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Política Y Estrategia Para El Desarrollo Regional Y Local


Enviado por   •  23 de Febrero de 2015  •  10.648 Palabras (43 Páginas)  •  330 Visitas

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Política y estrategia para el desarrollo regional y local

Profesor: Juan Carlos Manes Rossi

Alumnos: Carlos Marcelo Falcucci

DNI: 24.932.395

Jonatan Ezequiel Tellechea

DNI: 34.533.441

Trabajo práctico: Estados Unidos de América

Causas y consecuencias determinantes del nivel de desarrollo.

Introducción:

Si bien hoy día el mundo es un lugar mejor ya que las personas son más saludables, más educadas y más ricas, con mayor capacidad para elegir a sus líderes y exigirles responsabilidad por sus actos, la variabilidad y la velocidad con la que han progresado los distintos países es considerable, lo que sugiere que otros factores, al margen de los puramente económicos, como las políticas vigentes, las instituciones nacionales y la geografía entre otros, juegan un papel importante. Todo esto plantea la necesidad de señalar con claridad la contribución que cada determinante tiene en el desarrollo económico y social en los distintos países, de manera que se pueda prestar mayor importancia y atención a aquéllas que tienen un peso más significativo. De este modo, el presente trabajo pretende contribuir al estudio del comportamiento y los factores determinantes que influyen en el desarrollo humano, a partir del conocimiento ya establecido por la teoría y su contrastación empírica introduciendo, junto a los factores puramente económicos, aquellos parámetros que pueden ser determinantes para la explicación en el desarrollo (o subdesarrollo) económico y social.

Teorías del Crecimiento Económico

Antes de que la economía se considerara como ciencia, hecho atribuido a los economistas clásicos, ya se buscaba el crecimiento económico, entendido éste como el aumento de la riqueza. En este sentido, tanto la escuela mercantilista como la fisiócrata estuvieron interesadas en la política de crecimiento pero si bien para los primeros era el intercambio en el comercio internacional el que generaba riqueza, para los fisiócratas fue el “laissez faire” y su efecto sobre la agricultura, única actividad capaz de crear el producto neto, aunque en ambos casos el interés se concentraba en gran medida en la definición de una estrategia macroeconómica de desarrollo que incluyera políticas coherentes.

Adam Smith y sus discípulos del siglo XIX, los economistas clásicos, estudian el tema del crecimiento e introducen conceptos fundamentales como el de rendimientos decrecientes y su relación con la acumulación de capital físico o humano, la relación entre el progreso tecnológico y la especialización del trabajo o el enfoque competitivo como instrumento de análisis de equilibrio dinámico.

Estos economistas fundamentan el concepto de crecimiento en la acumulación de factores de producción (capital físico y humano), de modo que cuanto más capital y más trabajo estén disponibles en una economía, más crecerá ésta. En un marco principalmente agrario, el límite del crecimiento económico estaba forzosamente limitado por las disponibilidades de esos factores productivos. Sostenían que mientras hubiese tierras libres se podría crecer sin ningún límite, pero cuando las tierras fértiles escaseasen y la población se incrementase, se llegaría a un estado estacionario (steady state). Para posponer en el tiempo la llegada a ese estado estacionario consideraban necesario la adopción o generación de innovaciones que permitieran nuevas posibilidades de inversión, así como la apertura de nuevos mercados.

Sin embargo, pese a tener conciencia de la existencia de una limitación de los recursos y de los factores productivos para la generación continua de crecimiento, no se planteaban una intervención del estado que regulase el consumo de dichos bienes y factores. Por el contrario, la idea básica de esta escuela se asentaba en la libre actuación de los mercados, en el “laissez faire” o, como diría Smith, en la mano invisible, consistente en la reducción al máximo de la intervención de la autoridad pública para conseguir una asignación más eficaz de los recursos productivos.

Por otra parte, David Ricardo consideraba que el principal problema al que se tenía que enfrentar la economía política era la distribución de la renta y no el crecimiento de la riqueza. También se mostró en desacuerdo con Adam Smith y los fisiócratas en la importancia dada a la agricultura como única actividad productiva, puesto que él consideraba a la industria como la principal fuente productiva de una economía (Ferguson, 1948; Naredo, 1996).

Pero Ricardo, al igual que Smith, apunta la existencia de un estado estacionario al que se llegará debido a la “ley de rendimientos decrecientes”, puesto que a medida que aumenta la población, se procederá a ocupar tierras menos productivas y peor localizadas cuya explotación supondrá costes mayores. En cualquier caso, Ricardo expresa una gran confianza en el avance de la ciencia y la técnica como fuente de progreso técnico, requisito imprescindible para el crecimiento económico. De hecho, aunque entra en contradicción con su visión sobre la tendencia hacia un estado estacionario, Ricardo admite la posibilidad de que una economía cerrada con una tecnología dada pueda experimentar un crecimiento continuo indefinidamente. Para llegar a esta situación, asume una serie de supuestos bien definidos relativos a las condiciones de la demanda, como son la adopción de la ley de los mercados de Say y la consideración de la ley clásica de la población, en la que se establecen unos modelos habituales de consumo y fecundidad de los trabajadores (Aguado et al, 2009).

Otras grandes contribuciones clásicas a la teoría del crecimiento económico han sido tanto la obra de Robert Malthus, planteando abiertamente el problema del crecimiento demográfico en relación con la disponibilidad de recursos, como la de John Stuart Mill, a través de su obra, Principles of Political Economy, donde hace un verdadero esfuerzo por sintetizar los fundamentos principales de la teoría del desarrollo, considera que las leyes de la producción no dependen del régimen económico-social dado, y que de éste sólo dependen las leyes de la distribución, dejando constancia de la limitación de los recursos naturales. De ello infería la conclusión de que bajo el capitalismo, es posible lograr una distribución más justa, es decir, no comprendía el indisoluble nexo entre la producción y la distribución y que, como Malthus, estimaba conveniente llevar a cabo reformas susceptibles

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