empezara a escribir la historia latinoamericana desde los occidentales

Los agentes e instrumentos que culturizan

La cultura amerindia fue estudiada por los misioneros y bucaneros europeos quienes realizaban etnografía sobre la persistencia del otro; observaban ya la forma de vida de los llamados “primitivos”(Álvarez,L.J. y Jurgenson,G. 2003:19) ya en pleno siglo XXI cambian las épocas pero no las miradas colonizadoras; ahora los indígenas y casi todos los no-europeos o no- norteamericanos son llamados “subdesarrollados”. La cultura ha sido objeto de la historia escrita por los invasores occidentales y es así como la conocemos hasta en los libros escolares: una América latina conocida como un conjunto de lugares descubiertos, invadidos y colonizados, indígenas lastimados pero invisibles; se trata pues de librarnos de la conceptualización occidental y construir el origen de la cultura desde la visión latinoamericana; Frantz (1973) hace una encomienda al decir que debemos crear nuestra historia, una nueva historia sin anclarnos al pasado que nos esclaviza, sin evidenciar al pueblo como víctima y sin gritarle el odio al occidental pues no se puede ser cuando se provoca la violencia, la propuesta de este autor es ser un sujeto que se afirma como su propio fundamento; al respecto tal parece que la cultura amerindia ha tomado esta conciencia de sí puesto que a más de quinientos años de que empezara la depuración étnica en América los pueblos originarios aún siguen existiendo auténticamente sin abandonarse o disolverse en la cultura del fenómeno neoliberal. La cultura e historia de los pueblos latinoamericanos se ha hablado siempre desde una visión europea y europeizante donde el no-blanco se anormaliza, constituyéndose la occidentalización como la base para clasificar las otras culturas, la cultura europea ha sido mistificadora y mistificada; Paz lo cuestiona cuando Moctezuma recibe a Hernán Cortés con presentes: “¿porqué cede Moctezuma? ¿Por qué se siente extrañamente fascinado por los españoles y experimenta ante ellos un vértigo que no es exagerado llamar sagrado_ el vértigo lúcido del suicida ante el abismo_?” (1994, p.102) a veces olvidamos quienes somos aunque nunca dejemos de serlo, el autor también da cuenta de los mexicanos de la década de los cincuentas que vivían en los estados unidos: “aunque tengan muchos años de vivir allí, usen la misma ropa, hablen el mismo idioma y sientan vergüenza de su origen, nadie los confundiría con norteamericanos auténticos” (1994:15) ahora no sólo se identifica de esa forma a los que viven del otro lado del río bravo sino que al avanzar la modernidad, la tecnología y el mercado muchos pueblos con sus particularidades culturales se disuelven convirtiéndose en una sola cultura de masas, en esta nueva forma de cultura la publicidad es el molde y los medios de comunicación el vehículo de soporte; estos últimos dejan de ser una extensión de los sujetos e invierten los papeles: los individuos resultan ser ahora una extensión cultural de los medios (Freire,1997) subsistiendo así a una vida moderna dirigida por un mounstro de muchas cabezas: la industria cinematográfica hollywoodiense, la televisión, el radio, el internet y el periódico; los individuos después de breves y/o largas interacciones con los medios de comunicación e información <<reducidos a esto último>> regresan a sus espacios propios con una identidad falsificada (Frantz,1961); en este descenso hacia los valores occidentales lo que realmente dejan a la sociedad latinoamericana son los vicios de basura, smog, drogas y violencia; con la vida y el tiempo a lo occidental caracterizado por una subsistencia acelerada en donde el tiempo es dinero y no producir es lo mismo que decir tiempo perdido, el tiempo ya no es uso ahora el tiempo es valor monetario sin embargo en la cultura amerindia aunque oscila ese modo de vida no ha logrado penetrar del todo, ahí el tiempo es uso, es tiempo vivido (Barbero, 1997): es el tiempo de las fiestas, el de la vida del pueblo, el de cada estación, el tiempo del sacrificio humano o animal , en el tiempo vivido las fiestas del pueblo recargan la vida de la gente renovando el sentido de pertenencia a un pueblo o comunidad; en la cultura moderna el tiempo se ha deformado cambiando también la condición humana, el tiempo ya no es algo para ser vivido, sino algo sólo para mirarse y verlo pasar, la fiesta se ha convertido en espectáculo, lo sagrado en lucrativo, la fiestas del pueblo se oponen a la vida del trabajo, el ocio deja de ser un espacio de creación e invención y se convierte en holgazanería.

La crisis cultural y sus contradicciones

En los tiempos neoliberales se ha folclorizado la cultura exaltando el valor de la diferencia, de la individualización y la esencia de los grupos diferentes, haciendo ver la diversidad de culturas como un mosaico exótico (Valladares L, Perez, L y Zárate,M. 2009) de distintas razas, costumbres, gastronomía y ropajes que debe exhibirse, un escaparate en que la cultura es una mercancía más; la modernidad ha singularizado la cultura para evadir las identidades locales y su lugar en el mundo siendo la etnicidad blanca la categoría abarcadora de todas las demás etnias, el multiculturalismo moderno es tan sólo una forma de sumar culturas (McLaren,2002) culturas diferentes pero encerradas en sí mismas, aisladas, desde este enfoque la tolerancia se reduce al reconocimiento de la diversidad cultural, sin embargo la cultura en su propia lógica rompe con esta frontera de identidades. De esta crisis de las culturas es que surge la construcción de lo intercultural descentrando el europeísmo buscando comprenderse desde su propio contexto, la interculturalidad surge del colapso moderno que “sustentado en la homogenización cultural y lingüística” (Valladares, et al, 2005, p. 256) va brotando a su vez cómo una mirada ética alterna visualizando las tensiones y contradicciones entre cultura, economía y política, reprochando al humanismo moderno su carácter principal de inhumanidad.

El siglo XXI se presenta cada vez más cargado de voces y contextos de culturas heterogéneas como ejemplos algunos de los siguientes: los de las condiciones étnicas manifestadas en movimientos indígenas latinoamericanos como los indígenas de Chiapas (EZLN), los Sin tierra de Brasil, los levantamientos indígenas de Ecuador; u otras culturas cómo la lucha por mejorar la equidad de género en los movimientos feministas o la denuncia permanente de “Las mujeres de negro” por sus hijas muertas en Cd. Juárez, también están los movimientos “por la paz con justicia y dignidad” los movimientos de inmigrantes latinos en los estados unidos; los grupos de “Indignados” ante la pobreza económica, educativa y de salud, o los movimientos por la ecología en muchas partes del mundo reclamando el derecho de la naturaleza, están también los grupos de personas con necesidades educativas especificas, los grupos de las diferentes identidades sexuales en los movimientos sociales lésbico- gays, o los movimientos de edades diferentes: movimientos contra la explotación infantil, contra la trata de blancas, u otros a favor de la vida digna de los ancianos; todos estos grupos de individuos con su propio modo de ver el mundo, es decir, con su propia cultura; constituyen una forma de alteridad (McLaren, 2003) que tiene su propia voz, características y necesidades que se encausan en el proyecto intercultural ya antes replanteado y fortalecido por los indígenas latinoamericanos (Valladares, et al,2005).

Replantear la cultura

Es narcisista pensar la cultura como algo singular o fijo, no existe un lenguaje único “para dar sentido a un mundo tan diverso” (McLaren, 2003). La cultura es un conjunto de circunstancias pero ésta es sólo una de ellas teniendo un cruce con la sociedad, la educación, la religión, la política, la economía. Las culturas no se pueden ver como algo exótico o de atracción turística sino como una recreación de sí mismas, una negociación de fronteras de unas culturas con otras, un diálogo en construcción, una muda con un profundo sentido histórico del pasado y del presente, pues estos se nutren y coexisten emergentes; lejos de esencializar el folclor étnico se debe poner a consideración la dignidad humana y la justicia de cada uno de los grupos culturales, este proceso de destrucción de cultura única ha sido el principio para replantear el mundo y el sujeto pero ahora en voces y realidades múltiples (Benhabib, 2006), el humanismo dejó de ser unitario por que éste pretendiendo universalizarse en las prácticas discriminatorias de las culturas, es decir, lo que se hecho es particularizarlas; es por eso que deben crearse las condiciones para la interacción entre culturas, fundar entre sí un vocabulario en el que se expresen y articulen las múltiples diferencias, empezar a ver desde otros ángulos las experiencias vividas desde las propias personas, desde sus propios mundos (Grene, 2005).

Conclusiones

Desde el pensamiento latinoamericano la tolerancia a las culturas es el estar con lo diferente, el ser con ellos y de ellos con nosotros, la forma en cómo medimos el mundo nos define; el estudio de la cultura se reemplazó por mucho tiempo por una visión occidental y determinista, maniquea donde lo blanco y negro es igual que decir normal y desviado, cuando lo realmente existente son los matices infinitos y el concepto de normal no existe ¿quién se considera normal?; aunque la sociedad trata de imponerse sobre las culturas, éstas no has sido tragadas por el modernismo (Anderson, 2006) más bien éstas están tejiendo la interculturalidad, siendo sí mismas su propio fundamento y su propia posibilidad; la historia aún no ha terminado.

Lista de referencias

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metodología. México. Ed. Paidós.

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Barbero, J. M. (1997) De los medios a las mediaciones. México. Offset Lorenzana

Benhabib, S. (2006) las reivindicaciones de la cultura, igualdad y diversidad en la era global.

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Limón, G. (2006, Juilo) Ese sendero que llamamos interculturalidad. Revista Punto y aparte.

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Martínez, R. (2011) Teoría crítica e investigación educativa. Imaginarios políticos de una

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McLaren, P. (2002) Pedagogía Crítica y cultura depredadora. España. Ed. Paidós

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ASB/Editorial Abya Yala,

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