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elvia240525 de Septiembre de 2013

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SISTEMAS Y CAOS EN LAS ORGANIZACIONES

Jesús Alberto Zeballos, María Rosa Rodríguez, Myriam De Marco y Juan Carlos del Carril

(Facultad de Ciencias Económicas - Universidad Nacional de Tucumán)

1.- Introducción

La Epistemología clásica proponía un método lineal de explicación, denominado

"hipotético deductivo". Este método se basa en una secuencia de hipótesis y

consecuencias observacionales. La explicación y la predicción científica consistían

en esta linealidad deductiva.

Pero la realidad es mucho más compleja que un encadenamiento lineal de causas y

efectos; su estructura parece ser más bien un sistema de redes interrelacionadas.

Las explicaciones científicas, en consecuencia, no pueden seguir siendo una mera

secuencia lineal de razonamientos eslabonados. Un pensamiento complejo y

ordenado por un conjunto de teorías, entre las cuales destacamos la teoría de los

sistemas y la teoría del caos, describe y explica mejor esta realidad.

El presente trabajo quiere mostrar la aplicabilidad de estas teorías al campo de la

Administración. Estas teorías no sólo son instrumentos útiles para la organización y

administración de empresas e instituciones, sino que también ofrecen una

explicación más aproximada de sus procesos internos.

2.- La Teoría General de Sistemas

Ludwig von Bertalanffy, que propone su Teoría General de Sistemas en 1950, define

"sistema" como "un conjunto de elementos interdependientes e interactuantes" o

"grupos de unidades combinadas que forman un todo organizado y complejo, cuyo

resultado es mayor que el de las unidades si funcionaran independientemente". Esto

es, "un conjunto de elementos en interacción dinámica que persiguen una finalidad".

La teoría de los sistemas abrevó en diversas fuentes. De las ciencias formales toma

los conceptos de tipos lógicos y grupos. De la física, los cúmulos de energía y

materia, organizados en sistemas y subsistemas interrelacionados unos con otros;

además del concepto termodinámico de entropía. De la Biología toma la concepción

organísmica, opuesta al mecanicismo y al vitalismo y los conceptos fundamentales

de homeostasis, morfostasis y morfogénesis. Al concepto termodinámico de entropía

contrapone el de neguentropía y al de homeostasis el de homeorresis.

El segundo principio de la termodinámica, entropía, sostiene que los sistemas

tienden a desordenarse y desintegrarse aumentando su aleatoriedad. Pero, si

aumenta la información disminuye la entropía. De aquí, la neguentropía es la

información como medio o instrumento de ordenación del sistema.

Por "homeostasis" se entiende el equilibrio entre las partes de los sistemas. Estos

tienden a adaptarse con el fin de alcanzar un equilibrio interno frente a los cambios

del entorno. Como los sistemas, al alcanzar el estado óptimo de equilibrio, lo

pierden, no hablamos ya de un estado homeostático, sino de un proceso dinámico

límite, denominado "homeorresis".

La teoría de los sistemas considera que los procesos son circulares y crean

espirales de intercambio progresivamente más complejos. Su estudio exige nuevos

marcos conceptuales; su lógica y su epistemología son discontinuas con respecto a

ciertos principios tradicionales del análisis científico, tal como el de "aislar" una sola

variable. Los sistemas cibernéticos constituyen un modelo acabado para esta teoría.

La Administración y el fenómeno organizativo, donde se consideran una serie de

variables interdependientes, se vinculan necesariamente a una concepción

sistemática. Una teoría de sistemas, aunque en adarmes y no siempre reconocida

explícitamente, subyace a cualquier teoría de la administración.

La novísima teoría de la administración tiende a ser una descripción multivariable,

adaptativa, interdisciplinaria, cuyos resultados obedecen a explicaciones y

predicciones probabilísticas y no determinísticas.

Una teoría sistemática minimal de la administración considera que las

organizaciones son entes dinámicos, multidimensionales y estratificados, que

involucra los momentos: entrada, salida, proceso, retroalimentación y ambiente.

De las interacciones de sus miembros emergen procesos que no son reducibles a

las propiedades o elementos componentes, los cuales influyen en los propios

miembros. Entre estos procesos, se destacan la cultura de la empresa, los estilos de

liderazgo, la participación, etcétera. La propia organización puede ser vista como un

emergente.

La existencia de estos emergentes enfatiza la necesidad de una tercera visión, la

sistémica, entre la monística y holística. La primera pone el acento en el individuo y

la segunda en el conjunto. La visión sistémica pone de relieve las relaciones y la

retroalimentación entre una y otra.

3.- La Teoría del Caos.

La teoría del caos está basada en ciertos modelos matemáticos que intentan

explicar los mecanismos del universo cuyo comportamiento no es racional, previsible

y determinado, sino caótico y aleatorio.

La teoría del caos no es sólo una teoría epistemológica sino también metafísica, ya

que sostiene que la realidad es un continuum de orden, desorden, orden, etc... La

inestabilidad e imprevisibilidad de los hechos no están determinadas por el

observador, sino que son inherentes al desarrollo mismo de los acontecimientos. La

teoría del caos supone, sin embargo, que si hay un orden oculto es de un tipo

totalmente distinto al visible y por ello propugna una especial atención en los

matices, diferenciaciones, irregularidades de las cosas más que en el orden y la

regularidad.

El comportamiento caótico es mucho más frecuente y universal de lo que en

principio podría suponerse. De ahí su aplicación a las más diversas disciplinas. Por

otra parte, está contenido en un número relativamente pequeño de ecuaciones

matemáticas, facilitando su múltiple aplicabilidad.

En la teoría del caos, existen tres conceptos claves transversales: control (o

descontrol), creatividad y sutileza.

La incertidumbre y la contingencia son fenómenos que acompañan toda la vida. El

intento de "mantener el control" es un ideal inalcanzable. Los sistemas caóticos no

son predecibles, manipulables ni controlables. Al aceptar la incertidumbre frente al

caos surge la creatividad que nos permite percibir sutilezas, ambigüedades y

detalles provocando cambios significativos. Lo impredecible conduce a lo nuevo.

Asociando la teoría de los sistemas con la teoría del caos se ve que un sistema

tiende al estado de equilibrio, pero al encontrar un elemento perturbador; el sistema

ingresa en un proceso de caos progresivo hasta alcanzar un punto llamado de

"bifurcación". En este punto, que es un acontecimiento azaroso, el sistema tiene dos

opciones: o bien regresa al estado de equilibrio original (retroalimentación negativa)

o comienza a autoorganizarse (retroalimentación positiva) para evolucionar en una

nueva estructura: la estructura "disipativa" o "dispersiva". La estructura disipativa es

una fluctuación asumida por un sistema en sus interacciones con el medio. Una

estructura disipativa no puede existir al margen del mundo externo. Necesita de los

aportes continuos de energía y de materia que sostienen los procesos disipativos.

A su vez, las estructuras disipativas también presentan umbrales de inestabilidad,

umbrales que si alguna fluctuación atraviesa conducirán la estructura disipativa hacia

una nueva estructuración, hacia un nuevo modo de funcionamiento cualitativamente

diferente. Vemos, pues, que del caos puede nacer el orden.

Del carácter inestable y dinámico de los procesos reales surge la no linealidad del

caos, que muestra una gran sensibilidad a sus condiciones iniciales.

Como consecuencia de la no-linealidad que rige la dinámica del sistema, se pierde el

contacto con las condiciones iniciales, por lo que no es posible la inversión temporal.

Hay una incapacidad para retroceder en el tiempo debido a la irreversibilidad de la

dinámica y a la necesidad de infinita información para recuperar las condiciones

iniciales. El tiempo es una flecha que apunta en una sola dirección.

El dinamismo y la no linealidad del caos produce el efecto mariposa que, por un

lado, establece límites a la capacidad de predicción de modelos (predicciones a

largo plazo son imposibles), por otro exige que el proceso de verificación científica

se base en propiedades estocásticas antes que en la predicción deductiva.

Debido al efecto mariposa, determinismo y predictibilidad dejan de ser términos

correlativos. En los sistemas caóticos, pese a ser estrictamente deterministas porque

vienen generados por reglas que no encierran en sí mismas ningún elemento de

azar, el comportamiento es impredecible al cabo de un breve tiempo. Las pequeñas

incertidumbres se agrandan hasta dominar el sistema.

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