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Mediacion familiar


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2020  •  Síntesis  •  2.134 Palabras (9 Páginas)  •  94 Visitas

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CURSO DE ESPECIALIZACION EN MEDIACION FAMILIAR

Maria Elena Caram

Proceso legal, relacional , emocional y legal en los conflictos familiares.-

“Las familias felices se parecen entre si, las desgraciadas lo son cada una a su manera”

León Tolstoi en “Anna Karenina

Continuamos con la idea siempre presente acerca de los conflictos, de que estos son procesos. Imposible abandonar este presupuesto en todos estos desarrollos, Largos o breves, con momentos o destellos más o menos significativos, la idea de proceso está siempre presente, ensanchando nuestra mirada como mediadores con la noción de su dinamismo, de la secuencia de interacciones que se van enlazando a lo largo del  tiempo.

A la idea de proceso, se agrega  la idea  aparentemente simple, pero siempre presente por su fuerza didáctica y práctica de  Paul Lederach: Personas-Proceso-Problema, que nos permite no solo extender  la  perspectiva  hacia “lo que viene pasando, lo que está ahora pasando y lo que seguirá después” ( Proceso); sino  a la vez hacia los otros actores presentes o no en la sala, pero si en la disputa ( Personas); así como a aquello que no es necesariamente el problema explicito traído en las primeras presentaciones de las partes sino lo que subyace como necesidades o intereses de las partes, definitivamente el núcleo central de nuestro trabajo.

Siempre dentro de este marco del proceso del conflicto advertimos  la simultaneidad de los niveles  paralelos  de este proceso que se ponen en marcha en el conflicto familiar: el proceso legal,  el emocional, el patrimonial , el social, el  relacional, niveles  que llevan a Iñaki Bolaños a llamarlo  proceso psico-juridico.

Estas secuencias se dan paralelamente en los conflictos familiares, pero frecuentemente además de interceptarse con distintos efectos entre sí, “corren” a velocidades y ritmos distintos.

No tenemos más que pensar en los tiempos procesales y compararlos con los emocionales.  Una denuncia penal o de violencia  en el marco de la Justicia (incluido un  pedido de mediación-tan lejano a veces al efecto pacificador que suponemos los mediadores ) opera un fuerte efecto emocional.  La desavenencia gravita  también en lo social ( las personas se alejan o se acercan a unos y a otros tomando  partido, no solo los restantes miembro de la familia, sino los amigos y allegaos);  la adopción de medidas precautorias sobre el orden  patrimonial  ( todo sin prejuicio de lo emocional), asi como el trámite del divorcio es a veces independiente de lo emocional, una de las partes supone que al estar divorciado le habilita a ciertas acciones , por ejemplo , a exhibirse con una nueva pareja, o presentarla a sus hijos, y sin embargo, en lo emocional  el impacto es muy fuerte para el resto del gripo familiar, porque los procesos emocionales  están circulando con ritmos muy distintos. En fin, todos pueden  pensar ejemplos de estas discordancia en esta trama compleja y de varios niveles superpuestos que aparecen en el conflicto familiar y rara vez sus desarrollos entre armonizan entre si.

Nosotros pondremos por un momento  el acento en el tema de la ruptura y ver como aparece en la mesa de mediación.

Veamos este concepto de la ruptura y por qué detenernos en esto.

Mirado específicamente desde una mirada legal, justamente y menos ahora  después de la Reforma, este no es el tema que va a la mesa de mediación. Claro está que esto es solo  desde una mirada exclusivamente legal, muy pobre por cierto,  si miramos la ruptura desde la perspectiva del conflicto real, y más pobre aun si la miramos de la perspectiva que “el divorcio en si esta fuera  de las causas que pasan por la Mediación prejudicial”. Nuestra mirada de mediadores familiares nos hace ver  que el territorio del conflicto es mucho más amplio que el enfoque estrictamente legal, donde la ley es solo un aspecto entre otros. Trabajamos sobre conflictos humanos interpersonales, y luego vemos qué pasa con la ley. Esto no quiere decir que a veces no nos sea una herramienta útil recurrir al  corte que la ley hace para zanjar la discusión acerca de causales de divorcio o “ si se acepta o no el divorcio pedido por alguien”.  Esta discusión desde el punto de vista legal ya no tiene sentido, pero en lo emocional, si. Pero no perder la perspectiva: no son problemas legales con consecuencias personales, son  problemas personales con consecuencias  legales

Sin embargo es clave,  diría anticipándome, la forma en que la ruptura modela la situación que se nos trae a la mesa, del  mismo modo que probablemente la interacción y proceso que las partes han vivido modela la forma de la ruptura. Son procesos dentro de procesos: el proceso relacional de dos o más personas unidas por vínculos familiares, el proceso de conflicto y el posible proceso de la “ruptura”.

Debemos aclarar ahora que cuando hablamos de ruptura no son solo los cónyuges, sino obviamente entre cualquier pareja, o con cualquier vínculo familiar.

¿Y qué significa “ruptura”? `Uno podría decir separación, divorcio, quiebre…lo dejamos abierto.

Entonces hay por lo menos dos cosas que en base a nuestra experiencia podemos marcar:

  1. Que la llamada ruptura es un proceso, y no un acto;
  2. Que dentro del marco de ese proceso  aparecen varios niveles, como vimos, no necesariamente en equilibrio.
  3. Y que la vivencia y percepción de ese proceso puede ser de dos formas:  
  1. compartida, lo que significa que ambos la vienen percibiendo paralelamente, lo que probablemente podría terminar en una mejor interacción respecto de sus cuestiones ( Folger en su libro  ya citado “ Mediacion Transformativa : Guia Practica pag 436)distingue entre los matrimonios legitimados ( la pareja discute racionalmente las cuestiones buscando salidas e intentando solucionar sus temas, comprometiéndose para la resolución); evitativos (evitan enfrentarse y enfrentarse con las diferencias negándolas o disimulándolas;y volátiles (estallan por las cuestiones concretas y siguen),  según como enfrentan sus conflictos).En consecuencia la decisión  final será compartida, incluso hasta vivida como una fase positiva  y de crecimiento adaptativa de la familia (Bolaños)

         B) no  compartida, y los procesos son vividos por cada uno con ritmos y velocidades distintas, que hace que el proceso para algunos sea gradual y el otro lo viva como abrupto o al menos se presente de esa manera. El proceso  entonces es vivido como degenerativo del sistema familiar. Hay uno que quiere salvarlo, otro que no, que ya se adelantó, uno pide a gritos tiempo, terapia de pareja, el otro no acepta porque teme ser capturado ahí, o forzado a cambiar su decisión, decisión que ha tomado hace tiempo y no esta dispuesto a cambiar, etc etc.y vienen las frases tipo:” solo le pido a terapia para  encontrar la mejor manera de separarnos, o de decirle a los chicos, etc.”y otro que dice” esto ya está, no quiero ir a terapia porque es otra forma de seguir juntos que él/ella no quiere aceptar, de retener o retrasar lo que ya no puede ser”. Meros ejemplos excesivamente simplificados.

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