Metodos De Depresacion
ROGAZ21 de Junio de 2013
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INTRODUCCIÓN
Esta presentación para el desarrollo de los artículos, no se si puede ser denominado introducción, ya que metodológicamente, lo que haré será más bien una relación de Política en Latinoamérica ¿Juego de Poderosos?
Pienso que estamos más en la línea de una descripción de cómo surge este ensayo. No obstante sin ser ninguna hipótesis, postulo que la política Latinoamérica en la actualidad e históricamente ha estado en manos de un pequeño grupo, los poderosos, no importando su signo político. Ayer se hablo de caciques, hoy día se habla de barones, también serian validas otras denominaciones como patrones, lideres, jefes de tendencias, o la irrupción de empresario políticos, empresarios a secas, millonarios, etc.
Ahora bien, este ensayo surge bajo el alero de la historia, ya que ella con su secuencialidad a veces ingenua, pero siempre con su mirada critica nos permite conocer hechos, atar cabos, despejar ciertas incógnitas, lograr conclusiones, y comprender que nuestras frustraciones y rabia a nivel de comunidad y de la sociedad por la exclusión a la que nos vemos enfrentados
CAMBIOS DE GOBIERNO
América Latina se ha caracterizado por tener continuos cambios de gobierno, la inestabilidad de los mismos, y la tendencia a conservar determinadas pautas de mando político por un lado, frente a la intención frecuentemente fallida de cambio de signo -ideología- en el gobierno por el otro, lo que ha sido la constante noticia y comentario desde la década de los años treinta en todos los Estados latinoamericanos. Se ha escrito mucho sobre la problemática latinoamericana, y sobre sus aspectos históricos, especialmente en relación con Estados Unidos, y
sobre las políticas que este país ha ido aplicando históricamente en sus
sucesivos períodos de gobierno, hacia América Latina. Sin embargo, en mi opinión, no se ha hecho un estudio profundo sobre el sistema político
latinoamericano. Al menos sobre la existencia de un sistema político específico
en América Latina que la caracterice desde ese punto de vista.
Es cierto que existe una “geografía” llamada América Latina; lo que no necesariamente coincide con la existencia de un sistema político que abarque, en forma unificada, a esa región. Pero lo más peculiar es que, lo que era considerado como la “verdad” en la América Latina de los cuarenta, los cincuenta, los sesenta, incluso hasta los ochenta; luego de la caída del Muro de Berlín en 1989 y la desintegración de la URSS en 1991 que permitió la expansión planetaria del
capitalismo, pasó a ser lo errado, lo equivocado, la mentira, y la “verdad” empezó a ser exactamente lo opuesto. Se ha dado un “antes y un después” en América Latina con un corte, que se ubica en 1989 (Dallanegra,2001). Durante décadas, especialmente luego de la Segunda Guerra Mundial, el intervensionismo del Estado, el proteccionismo, las actitudes nacionalistas y “nacionalizantes”, el crecimiento de las leyes sociales y laborales, ha sido la verdad y todo lo opuesto considerado como “traición a la patria”. Sólo los sectores liberales que podían acceder al gobierno mediante golpes de Estado, pensaban y promovían lo contrario, incluyendo las propuestas y consejos de los diferentes gobiernos norteamericanos hacia América Latina. Hoy, y se puede decir, desde el “Consenso de Washington” de 1989, la tendencia es al achicamiento del Estado y su rol, las privatizaciones y la total apertura de las economías, el fortalecimiento de los actores privados la total desregulación de la economía y de las leyes sociales y laborales. Hoy la gente trabaja más de 12 horas y no es ilegal exigirle que lo
haga o echarla y reemplazarla por otra. América Latina, particularmente su sistema político, ha sido estudiada fundamentalmente por norteamericanos o europeos, y muy poco, casi nada, por los propios latinoamericanos. Hay un manifiesto desinterés por parte de los latinoamericanos a estudiar su propia región. Es más, no se puede decir que América Latina constituya una región -salvo geográficamentedesde el punto de vista político o económico, más allá de los emprendimientos -hasta ahora siempre fallidos- integrativos. No existe la más mínima coordinación de políticas entre los diferentes Estados de la región. No existe un “Consenso Latinoamericano”, para resolver las problemáticas de la región, siguiendo pautas y criterios propios. La base de este proyecto se hizo a partir del estudio hermenéutico de un trabajo realizado por Anderson (1974)3. La idea principal ha sido estudiar las características centrales del comportamiento del sistema político latinoamericano, y contribuir con algunas ideas, en base a
criterios propios y lectura de trabajos adicionales, con el propósito de elaborar e implementar algunos nuevos aportes.
Características del Sistema Político Latinoamericano
Partiré de la base de la concepción de sistema. Este es un conjunto de variables que se encuentran interrelacionadas entre sí, internas o externas al sistema, pero que de una manera directa o indirecta inciden en el mismo. La forma de interrelación de las variables será de manera tal, que unas condicionarán a otras, dándose por lo tanto y según las circunstancias, conjuntos de variables con ciertas características. Esto no implica, por supuesto, la existencia de determinantes, sino de condicionantes en el sistema. La forma que adopte, estará dada por su estructura, o configuración de poder vigente o emergente, que lo caracteriza y particulariza (Dallanegra, 1998). Serán consideradas como variables: el orden mundial, dentro del cual América Latina se encuentra inserta; también las principales potencias mundiales que inciden sobre la región; las fuerzas que actúan dentro de cada uno de los Estados, sean éstas, partidos políticos, grupos empresariales nacionales o extranjeros, grupos sindicales, fuerzas armadas, iglesia, u otros grupos de presión o factores de poder internos o externos, que ejerzan su influencia de una manera u otra en cada uno de los Estados y por ende en el sistema latinoamericano. Para el caso, considero sistema a América Latina, y subsistemas a los distintos sistemas políticos que existen en este subcontinente.
En primera instancia, no se puede hablar de la existencia de un sistema político latinoamericano; al menos de un sistema único y homogéneo, dada la diversidad de subsistemas políticos poco congruentes unos con los otros y poco relacionados entre sí -en realidad están mas bien distanciados históricamente por conflictos-, así como la heterogeneidad e incoherencia interna de los mismos. Como consecuencia de esto último, se observa una inestabilidad, dada principalmente por las sucesivas crisis internas. Las pautas de comportamiento político, no son
constantes en los diversos subsistemas y por ende en el sistema político. Dentro del proceso político latinoamericano la mayoría de los subsistemas, no responde a las reglas preestablecidas del juego, instituidas principalmente en sus constituciones. Hay una desvinculación entre lo propuesto jurídicamente en sus normas fundamentales y lo que sociológicamente se observa en sus realidades. En América Latina, los procesos constitucionales, son una alternativa entre otros medios de movilización del poder. Uno de los problemas que se presenta en el
análisis de la política latinoamericana, es que no se lo puede hacer en términos de sistemas nacionales autocontenidos ya que existen en el juego del poder, no sólo fuerzas políticas intranacionales que actúan en el plano interno, sino también fuerzas políticas extranacionales que actúan en el ámbito interno. Al existir contendientes por el poder nacionales y extranjeros, se plantea un carácter coalicionista en la política. Hay que tener en cuenta que no cualquier interesado
en la política es un contendiente por el poder. Sólo son contendientes por el poder,
aquellos que detentan una capacidad de poder. En los términos de Anderson, “contendiente por el poder”, es todo individuo o grupo, que procure
ver cumplidas sus demandas, controlando a su vez la asignación de valores para la sociedad, a través de la maquinaria del Estado, o trate de legitimar una fuente de poder determinada ante la sociedad, mediante el ejercicio de una
capacidad de poder. Las demandas estarán dadas por las propias aspiraciones. Los valores son los que darán una orientación determinada a la política que pretendaaplicar. Toda asignación de éstos responde a una idiosincrasia, una mentalidad, que se deja traslucir generalmente a través de una ideología.
La “capacidad de poder” es la propiedad de un grupo o individuo que le permite influir en la política. Dicho en otros términos, se trata de un recurso político. Poseer una capacidad de poder es el costo de admisión al escenario político.
Esta capacidad también se puede no poseer, o bien un grupo puede haber sido privado de la misma, por otro más poderoso. Este juego intrincado en la política latinoamericana hace que el sistema sea inestable, y por tanto, también impredecible el camino que seguirá. Lo único predecible es la inestabilidad, y que esta inestabilidad sigue determinados ciclos, en los que en unos momentos se observa una tendencia hacia el statuquismo, y en otros hacia el reformismo. Los contendientes por el poder utilizan una gran variedad de recursos para
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