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Problemas Afectivos

Eder1 de Julio de 2015

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Problemas afectivos

¿Qué son los problemas afectivos?

Uno de los trastornos del estado de ánimo o afectivo más frecuente es la depresión mayor, entre un 8-10% de la población infantil, produciéndose un aumento en la adolescencia.

La depresión mayor implica un cambio en la forma de sentir del niño. Se caracteriza por la presencia de un estado de ánimo deprimido (en los niños o adolescentes, irritable), o pérdida de interés o placer, que viene acompañado por dificultades para dormir, cambios en el hambre, alteraciones psicomotoras, cansancio, pérdida de la autoestima, dificultades en la concentración e ideas de muerte. Estas características son más intensas y frecuentes que en otros niños, y pueden interferir en su vida familiar, escolar y social

Tipos:

• Trastornos depresivos: trastorno depresivo mayor o trastorno distímico

• Trastornos bipolares

¿Cómo los podemos identificar?

Un niño con depresión mayor vive uno o más episodios de depresión mayor, caracterizados por:

• Aspecto triste, llora, se enfada fácilmente, muestra mal humor.

• Dificultad para divertirse, se aburre, no está motivado por el juego.

• Fracaso, culpa, destrucción o muerte presentes en el juego.

• Aumento o pérdida del hambre, aumento o pérdida de peso.

• Duerme más o menos que antes, o se despierta durante la noche

• Se mueve mucho, se muestra más agitado o contrariamente más lento que antes.

• Se encuentra más cansado de lo habitual

• Tiene sentimientos de que “nadie le quiere”, “no sirve para nada”, o bien “todo es por su culpa”

• Le cuesta más concentrarse, se le olvidan las cosas con facilidad.

• Presenta encopresis o enuresis secundaria.

• Muestra aislamiento, retraimiento o inhibición

• Disminuye su rendimiento académico

¿Qué pretendemos con el tratamiento?

Antes de iniciar el tratamiento, se hace necesaria una evaluación clínica y psiquiátrica para determinar el síndrome y distinguirlo de posibles trastornos asociados, como trastornos orgánicos, trastornos de ansiedad, trastornos del comportamiento, otros trastornos del estado de ánimo, trastornos por déficit de atención con hiperactividad, etc. El tratamiento pretende mejorar el estado de ánimo del niño y restablecer las posibles afectaciones del trastorno en su vida, como el bajo rendimiento escolar, el aislamiento social o los conflictos familiares.

¿Cómo lo hacemos?

Terapia psicológica individual

Con la terapia individual se ayuda al niño a aprender habilidades para reconocer y moderar su estado de ánimo, potenciar sus habilidades sociales para favorecer las relaciones sociales satisfactorias, habilidades de solución de problemas para afrontar los problemas cuotidianos, y se le ayuda a procesar la información de una forma más adaptativa

Terapia familiar

La terapia familiar orienta a los padres para que puedan ayudar al niño a mejorar su autoconcepto y autoestima, darle apoyo y tranquilidad y estimularlo ante sus actividades diarias.

Tratamiento farmacológico

En algunos casos es conveniente complementar el tratamiento psicológico con un tratamiento farmacológico. El equipo de psiquiatras del centro trabaja coordinadamente con el equipo de psicólogos para poder hacer una valoración diagnóstica conjunta y alcanzar los objetivos terapéuticos definidos.

PROBLEMAS AFECTIVOS Y DE CONDUCTA EN EL AULA

Hasta hace muy poco tiempo, la escuela únicamente se preocupaba por lo estrictamente académico, sin prestar atención al alumnado con Necesidades Educativas Especiales o con dificultades generales y de aprendizaje; la función de la institución escolar era enseñar, evaluar, seleccionar y clasificar a sus alumnos y alumnas.

Podemos señalar tres razones para la tendencia actual de integrar de manera efectiva en las aulas a estos niños y niñas:

• Parte de quienes sufren dificultades de aprendizaje, tienen, a la vez, dificultades emocionales, sociales y de conducta.

• Más allá de sus capacidades académicas o Cociente Intelectual, se reconoce la existencia de componentes sociales de la inteligencia.

• El bienestar emocional y social del alumnado se ha convertido en uno de los objetivos básicos de la escuela.

Los problemas afectivos y de conducta aparecen con mucha frecuencia en la infancia, pero es muy complicado definir qué es un problema en esta etapa. En ocasiones, son los padres quienes adjudican esas dificultades al menor en función del concepto que tienen del mismo; también, es habitual que el problema tenga que ver más con los padres y madres que con los hijos e hijas; y por último, esta situación lleva a que familia y profesorado no se pongan de acuerdo sobre los posibles problemas de los alumnos y alumnas.

Hay que señalar asimismo que lo clasificado como problema aparece en un porcentaje altísimo de la población sin que esto sea una dificultad en su día a día.

CLASIFICACIÓN DE LOS PROBLEMAS

• Por un lado, se encuentran las dificultades emocionales que se declaran en forma de ansiedad o angustia, acompañadas habitualmente de tristeza, llanto, retraimiento social, desinterés académico, dificultades de concentración… Estos problemas son muy variables ya que puede tratarse de trastornos infantiles graves, o simplemente situaciones de estrés relacionadas con la vida familiar, escolar o social -por ejemplo en una época concreta por separación o la ansiedad ante personas desconocidas-, que acaban evolucionando favorablemente.

• Los problemas de conducta se declaran en síntomas externalizados como la agresión o la mentira. Con relación a la escuela, las manifestaciones más frecuentes son la fobia escolar, la agresión verbal o física a otros niños, la desobediencia al educador… creando dificultades concretas al clima de clase y al propio proceso de enseñanza aprendizaje. Ante esta situación, el o la docente no debe preocuparse únicamente por el orden dentro del aula, sino por el bienestar emocional y social del niño.

LAS DIFICULTADES DE APRENDIZAJE Y LOS PROBLEMAS EMOCIONALES Y DE CONDUCTA

El alumnado con dificultades de aprendizaje, en relación con los que no tienen esos problemas, es más probable que manifieste también problemas emocionales y de conducta, y falta de habilidades sociales; de la misma forma, hay que tener en cuenta que no hay un único patrón de personalidad, de problemas de conducta y de habilidades sociales, y que cada niño es único; y además, por último, un índice elevado de niños y niñas con dificultades de aprendizaje no presentan problemas emocionales, sociales o de conducta.

En cualquier caso, una vez vinculados unos y otros, ¿cómo se explica la relación entre problemas de aprendizaje, y emocionales y de conducta?

1. Las dificultades de aprendizaje provocan déficit en habilidades sociales, problemas de conducta y problemas emocionales. El rendimiento escolar es un valor social que tomado en extremo lleva a sacralizar y culpabilizar a los y las menores generando los problemas posteriores que a veces se arrastran toda la vida.

2. Hipótesis a la inversa. Los problemas emocionales pueden dar lugar a falta de concentración, disminución del interés y bajo rendimiento dificultando el proceso escolar.

3. Las dos hipótesis anteriores pueden ser ciertas a la vez. Con independencia de qué problema antecede a otro, cada uno de ellos tiende a provocar el siguiente.

4. Entre estas variables hay una correlación, pero no una relación de causa efecto.

5. Hay uno o varios factores distintos que son la causa común de todos estos efectos. Por ejemplo, problemas biológicos en el cerebro.

6. La relación entre estas variables es muy compleja y estas correlaciones son únicamente una aproximación al problema.

De manera global, se puede afirmar que existen factores sociales generales y previos, e inherentes al individuo que explican la asociación entre determinados tipos de dificultad y determinados tipos de problemas emocionales sociales; dos fenómenos que se potencian mutuamente, creando un círculo en el que cada efecto se convierte en causa del otro problema, y para el que familia y profesorado deben poner fin.

EL MALTRATO INFANTIL

Nos encontramos de nuevo ante una rueda que gira sin parar, en la que el maltrato infantil no sólo se basa en el contexto sociocultural y las características de quienes rodean al niño, sino también en el propio menor. Tanto las dificultades de aprendizaje y el bajo rendimiento escolar favorecen y son en ocasiones desencadenante de un maltrato, como el propio maltrato infantil en sí mismo es causa de un ambiente social y cultural desfavorable.

En este caso nos referimos a maltrato físico, pero también emocional, desembocando ambos en una falta de interés general y bienestar emocional. El buen funcionamiento escolar es un protector de estas situaciones.

LA PRIVACIÓN EMOCIONAL

Los menores que no han podido tener al menos una figura de apego en la infancia, tienden a tener problemas emocionales, sociales, escolares y conductuales. La privación emocional grave, si se mantiene en el tiempo, explica no sólo el fracaso escolar, sino el fracaso vital generalizado en casi todos los aspectos de la vida, con un enorme riesgo de entrar en el círculo de la inadaptación social general.

de problemas de conducta y de habilidades sociales, y que cada niño es único; y además,

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