Plan Gerencial

CAPÍTULO I

EL PROBLEMA

Planteamiento del Problema

Diversos autores, como Lester (2008) Y Denis (2001) señalan que hoy el mundo está afectado en sus valores éticos. Es así como los principios fundamentales sobre los cuales nuestros predecesores concibieron y construyeron la sociedad contemporánea, se encuentran erosionados. En tal sentido, se ha perdido mucho del sentido de unidad y eso nos hace como individuos moralmente débiles, y como conjunto social vulnerable. Es así como integramos países y comunidades, pero como individuos hemos ido distanciándonos y perdiendo esa unión, la cohesión grupal y por ende el sentido de pertenencia. Desde el punto de vista sociológico, Yépez (2001) señala:

Actualmente puede definirse a la cohesión social como el grado de consenso de los miembros de un grupo social sobre la percepción de pertenencia a un proyecto o situación común; en esta definición el énfasis se ubica en las percepciones y no en los mecanismos. Pero en esta disciplina, la contribución clásica más conocida y fecunda es la de cuanto menor es la división del trabajo en las sociedades, mayor es la vinculación de los individuos con el grupo social mediante una solidaridad mecánica, es decir, asentada en la conformidad que nace de similitudes segmentadas, relacionadas con el territorio, las tradiciones y los usos grupales (p.4).

De acuerdo a lo anterior, la cohesión grupal engloba un consenso, un acuerdo y una vinculación de los individuos con el grupo social donde interactúan, existiendo así una solidaridad que fortalece las organizaciones. Dentro de estas perspectivas, Ribaya (2000), también agrega:

El concepto de cohesión social suele confundirse con otros. Una manera aproximativa de diferenciar este concepto es proceder según el criterio aristotélico de las definiciones, a saber, por género próximo y diferencia específica. Una primera noción cercana a la de cohesión es la de capital social, entendido como patrimonio simbólico de la sociedad en términos de la capacidad de manejo de normas, redes y lazos sociales de confianza. (p.14).

De allí que pueda hablarse de la importancia de la acción colectiva en función de la reciprocidad y cohesión grupal. En un sentido más amplio, la integración de los miembros de la sociedad ha sido concebida como un sistema común de esfuerzos y recompensas, igualador en cuanto a oportunidades y meritocrático en términos de retribuciones. El sentido de pertenencia en la sociedad constituye un eje central de las distintas definiciones de cohesión social. Es, en última instancia, un componente subjetivo compuesto por percepciones, valoraciones y disposiciones de quienes integran la sociedad.

En lo que respecta a las instituciones educativas, el recurso humano ha tenido que proporcionar mayor esfuerzo para adaptarse a los cambios y las nuevas exigencias que requiere el sistema educativo, ya que su misma dinámica, supone un reto progresivamente creciente, pues el contingente humano debe estar integrado, sólidamente formado, motivado, comprometido, actuando coordinadamente y aplicando todo su potencial al logro de la gestión que realizan.

Cabe destacar, que la época en la que no se tomaba en cuenta los factores intrínsecos en el desempeño de los docentes, tales como la motivación y el sentido de pertenencia, ha quedado en el pasado; cada día son más las exigencias debido a la búsqueda de una mayor calidad educativa. A esto se suma, las diversas reformas de las leyes que rigen las funciones y competencias de la gestión educativa. A l respecto, López (2004), señala que “el llamado sentido de pertenencia, una característica que no es común a la mayoría de las personas que mantienen una relación de dependencia con sus lugares de trabajo, donde se ha establecido, de antemano, un intercambio en tiempo de prestación de servicios por una remuneración en dinero, y/o beneficios contractuales, según sea cada caso” (p.28). En tal sentido, puede inferirse que la ausencia o disminución del sentido de pertenencia pudiera estar asociada con la idea de que se presta un servicio a cambio de una remuneración, sin que necesariamente exista identificación con lo que se realiza.

Partiendo de lo señalado por el autor, se puede agregar que el sentido de pertenencia de acuerdo con Martínez (2004) “es la satisfacción personal de cada individuo en la organización, su reconocimiento como ser humano, el respeto por su dignidad, la remuneración equitativa, el reconocimiento, las oportunidades de desarrollo, el trabajo en equipo y la evaluación justa” (p.9).

En el caso de la realidad venezolana actualmente se manifiestan una serie de factores externos, incluyendo las repercusiones del Estado a través de sus políticas, normativas, leyes, lo cual ha incidido determinantemente en las organizaciones del sector educativo, y ello ha puesto en prueba la realidad del sentido de pertenencia de la gerencia y los docentes para con la organización donde labora. Adicionalmente, habría que señalar que el sentido de pertenencia, como sentido de arraigo hacia actividades, lugares o personas, puede verse influenciado por diversos factores como el tipo de liderazgo, la motivación del personal y debilidades en el clima organizacional, lo cual incide en gran medida en que dicho personal se sienta más o menos identificado y comprometido con lo que hace.

En este sentido, es importante analizar lo señalado por Martínez (2004), pues “tradicionalmente se dice que dentro del sector educativo es frecuente encontrar debilidades en cuanto al sentido de pertenencia por parte de los docentes, hacia el lugar que le proporciona el sustento; reflejándose un desarraigo o desapego” (p.32), en este caso de los docentes hacia la institución educativa; lo que trae como consecuencia una relación laboral que deja una puerta abierta a posibles vicios o prácticas poco ortodoxas en materia de rendimiento, productividad, lealtad y autoimagen.

A esta realidad no escapa la Escuela Básica Bolivariana

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