Maltrato Y La Escuela

MALTRATO Y LA ESCUELA

Lamentablemente la violencia se manifiesta en todos los escenarios: sociales, políticos, culturales y económicos. El maltrato a los menores siempre ha existido desde los tiempos antiguos, pero no se había formulado derechos exclusivos para ellos por lo tanto los padres o personas mayores pensaban que tenían la autoridad sobre ellos.

En la actualidad el maltrato infantil se continúa manifestando a pesar de que se han realizado asambleas, convenciones y expedido códigos y leyes a nivel mundial y local.

La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas aprobó la Convención de los Derechos de los niños en 1989, el Ecuador se subscribió a la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño en 1990 y en el 2003 se expidió el Código de la Niñez y Adolescencia.

Considerando que el maltrato infantil es la denominación que reciben las agresiones que los adultos descargan sobre los menores, el maltrato que recibe el niño por parte de sus padres o cuidadores tiene graves consecuencias sobre su desarrollo evolutivo. Dichas consecuencias pueden llegar a determinar el éxito o el fracaso no sólo en el ámbito del aprendizaje escolar sino también en la competencia social del niño, aspectos importantes en la posterior adaptación social del sujeto.

Debemos tener presente que el educador juega un papel clave en la escuela como agente para prevenir este tipo de situaciones o remediarlas en caso de haberse gestado. Su compromiso debería ser el de servir de guía en la prevención del maltrato infantil.

Los educadores debemos observar los cambios en el aspecto físico y el comportamiento del niño, y la actitud de sus padres, escuchar lo que el niño le cuenta de la familia, lo que cuenta a sus compañeros y lo que éstos dicen de él. Conocer del entorno familiar y social del niño, y de sus condiciones de vida. Debemos presentarnos como figura cercana, afectiva y protectora del niño.

Los maestros no debemos pensar que lo que le sucede al niño no es asunto nuestro. Educar al niño también implica preocuparse por su integridad y por la atención de sus necesidades más básicas. Tampoco debemos pensar que la situación no tiene remedio. Si la escuela presta atención a estos problemas, puede movilizar los recursos existentes antes que sea demasiado tarde. La escuela debe servir como espacio privilegiado de socialización. Debería facilitar tareas de prevención del maltrato infantil, identificación y tratamiento de algunas situaciones

Los maestros no debemos confundir “denuncia” con notificación. Notificar es informar a la institución correspondiente, con la finalidad de que la familia afectada tenga acceso a la atención necesaria para afrontar esta situación. Muchas veces no se hace esa notificación para no comprometerse, porque no se tiene tiempo o simplemente porque no le interesa.

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