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Enviado por   •  5 de Noviembre de 2012  •  1.688 Palabras (7 Páginas)  •  271 Visitas

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EMILIO DE ROUSSEAU Y LOS FUNDAMENTOS DE LA EDUCACIÓN PARA EL JOVEN SIMÓN BOLÍVAR

“Un niño criollo, Simón Bolívar, llevado de la mano de su preceptor criollo, Simón Rodríguez, mientras este llevaba en la otra el Emilio del ginebrino, del que tomaba orientación para conducir, paso a paso, puntualmente, a aquel niño de avisada predestinación”

Sobre el tipo de educación que recibió Bolívar, es importante hacer énfasis en algunos de los libros que contribuyeron a forjar su carácter. Tal vez la más importante influencia que determino su formación guiado por la mano del maestro Simón Rodríguez, pedagogo ilustrado que inculcó a su alumno el espíritu de los grandes ideales de amor a la libertad, fue la lectura de Emilio obra escrita por el filosofo ginebrino Juan Jacobo Rousseau.

Bolívar acudió a las obras de Rousseau para fundamentar sus concepciones sobre la educación pública (Emilio) y sobre la forma d e constituir los estados de América del Sur (El contrato Social), basados en los principios de asociación, y buscando el camino y medios para el logro de la felicidad y la igualdad entre los hombres.

Una educación ilustrada que parte de la observación y disfrute de la naturaleza y que llega a la formación del ciudadano, eran las premisas fundamentales planteadas pro Juan Jacobo Rousseau

Rousseau piensa que no hay peor cobardía que negarse al trabajo de educar a unos hijos que nos hemos tomado el placer de engendrar,

”Cuando engendra y alimenta a sus hijos un padre sólo cumple la tercera parte de su tarea. Le debe individuos a su especie, debe a la sociedad hombres sociables; debe ciudadanos al Estado. Todo hombre que puede pagar esta triple deuda y no lo hace, es culpable”.

El Emilio ha sido considerado como un buen medio de profundizar en el amor de los hijos y de aprender como hay que “amar inteligentemente”, pero también como hay que educar a un hombre libre y capaz de actuar y pensar por cuenta propia. Así fue educado Bolívar, como el Emilio por su maestro “El Rousseau de América” , Don Simón Rodríguez.

Libro I

La edad de la naturaleza

(El bebé)

1. De la misma manera como la nodriza es la verdadera madre, el padre es el verdadero preceptor. Nada de pañales ni de biberones para el bebé: el pecho de su madre y nada de amaneramientos. Acostumbrad sus cuerpos a las intemperies de las estaciones, a los climas, a los elementos, al hambre, a la sed, a la fatiga... a la condición de no exceder las medidas de sus fuerzas, se corre menos riesgos haciéndoselos pasar que evitándoselos.

2. Antes de saber hablar, antes incluso de oír, ya nos estamos instruyendo: en las primeras sensaciones, en los hábitos, en los primeros temores, en los primeros gestos, en los primeros llantos, en las primeras palabras.

3. Nacemos débiles, tenemos necesidad de fuerza; nacemos desprovistos de todo, tenemos necesidad de asistencia; nacemos estúpidos, tenemos necesidad de juicio.

4. Todo lo que nosotros no poseemos por nuestro nacimiento y de lo que tenemos gran necesidad al ser mayores, nos es dado por la educación.

5. Comenzamos a instruirnos, comenzando a vivir; nuestra educación comienza con nosotros; nuestro primer preceptor es nuestra nodriza.

6. Un preceptor de un niño debe ser joven; yo quisiera que él mismo fuese niño, si fuera posible que se convirtiera en el compañero de su alumno.

7. Yo quisiera, incluso, que el alumno y el preceptor se consideraran de tal modo como inseparables, que la suerte de sus días fuera siempre entre ellos un objeto común.

Libro II

La edad de la naturaleza

(el niño de 2 a 12 años)

1. Educación de la sensibilidad: “El bienestar de la libertad cura muchas heridas... ¿sabéis cual es la mejor manera de hacer infeliz a vuestro hijo? Acostumbradlo a obtenerlo todo.

2. Nada de grandes discursos: Vuestro hijo no debe obtener nada por el hecho de pedirlo, sino porque lo necesite, ni hacer nada por obediencia, sino por necesidad; de esta a manera las palabras obedecer y mandar quedarán eliminadas de su diccionario..., pero las de fuerza, necesidad, impotencia y obligación deberán, en cambio, ocupar un lugar preferente... y no deis a vuestro alumno ninguna clase de lección verbal, pues sólo le convienen las experiencias... la primera educación deberá, pues, ser puramente negativa.

3. Nada de niños prodigios, ni de niños habladores, y ni hablar de libros hasta los doce años.

4. Para fortalecer el alma hay que endurecerle los músculos. (Montaigne)

5. Juegos útiles para la observación, canciones, educación del gusto y del olfato.

6. Enseñad a Emilio, ante todo, el deseo de aprender. Dad al niño este deseo y luego dejad allí vuestros despachos y vuestros dados, y todo el método le será factible.

7. Es un error lamentable imaginar que el ejercicio del cuerpo perjudica las operaciones del espíritu, ¡como si estas dos acciones no debieran marchar concertadas, y como si la una no debiera siempre dirigir la otra!

8. Para mi alumno, o mejor dicho, para el de la naturaleza, ejercitado desde muy temprano a bastarse a sí mismo en tanto le sea posible, no cuenta el acostumbrarse a recurrir a los demás y, aún a menos, a ostentarse con su gran saber.

9. Él considera, prevé, razona en todo lo que se relaciona con él.

10. Él no habla

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