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Medios De Comunicación Y Democracia: Realidad, Cultura cívica Y Respuestas Legales Y Políticas


Enviado por   •  5 de Junio de 2014  •  4.168 Palabras (17 Páginas)  •  338 Visitas

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Por Issa Luna Pla

Número 23

Existen varias razones para pensar que las nuevas formas de producción, la tecnología y la liberalización de los mercados ha cambiado de manera acelerada y radical la concepción de los medios de comunicación en las sociedades democráticas. Es un cambio en el que los medios forman parte fundamental y adjetiva principalmente en las relaciones Estado-sociedad. Como consecuencia del desarrollo y crecimiento de los grandes conglomerados de la comunicación, los medios actuales difícilmente se conciben en el esquema tradicional de espacio público, sino que se definen como espacios privados susceptibles a influir en la política, gestión Estatal y en la vida privada de los individuos.

Las siguientes reflexiones tiene como propósito describir las características actuales y reales de los medios a nivel global, para después, bajo este contexto, analizar las implicaciones en los sistemas democráticos y el fortalecimiento de la cultura cívica. La primera parte se dedica a esbozar las principales características de los medios actuales y las estructuras de poder a que responden. En la segunda parte se concentran algunas de las funciones de los medios en los sistemas democráticos desde la perspectiva de las teorías de la democracia moderna y del modelo de espacio público. La tercera parte enfatiza en la función política que juegan los medios de comunicación y su actual dilema frente a la cultura cívica. Por último, se analizan algunas respuestas políticas y legales adoptadas para el control de las fuerzas de poder en los medios. El marco que en este escrito se presenta sirve para poner de relieve las consecuencias y dilemas que surgen a finales del siglo XX entre la relación de trinomio Estado - medios - sociedad desde la óptica política-económica en una sociedad democrática.

I. Los medios y su estructura real

Durante los últimos 10 años, las políticas internacionales en materia de telecomunicación se han caracterizado por la liberalización de los mercados y la desrregulación, de manera tal que no existan obstáculos para su expansión y crecimiento económico. Con estas medidas se fundamentó, a menudo, el acceso de los ciudadanos a los medios de comunicación, aunque ciertamente no fue ésta la causa principal de la apertura económica de los medios. De acuerdo con Croteau y Hoynes1, el desarrollo de la industria de los medios en Estados Unidos puede caracterizarse por los siguientes aspectos:

- A raíz del cambio tecnológico, el número de puntos de venta y de productos generados por los medios -tales como programas de televisión y radio, periódicos y revistas, Internet, libros, música, películas, juegos electrónicos, sotfware, etc.- está creciendo a una velocidad desorbitada.

- La gente está gastando cada vez más tiempo y dinero en el consumo de productos de los medios.

- Los corporativos de los medios están creciendo, a menudo debido a la fusión con sus propios competidores.

- La mayoría de las compañías son conglomerados o negocios involucrados en otro tipo de industrias no mediáticas.

- A raíz de las innovaciones tecnológicas, los corporativos de los medios diversifican el tipo de productos que generan, dando como resultado una industria de multimedia más integrada2.

- Cada vez en mayor medida, las nuevas empresas de medios se unen a otra empresa u otro conglomerado3.

- El número de corporativos que controlan los productos madiáticos masivos ha disminuido4.

Esta estructura de los medios se encuentra basada en lo que se ha llamado el modelo de mercados, donde el fin último son las ganancias económicas y la ley de la oferta y la demanda mueve las tendencias en cuanto a contenido, variedad de programación y producción, así como importación y exportación de productos mediáticos.

Si bien este es el caso de los medios en los Estados Unidos, donde la liberalización total está casi perfectamente institucionalizada (algunos lo atribuyen a la Ley de Telecomunicaciones de 1996), la realidad es que este tipo de política se han exportado al resto del mundo implementándose, en mayor o menor medida, en países democráticos y no democráticos. De hecho, los conglomerados norteamericanos más importantes como Microsoft, AOL Time Warner, Viacom y AT&T tienen presencia mundial no solamente por el impacto de sus productos, sino por las empresas asociadas que han logrado adquirir en países de Europa, Asia, África y América Latina5.

Este asunto podría pasar por una teoría conspiratoria o una dominación global del imperialismo norteamericano, pero no se descarte la idea de que los conglomerados son un patrón repetitivo en diferentes países, quizás no con las mismas inversiones de capital que los estadounidenses, pero sí industrias diversificadas que igualmente impactan y ejercen una importante influencia en las decisiones políticas, por ejemplo, CIR S.p.A. (Italia), Franz Haniel & Cie. GmbH (Alemania), Hitachi, Ltd. (Japón), Metro Holdings Limited (Singapur), Pulsar Internacional S. A. de C. V. (México), Quiñeco S.A. (Chile), Virgin Group Ltd. (Reino Unido).

Esta realidad meramente comercial de los medios no ha sido diferente de cualquier otra industria, y en esto radica el problema capital. Dentro de muchos círculos de la sociedad los medios de comunicación han sido tradicionalmente catalogados como un tipo de industria particular en cuanto su poderosa influencia y manipulación sobre la audiencia. A reserva de este tipo de teorías que proliferaron en los años setentas y que hoy han perdido hasta cierto grado su vigencia, los medios innegablemente son utilizados para fines educativos, culturales, informativos y persuasivos y ese simple hecho diferencia el tratamiento de sus productos -y de esto nos ocuparemos con detenimiento en los apartados posteriores.

Esta expansión económica de los medios de comunicación ha presentado ya ciertas consecuencias, entre las que figuran la especialización de mercados y de contenidos dirigidos a audiencias clasificadas; fragmentación de la sociedad a partir de gustos, preferencias, estilos de vida y costumbres; una homogeneización -o globalización- de las culturas, cada vez reconociendo menos lo local y enfocando lo global como tema central del interés público6.

En tanto al ejercicio periodístico, sucede que si antes el profesional producía bajo la influencia del poder Estatal, ahora se adecua

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