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NOVEDADES DE LA ORTOGRAFÍA.


Enviado por   •  13 de Mayo de 2016  •  Apuntes  •  4.084 Palabras (17 Páginas)  •  141 Visitas

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EL GRAMO.

  1. Empezaron a consumir cocaína siendo adolescentes. Una forma más de divertirse por la noche. Probaron y lo pasaron muy bien. Con el tiempo, la coca los dejó solos. Un día comprendieron que aquella debía ser la última raya. Seis jóvenes adictos describen su viaje del placer al descontrol. En un país, España, que es el primer consumidor mundial. Y en una época, el verano, donde muchos empezaron su coqueteo.

Idea principal: Jóvenes en el verano del placer al descontrol

  1. Sandra, de 15 años, se lanza a por su primer baño del verano en la piscina de una finca cercana a Chinchón (Madrid). Es la niña habladora y graciosa del grupo, compuesto por otros cinco chicos adolescentes mayores que ella, hoy revolucionados por la presencia de una nueva y guapa socorrista. El sol cae con fuerza, en lo que es la primera oleada de calor intenso del año. Huele a vacaciones y el chapoteo juvenil nos traslada mentalmente a un campamento. Es una ilusión que termina tras sesenta minutos milimétricamente cronometrados. Todavía mojada, en biquini y arropada con una toalla, Sandra se apresura a entrar en la casa, que le recibe con un horario de tamaño sábana. A cada paso hacia su habitación, una norma, una frase: "El 90% del éxito se basa en insistir". Sandra es un nombre ficticio para preservar su verdadera identidad. Hace cinco meses y medio que lucha contra la cocaína en el Centro Terapéutico Los Álamos. Ha mejorado mucho. Dicen que parecía un zombie. Ahora solo parece despistada.

  1. Por el centro, gestionado por Proyecto Hombre aunque pertenece a la Agencia Antidroga de la Comunidad de Madrid, pasan adolescentes y jóvenes enganchados al cannabis, la cocaína o las pastillas desde hace una década. David Sánchez es su educador más veterano. Lleva siete años y nota que cada vez llegan "usuarios" de menor edad. El centro recibe a chavales que, por culpa del abuso de sustancias, dañaron y destruyeron los cimientos de su vida antes de construirla. El uso de cocaína es independiente del origen y nivel socioeconómico de las personas. En España, casi el 10% de la población entre 15 y 24 años ha probado la euforia, deseo sexual o locuacidad que proporciona la coca. España es líder mundial en su uso, por encima de EE UU y Reino Unido, con los que, según el año, alterna puesto en el podio.
  1. Con más o menos trabajo por delante, los chavales intentan resurgir. La finca en la que viven es muy confortable. Huele a limpio. De hecho, ellos mismos se encargan de tareas de responsabilidad como parte de su terapia. En la cocina, por ejemplo, se turnan para lavar platos. Al estar aislados del mundo, la tentación de fugarse se minimiza y les ayuda a centrarse en una vida sin drogas. Una de las máximas del tratamiento consiste en mantenerlos activos y ocupados. Se trata de que no tengan demasiado tiempo para pensar en lo que hay fuera. Los profesionales que tratan con ellos son variados: educadores, terapeutas, psicólogos..., jóvenes en la treintena y cercanos en el trato. Saben que el discurso de "la droga es mala" no sirve para nada: "Les hacemos ver la cara amarga de la coca, pero sin ocultar la cara divertida que ellos bien conocen". Al principio, el tratamiento consiste en inculcarles un horario, una rutina: "Empezamos por cumplir el ciclo de sueño vigilia, que lo traen alterado. Después trabajamos en actividades manipulativas, formativas, cognitivas... Y fomentamos buenos hábitos", explica Ana García, la subdirectora. Los talleres en los que se afanan van desde la jardinería hasta la albañilería o la estética.
  1. Jesús es uno de los habitantes de la finca. Lo tenía claro. Quería dejar la droga de una vez. Llegó hace mes y medio, aunque lleva más tiempo tratando de conseguirlo. Tiene 22 años y es consumidor de cocaína desde los 17. No es muy alto, pero físicamente está fuerte. Varios pacientes lo están, gracias al fomento del deporte y el gimnasio. Hablamos dentro de una pequeña sala: "El problema de la cocaína es que está muy buena. Si no nos gustara, no estaríamos aquí", simplifica. Hace dos meses y medio sufrió un craving, un impulso irremediable de consumo, muy difícil de controlar. Agachó la cabeza y se esnifó varias rayas. Sus últimos gramos hasta hoy: "La droga es un mundo de mentiras. Crees que puedes salir a la calle con normalidad. No es así. Sabes que haces mal las cosas. Intentas remediarlo. Pero no puedes".
  1. A pesar del tropiezo, que los terapeutas consideran parte del proceso, Jesús tiene parte de su batalla ganada. "El que no reconoce el problema tiene dos problemas", zanja. Durante una hora larga nos cuenta su historia. Dice que le desahoga. Quiere que su experiencia sirva. Le gustaría hablar en colegios. Cuenta que llegó a ganar 1.700 euros en una empresa. Destinaba casi todo el sueldo para irse de fiesta. Gastaba hasta 500 euros de una tacada, en una noche. A ese ritmo, para el día 10 o 15 del mes pedía anticipos a su jefe. Otras veces pedía fiado. O contaba películas: "Mañana te lo doy". Los camellos acababan buscándole. El padre de Jesús pagó "muchísimas veces": 100, 200, 300 euros cada vez. La familia, de clase media, donde padre y madre tienen buenos puestos de trabajo, trataba de atajar el problema.

7.- El verdadero problema de la cocaína es que está muy buena. Si no nos gustara, no estaríamos aquí

8.-  Al tiempo que pagaban la coca, intentaban dialogar con su hijo. Pero la paciencia se agotaba. Le advirtieron y lo echaron de casa varias veces. Dos o tres días de sufrimiento para ellos, tiempo que Jesús, lejos de utilizarlo para reflexionar, fundía en su coche, solo, en una espiral de rayas-subidónbajón, rayas-subidón-bajón... Y vuelta a casa. Discusiones con los padres. Y con su novia, que entró en depresión. Un día, Jesús agredió a su padre. La policía apareció en el salón de una familia. Jamás pensaron que la cocaína iba a entrar en sus vidas. Le dieron un ultimátum a su hijo.

9.- "¡Vamos, niña, vamos!", apremia David Sánchez, educador de la joven Sandra, desde la mitad del pasillo de las habitaciones. Al ser menor de edad, no podemos hablar con ella ni fotografiarla. La adolescente nos tienta a romper el pacto: "Mi madre da permiso".

David improvisa unas preguntas:

-¿Cuánto te doy el coñazo?

-Tú lo das bastante, y yo más.

-¿Cuánto tiempo te queda aquí?

-Mes y medio.

-¿Ha costado, no, niña?

-¡Sí!

-Tienes mucho impulso, mucho genio, ¿eh?

-¡Todo se supera!

-¿Qué consumías?

-THC, cocaína... ¡y de todo por ahí!

...

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