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Los recuerdos de la infancia


Enviado por   •  8 de Febrero de 2014  •  Ensayos  •  2.194 Palabras (9 Páginas)  •  277 Visitas

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Introducción.

La niñez puede llegar, a ser muy dura, pero también una etapa muy feliz, un momento en cual no tienes por qué saber exactamente qué pasa en la realidad ya que por mucho que te lo expliquen no lo entenderás tan fácilmente, para muchos este es un camino muy escabroso, mientras que para otros puede ser muy fácil, todo esto depende de la gente que te rodea con que tipo de personas te relacionas esto influirá directa o indirectamente en tu futuro, los errores cometidos uno a uno te enseñaran qué camino tomar y que error no volver a cometer. Lo mejor de mi niñez fue soñar incontables cosas, como en que eminente personaje me convertiría, a cuantas personas podría ayudar, cuan orgullosos estarían mis padres de mí cometí muchos errores algunos con solución, otros sin retorno pero aprendí cosas que nunca olvidare valores que me servirán toda la vida, muchos momentos buenos, malos pero sobre todo el apoyo incondicional de tu familia te ayuda, a seguir adelante sin mirar atrás.

Al remontarme al pasado y recordar mi infancia, me doy cuenta como el entorno familiar, sus problemas, características y especialmente las pautas de crianza que en ella predominaron, influyen y determinan muchas de las actitudes y comportamientos que caracterizan mi personalidad, los cuales, a su vez, inciden en las maneras en que actualmente me relaciono con las otras personas y en el trato que le doy a los niños y las niñas con los cuales interactivo en las aulas o en cualquier espacio y momento de mi vida.

En mi infancia experimenté gran cantidad de sensaciones, sentimientos y emociones, tanto de alegría como de tristeza, viví situaciones bastante dolorosas y duras que hacían parte del ambiente en el que crecí y que en mi mentalidad de niño no podía comprender.

Recuerdo que mi padre siempre fue cariñoso con todos nosotros, si no estaba mi madre, interactivo cocinaba, su comida tenía muy buen sabor aunque lo único que sabía hacer era sopa, siempre regañándonos por desperdiciar agua o por decirnos algo grosero entre hermanos, él decía que si no quieres a tu familia no te quieres a ti mismo, que la familia es lo más importante, siempre nos llevaba el y mi madre a la iglesia y todos nos dormíamos o hacíamos bulla en el culto solo nos miraban y ya sabíamos que nos iban a castigar, todos éramos un poco inquietos aunque no seque niño no lo sea, el viejo (mi padre) le gustaba ponernos a hacer ejercicio, decía que era importante el ejercicio pero a mí no me gustaba porque yo era un niño con problemas de obesidad, ahora que lo pienso lo hiso por mí para que en el futuro no tuviera problema alguno relacionado con la obesidad, mi madre que siempre estaba castigándonos, por muchas cosas como por pasar sin pedir permiso, meterme en conversaciones de adultos y muchas otras cosas que ahora me han servido mucho.

Mis hermanos y yo siempre estábamos jugando, después de la escuela salíamos con otros amigos a jugar, siempre salíamos golpeados, uno de nuestros juegos favoritos era montar una bicicleta rosa con cuatro personas y salir cuesta abajo solo con moretes pasábamos, pero era nuestra diversión mi hermano el menor siempre salía llorando y nos castigaban nuevamente que por qué no lo cuidábamos decía mi madre.

Recuerdo que una de tantas veces nos juntamos con un niño que se llamaba Fernando, y nos dijo ¡yo soy el hijo del dueño de aquella finca llena de árboles frutales! (naranjas, cacao, albaricoques, nances, etc.) en fin toda clase de frutas incluso había una fruta que crecía en un árbol tan alto como un árbol de ceiba, era una fruta con el doble de tamaño que un balón de baloncesto y tenía el sabor a bananos dulces y muy rica por cierto.

Al decirnos Fernando que podíamos entrar a la finca y comer de esas frutas a todos se nos hiso agua la boca, decididos todos entramos en la finca y empezamos a comer de las frutas, llenamos algunos sacos con frutas para llevar, al cabo de un rato escuchamos unos pasos agigantados como de un adulto, todos nos quedamos tranquilos ya que el hijo del dueño andaba con nosotros, Fernando empezó a temblar y nos dijo corran que es mentira yo no soy hijo del dueño, todos nos empezamos a bajar de aquellos árboles y empezamos a correr y mi primo Luis que estaba muy pequeño no corría muy bien y era bien miedoso, pero yo le daba valor, de repente escuchamos un disparo todos nos tiramos a suelo y comprendimos que estábamos corriendo peligro dejamos los sacos tirados y seguimos corriendo ya cerca de la salida escuchamos que nos decía don Andrés (el dueño de la finca) muchachos cabrones quien les ha dado entrada, todos asustados corrimos más rápido y saltamos la cerca, mi primo Luis que venía un poco atrás al saltar la cerca sonó otro disparo y cayó al suelo y nos decía me mataron primo corran ustedes déjenme aquí, como todos le llevábamos un poco de ventaja apenas lo escuchamos, pero decidimos ir hasta que don Andrés se fuese para su casa, luego de dos horas de estar escondidos entre la maleza al ver que ya se había ido, salimos en busca de Luis él se encontraba en el suelo desmallado del susto, porque no le había pasado nada más que una experiencia traumática, lo llevamos a la casa, nos preguntaron que nos pasó, que porque trajimos a Luis desmayado y de donde veníamos acordamos que nadie diría nada, para que no nos castigaran aunque no había sido nuestra culpa del todo, pero los padres no lo ven de esa manera. A Fernando que nos había mentido lo llevamos donde don Andrés, para que él pagara por lo que nos había hecho pasar, pero resulto que si era hijo de don Andrés, solo que con otra mujer fuera del matrimonio que tenía, lo castigo y nos dijo que lo disculpáramos pero que últimamente muchos ladrones le iban a dañar la finca muy seguido, nos permitió ir a comer frutas como manera de disculpa, ya todos alegres hasta Fernando nos llevó y se disculpó con nosotros por no decirle que todos íbamos a entrar, luego de todo eso hasta éramos buenos amigos y nos dejaban ir a pescar a las lagunas

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