Manual Para La Aplicación CLP
yennypaulina26 de Abril de 2013
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Prueba
C.L.P
Formas Paralelas
Felipe Alliende - Mabel Condemarin – Neva Milicic
Manual para
la aplicación de la
Prueba de Compresión Lectora de Complejidad Lingüística Progresiva:
8 Niveles de lectura.
FUNDAMENTOS TEORICOS
Y ESTADISTICOS DE LA PRUEBA
1. La comprensión de la lectura y
su medición
1.1. Posibilidad y necesidad de medir la comprensión de la lectura
La Prueba de Comprensión Lectora de Complejidad Lingüística Progresiva (C.L.P.) es un instrumento estandarizado para medir la capacidad de lectura en etapas en que ésta necesita y puede ser aprendida en forma más intensa. En líneas generales, esta etapa corresponde a los ocho años de educación general básica o a la iniciación a lectura de un adulto analfabeto.
Para fundamentar adecuadamente un instrumento como el que se presenta, en primer lugar, es necesario justificar su existencia, ya que no faltan quienes piensan que las pruebas estandarizadas de comprensión de lectura no se justifican, por ser, de hecho, imposible medir un proceso extremadamente complejo y variable. Esta prueba parte del supuesto de que la lectura y su comprensión constituyen un proceso que se puede enseñar y medir con éxito de acuerdo a principios científicamente válidos.
Aprender a leer lleva muchos años. Superada la etapa de dominio del código, el aprendizaje de la lectura, prácticamente, se confunde con el desarrollo intelectual de la persona, El adecuado manejo de textos escritos cada vez más complejos implica el aprendizaje de nuevas habilidades de lectura. Por estos motivos, hoy se encuentra totalmente superada la posición que confinaba el aprendizaje de la lectura al primer año de educación básica. Hoy se sabe que hay que enseña a leer a lo largo de toda la escolaridad y que se puede estar aprendiendo a leer toda la vida. Este aprendizaje, naturalmente, para ser llevado en forma adecuada necesita ser evaluado en sus diversas etapas de logro, especialmente en las iniciales.
Hay numerosos modos, formales e informales, de evaluar el progreso de un niño de educación básica en el aprendizaje de la lectura. Entre estos medios, las pruebas estandarizadas prestan una doble utilidad: por una parte, permiten comprobar si el rendimiento en lectura corresponde a lo que es dable esperar de cada niño o grupo de acuerdo a su edad y a su grado de escolaridad; por otra parte, pueden indicar las habilidades que los niños ya dominan y aquellas que necesitan ser ejercitadas.
La elaboración de una buena prueba de comprensión de lectura exige determinar con claridad el concepto mismo de comprensión y, como consecuencia de esta determinación, señalar el campo en que la comprensión se ejercitará.
1.2. Concepto de comprensión lectora
El concepto de comprensión de lo leído puede ser entendido de muchas maneras. En su aceptación más restringida, se lo hace consistir en la captación del sentido manifiesto, explícito o literal de un determinado texto escrito. Algunos identifican este sentido manifiesto con aquello que el autor quiso expresar. Sin embargo, en muchas ocasiones, los textos escritos pasan a adquirir sentidos muy diversos de los que fueron intentados por el autor. Por otra parte, en esta concepción restringida de la comprensión, se piensa que todo el sentido está dado por el texto y que los aportes del lector no deben ser considerados.
Llevada a sus extremas consecuencias, esta concepción limita las preguntas de comprensión a lo expresado explícitamente por el texto escrito, excluyendo los procesos de inferencia y cualquier relación con otro texto.
En el extremo opuesto nos encontramos con una concepción muy amplia de la comprensión. Según ella, comprender un texto escrito se vincula y determina con la particular visión del mundo que cada lector tiene. En esta concepción no hay dos comprensiones iguales de un texto escrito. Al revés de la concepción anterior, en este
modo de ver las cosas, se piensa que el sentido está dado mayoritariamente por los aportes que el lector hace al texto y no por el contenido del mismo, Llevada a sus extremas consecuencias, esta posición llega a sostener que la comprensión de la lectura no se puede enseñar ni medir, ya que no se identifica con habilidades especificas, pudiéndose vincular a cualquier actividad de desarrollo intelectual o de adquisición de información.
Por otra parte, pasan a tener gran importancia las relaciones que el texto que se quiere comprender establece en otros textos ya lerdos por el lector. Diferentes lecturas previas producirían diferentes comprensiones.
Ante esta disyuntiva, cabe tomar una posición intermedia: determinar, por una parte, ciertos niveles de complejidad surgidos del texto mismo, tomando en cuenta todos los factores lingüísticos en Juego, y, por otra parte, destinar textos específicos a grupos de lectores que participen de algunas características comunes: edad cronológica semejante, idéntico nivel de escolaridad, idéntica etapa de aprendizaje de la lectura, etc. Tomadas estas dos medidas, se hace posible una evaluación de la comprensión de la lectura. En relación a determinados grupos, donde son de esperar ciertos aportes precisos de los lectores, se pueden utilizar textos especialmente preparados que permitan ver si los aportes esperados se producen o no. Esta posición intermedia postula que para enseñar, desarrollar y evaluar la comprensión de la lectura se requiere un adecuado conocimiento del grupo de lectores y un estricto control de la complejidad de los textos que se utilicen.
1.3. Determinación de la complejidad de los textos escritos
La complejidad de un texto escrito puede provenir de factores sintácticos, semánticos y pragmáticos.
Se suele sostener que el aspecto sintáctico se refiere al tipo de lenguaje utilizado (léxico y estructuras morfosintácticas). Este aspecto es el más fácil de controlar: se puede hacer un recuento del vocabulario y clasificarlo desde diversos puntos de vista; las estructuras morfosintácticas utilizadas pueden ser descritas y clasificadas.
El aspecto semántico dice relación con los contenidos de los textos escritos. De hecho, los contenidos de un texto son inseparables del aspecto pragmático y, por este motivo, pueden establecer relaciones con muy variados aspectos de la información y la cultura; hasta podría decirse que cualquier contenido se relaciona de un modo u otro con todos los otros contenidos posibles; desde este punto de vista los contenidos serían prácticamente inabarcables. Sin embargo, junto a estas relaciones tan extendidas, los contenidos establecen una serie de relaciones internas bastante precisas: son las que dan unidad (coherencia y cohesión) a los textos escritos,
Una buena descripción de estas relaciones internas de los contenidos de los textos permite determinar su complejidad y establecer comparaciones entre diversos textos.
El aspecto pragmático es aquella parte de la comprensión que se basa en el CONOcimiento del mundo que tiene el lector del texto escrito. Naturalmente este conocimiento varía de lector a lector. Sin embargo, a partir del propio texto se pueden determinar los aspectos pragmáticos necesarios (un mínimo contenido del mundo) para que el texto sea comprensible.
1.4. Las mediciones posibles
Vistas así las cosas, queda claro que nunca será posible una medición total y exacta de la comprensión de un texto escrito. Tampoco será posible poner un límite a la
comprensión: ésta siempre podrá crecer, siempre podrá ser más profunda, siempre podrá aplicarse a nuevos aspectos significativos. Sin embargo, también queda claro que son posibles algunas mediciones de los aspectos relevantes de la comprensión: se puede medir si dentro de los aspectos sintácticos, semánticos y pragmáticos se dominan los elementos realmente indispensables para dotar de sentido al texto escrito. Por último, también queda claro, que si bien es imposible predeterminar cuan comprensible es un texto para cualquier tipo de lector (dadas las variables que presentan especialmente en relación al conocimiento del mundo) sin embargo, cuando se conocen algunas características de los lectores de un texto, se puede determinar un grado de comprensión esperado y se puede medir el logro de ese grado.
1.5. Bases para la construcción de la Prueba
Sobre la base de estas premisas se construyó la Prueba de Comprensión Lectora de Complejidad Lingüística Progresiva (CLP). Todos los textos utilizados se elaboraron especialmente para la Prueba controlando los aspectos sintácticos, semánticos y pragmáticos en la medida de lo posible. Por otra parte, la
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