Para Cursos Cuentos
Enviado por ronyh • 30 de Junio de 2013 • 27.588 Palabras (111 Páginas) • 430 Visitas
Recuentos para
Demián
Jorge Bucay
ÍNDICE
Prólogo
--El elefante encadenado
– Factor común
– La teta o la leche -
-- El ladrillo boomerang
– El verdadero valor del anillo
– El rey ciclotímico
– Las ranitas en la crema
– El hombre que se creía muerto
– El portero del prostíbulo
– Dos números menos
– Carpintería “El siete”
– Posesividad
– Torneo de canto
– El tesoro enterrado
– Por una jarra de vino
– Solos y acompañados
– La esposa sorda
– ¡No mezclar!
– Las alas son para volar
-- ¿Quién eres?
– El cruce del río
– Regalos para el maharajá
– Buscando a Buda
– El hachero esforzado
– La gallina y los patitos
– Pobres ovejas
– La olla embarazada
– La mirada del amor
– Los retoños del ombú
– El laberinto
– El círculo del noventa y nueve
– El centauro
– Dos de Diógenes
– Otra vez las monedas
– El reloj parado a las siete
– Las lentejas
– El rey que quería ser alabado
– Los diez mandamientos
– El gato del ashram
– El detector de mentiras
– Yo soy Peter
– La esposa del ciego
– La ejecución
– El juez justo
– La tienda de la verdad
– El plantador de dátiles
– Autorrechazo.
Epílogo
Porque un cuento:
A las puertas del cielo llegaron un día cinco viajeras.
- ¿Quiénes son ustedes? – les preguntó el guardián del cielo.
- Somos – contestó la primera – La religión...
- La juventud... – dijo la segunda
- La comprensión... – dijo la tercera.
- La inteligencia... – dio la siguiente.
- La sabiduría – dijo la última.
- Identifíquense!! – ordenó el cancerbero.
Y entonces...
La religión se arrodilló y oró.
La juventud se rió y cantó.
La comprensión se sentó y escuchó.
La inteligencia analizó y opinó.
Y la sabiduría... contó un cuento
(tomado de una idea de Anthony de Mello, modificada por el autor)
EL ELEFANTE ENCADENADO
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.
Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente:
¿Qué lo mantiene entonces?
¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a alguna tía por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado—
Hice entonces la pregunta obvia:
—Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí
...