Masoneria
veroacu9 de Abril de 2014
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Introducción
Casi todos han escuchado hablar sobre los masones. Algunos tienen familiares masones o saben de personajes famosos que pertenecieron a la fraternidad. Otros han visto sus salones de reunión o su emblema de la escuadra y el compás. Un número menor teme que busquen socavar la religión y el gobierno, e incluso hasta manejar el mundo. Sin embargo, aunque tanta gente esté familiarizada con la masonería, sólo unos pocos saben de qué se trata.
Esta falta de comprensión no sorprende. La masonería es complicada, y su capacidad para convocar alrededor de diez millones de miembros –que se reúnen en diferentes partes del mundo desde hace 300 años- está relacionada con esa complejidad. Ya desde el nacimiento oficial de la masonería moderna, a principios del siglo XVIII, el peso intelectual y económico de mucho de sus miembros, sumado al secretismo de sus actividades –que ellos califican de simple discreción- incitó a los gobiernos de muchos países a luchar contra una institución que escapaba de su control. ¿Son hombres ricos y poderosos quienes la integran? ¿Realizan prácticas oscuras? ¿Son ellos quienes tienen la verdad acerca del destino de la humanidad, razón por la cual resguardan tantos “enigmas”?
Este trabajo intenta aclarar algunas cuestiones sobre esta organización, en general incomprendida, al revelar que es menos
“aterradora” y más interesante de lo que parece.
Origen. Breve reseña.
Para algunos autores especulativos, la Masonería nació en Egipto, y otros la sitúan en el Gran templo de Salomón, aquí se desarrolla la historia de Hiram Abif, para estos autores Hiram Abif era un gran maestro iniciado en las artes secretas del antiguo Egipto
No se trata de una leyenda propiamente dicha, pues todo masón sabe, de antemano, que las personalidades representadas del Maestro asesinado son totalmente imaginarias, representando virtudes y vicios humanos cada uno de ellos. Los creadores de la masonería compusieron una narración simbólica sobre este personaje al carecer de información, siendo remotamente históricamente comprobable.
En la parábola usada en el ritual masónico, Hiram Abif fue asesinado por tres compañeros miembros del oficio que trabajaban en la construcción del templo en su afán de obtener información del Maestro Masón de forma ilícita. De todos modos, Hiram Abif no relevo ninguna información o secreto antes de morir.
La leyenda de Hiram Abif.
Hiram, cuenta la leyenda, era un hombre humilde y diligente, trabajaba sin descanso dirigiendo la labor de sus compañeros y aprendices, a la vez que les iba enseñando los secretos del oficio de constructores. Hiram mantenía una fidelidad inquebrantable a los secretos que le habían sido trasmitidos por sus maestros y fue asesinado poco antes de la culminación de la obra del Templo de Jerusalén.
Un grupo de tres pérfidos compañeros, ávidos de conocer todos los secretos que atesoraba Hiram, conspiraron clandestinamente para arrebatárselos, urdiendo una trampa criminal. Se emboscaron amparados en la oscuridad de la noche, cubriéndose sus rostros y apostándose cada uno de ellos, en cada una de las tres puertas del Templo, lugar donde el maestro se había retirado para orar al Creador.
Concluidos sus rezos, Hiram Abif se encaminó hacia la puerta ubicada en el sur, allí emboscado y armado con una regla plomada le esperaba agazapado uno de los traidores. Lo asaltó amenazándolo con golpearle hasta causarle la muerte si se negaba a trasmitirle los secretos por él conocidos. El maestro Hiram fiel a su juramento, le contestó que ni podía ni quería divulgarlos. Dándole a entender que sólo a través de la constancia y el esfuerzo se haría merecedor de llegar a participar de aquellos secretos y que preferiría morir antes que traicionar la palabra empeñada.
Insatisfecho el malvado con la firme respuesta Hiram, le asestó un fuerte golpe en la cabeza del maestro. Tambaleándose y aturdido, el maestro huyó corriendo hacia la puerta del norte.
Al acercarse a la segunda puerta, fue abordado por el segundo de los intrigantes armado con un nivel de obra. Tras darle el maestro la misma negativa respuesta, recibió nuevamente otro golpe en su cabeza, cayendo aturdido de nuevo al suelo. Viendo que su retirada estaba cortada por dos de las puertas del templo, desfallecido y ensangrentado trató de huir encaminándose hacia la puerta ubicada al este, donde se encontraba oculto el tercero de los criminales.
Este tercer canalla recibió del Maestro las misma respuestas que los dos anteriores, porque a pesar de la debilidad en la que se encontraba Hiram, supo mantenerse firme e inquebrantable en sus principios y guardo sepulcral silencio. Un nuevo golpe violento asentado con un pesado mazo, lo derribó sin vida, cayendo muerto a los pies del malvado.
Nadie vio ni oyó nada, el delito se ejecutó en total clandestinidad El vil asesinato se consumó en la más absoluta nocturnidad y sin que nadie se percatara de ello.
Al día siguiente, a la hora del comienzo de los trabajos, los capataces de la obra al ver que Hiram no llegaba, como acostumbraba, puntualmente a su hora con los planos y diseños bajo su brazo, intuyeron que alguna desgracia podría haber acontecido a su Maestro.
Una representación de compañeros fue a comunicar al Rey Salomón la sospecha que la desaparición repentina y misteriosa, tuviese por causa algún fatal desenlace.
El Rey Sabio ordenó una revista inmediata de todos trabajadores de las diferentes cuadrillas, apercibiéndose de la sospechosa ausencia de tres de los encargados.
Esta extraña falta abrigó aún más los temores del Rey Salomón por la suerte que pudiera haber sufrido su principal artista. Eligió entre los oficiales a los tres de más confianza y les ordenó que, acompañados de sus respectivas cuadrillas, partieran con la mayor rapidez en busca de su Maestro. Los grupos marcharon divididos en tres cuadrillas, partiendo de cada una de las puertas del Templo y fijando una fecha concreta para retornar, informando del resultado de sus pesquisas.
La primera de las cuadrillas, tras varios días de infructuosa búsqueda, regresó a Jerusalén sin haber descubierto nada que pudiera aclarar la desaparición del maestro. El segundo equipo fue mucho más afortunado, pues cierto mediodía, se sentaron a descansar bajo la sombra de unos árboles en las inmediaciones del camino. Uno de los hermanos al querer levantarse, se asió con la mano al arbusto bajo el que se cobijaba, quedando sorprendido con la facilidad con que sus raíces se habían desprendido del suelo. Examinó con atención la zona y observó que la tierra había sido removida recientemente. Llamo al resto de cuadrilla, excavaron en el lugar y encontraron el cadáver enterrado del Maestro Hiram Abif.
Con sumo respeto y veneración lo volvieron a sepultar en la tierra. Y para recordar el lugar exacto donde se hallaba enterrado, colocaron una rama de acacia en la cabecera de la tumba.
La leyenda continúa narrando el traslado del cuerpo del maestro a Jerusalén, su inhumación bajo la sagrada tierra que simbolizando a ese inmenso Templo telúrico que acoge a todos los hombres de buena voluntad esparcidos por el inmenso orbe y finaliza la leyenda lamentando esta doble pérdida, la pérdida del Maestro Hiram Abif y la pérdida de los secretos que se llevó con él al Oriente Eterno.
Simbolismos de la Leyenda de Hiram Abif
Esta leyenda, está plagada de simbolismos.
En esta leyenda no hay seres mágicos o con poderes sobrenaturales, el protagonista es un simple trabajador, un forjador de metales y su única virtud es el trabajo, la constancia y la discreción.
-Las herramientas con que matan al maestro, muestran esa dualidad de las cosas, el bien y el mal. Las herramientas símbolo de la inteligencia y el trabajo creativo son aquí utilizadas para la ignominia y el crimen, dando a entender que ninguna creación humana es buena ni mala por sí misma, su bondad o perversidad depende del uso que los seres humanos hagamos de ella.
-Los tres canallas de la leyenda representan las tres grandes lacras de la humanidad, son la simbología de la ambición, el fanatismo y la ignorancia. Hiram es la alegoría de las tres virtudes contrarias, la generosidad, la tolerancia y la instrucción.
Nos habla, como todas las leyendas anteriores, de la muerte y de la vida, de esa vorágine en la que desarrollamos nuestra existencia, en el camino que, día a día, cada ser humano va recorriendo sin querer ser consciente de cuál es su meta definitiva.
-En esta leyenda la muerte es sinónimo de la propia inmortalidad.
-Hiram, como todos nosotros, fue un hombre imperfecto, en la leyenda se simboliza esa imperfección al decirnos que era el hijo de una viuda de la tribu de Neftalí, esa orfandad que la leyenda reivindica como alegoría es el símbolo de nuestra condición de humanos, encarna la imperfección de nuestro linaje, nuestra ascendencia deficiente, lo que otros denominan pecado original, el saber que nuestra naturaleza, por su origen, está incompleta y por tanto, igualmente incompleta está también en su destino y proyección, que debemos admitir que como todos los seres vivos nosotros también somos imperfectos, que nuestra vida subsiste en la medida en que luchamos, avanzando en la medida en que vencemos, siendo inalcanzable para nosotros la meta de la perfección, comprender que la perfección es ilusoria y por tanto, advertir que no nos es necesaria para poder realizarnos como hombres libres.
-El símbolo del secreto nos
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