Pobreza Y Exclusion
Enviado por justozabala • 2 de Octubre de 2013 • 22.830 Palabras (92 Páginas) • 284 Visitas
1.1 Las limitaciones del enfoque de pobreza
La noción de pobreza goza en la actualidad de una amplia popularidad entre
analistas sociales en todo el globo. La amplitud, profundización y persistencia de la
pobreza a nivel mundial ha llamado la atención de los organismos multilaterales, las
agencias de desarrollo y los propios Estados. En el tema han convergido
académicos, investigadores independientes, Estados y organismos multilaterales.
En la década de 1990, la pobreza reapareció como una problemática
internacional de primer orden. En el informe anual sobre Desarrollo en el Mundo
del Banco Mundial, constituyó el tema central. Posteriormente, en la Cumbre sobre
Desarrollo Social, realizada en Copenhague en 1995, el tema cautivó la atención de
los especialistas y los gobernantes pasando a formar parte de la agenda de
cooperación internacional. Y la reducción de la pobreza se ha identificado como
uno de los “Objetivos del Milenio”.
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América Latina no constituye una excepción. En 1988 se llevó a cabo, en
Montevideo, un encuentro regional de Políticas para la Erradicación de la Pobreza.
La CEPAL, en su informe Panorama Social de América Latina, elaborado desde
principios de la década de 1990, incluye un capítulo especializado para dar cuenta de
la evolución de la pobreza en la región. CEPAL y el Banco Mundial pusieron en
marcha, desde la década de 1990, un programa de cooperación y asistencia técnica
regional para financiar y actualizar los sistemas de recopilación de información, y
formación de personal especializado, que permita llevar a cabo monitoreos
sistemáticos sobre la evolución de la incidencia de la pobreza en los diferentes países
de la región.
Diversas razones explican el interés creciente sobre la evolución de la
pobreza en América Latina. Durante la primera mitad de la década de los años 80
del siglo pasado, el interés principal se centró en determinar la profundidad de los
procesos de pauperización desencadenados por la crisis de la deuda. En este
contexto emergieron tesis que llevaban a diferenciar la pobreza estructural de la
pobreza reciente (Kaztman, 1989; Minujin, 1992). Se hizo evidente que la pobreza
era un fenómeno heterogéneo, sin embargo, no cambió ni el enfoque conceptual, ni
la estrategia metodológica que ha llevado a constituirse en el modelo dominante de
investigación en el campo.1
Posteriormente, conforme las políticas de ajuste estructural sustentadas en las
orientaciones emanadas del Consenso de Washington (Williamson, 1990) fueron
imponiéndose como el modelo a seguir para enfrentar la crisis y sentar las bases de
un nuevo patrón de acumulación, el interés se centró en determinar el impacto real
de estas políticas sobre las condiciones de vida de la población latinoamericana, en
particular, de los sectores populares y de las capas medias.
No cabe duda de que estas investigaciones han significado aportes
invaluables tanto en la identificación del perfil estructural de la pobreza como en las
tendencias emergentes, así como en la relación entre políticas de ajuste estructural y
los procesos de pauperización social. También han sido importantes las
1 Los fundamentos conceptuales y metodológicos de este enfoque fueron desarrollados en un
estudio auspiciado por la CEPAL y el Banco Mundial y conducido por Altimir (1979), sobre la
pobreza en América Latina.
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controversias y los avances suscitados en el terreno metodológico y de cara a la
medición (Boltvinik, 1992; 1999). Sin embargo, no se podría decir lo mismo de lo
acontecido en el plano conceptual.2
Pese a los esfuerzos que han realizado a nivel internacional autores como
Townsend (1979); Sen (1983), y en el caso latinoamericano, Boltvinik (1999), por
definir un enfoque conceptual para teorizar sobre el tema, el estatuto
epistemológico y los alcances conceptuales de esta noción continúan sin ser
definidos de forma precisa.
Más allá del reconocimiento de la multidimensionalidad del fenómeno y la
necesidad de superar los enfoques reduccionistas, persisten las discrepancias sobre la
naturaleza del concepto (absoluta o relativa); el campo epistemológico en que se
sitúa (estudios sobre el bienestar versus enfoque de potencialidades); su contenido
particular (desarrollo humano versus necesidades básicas); y el objeto mismo de
análisis (enfoques centrados en la privación versus enfoques centrados en el
desarrollo).
Más notorias, y básicas, son las diferencias en el terreno metodológico. No
hay acuerdos mínimos entre los analistas, sobre temas tan elementales como los
siguientes:
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