Reflexiones sobre la Metodología del Almanario

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Reflexiones sobre la Metodología del Almanario.

Introducción:

Durante el estudio de ciertas metodologías, caí en la idea de que la aplicación de estas herramientas junto a la intención de un manejo estandarizado, es muy complicado. Cada metodología nace en ciertos contextos, respondiendo a ciertas exigencias y necesidades lo que dificulta su inclusión a proyectos con diversas temáticas y contextos.

El Almanario se crea en Guatemala por el Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) en 1997, Una metodología que promueve la autogestión comunitaria y la inclusión de la perspectiva de género en su desarrollo y estructura, al mismo tiempo en una exigencia de mayor importancia, optimiza la eficiencia económica eliminando los intermediarios (ONG) en la financiación y desplaza a ingenieros e investigadores de todas las etapas del proyecto, exceptuando a los de apoyo (Personal esencial para la orientación y capacitación) acentuando la responsabilidad y el trabajo en las organizaciones comunitarias.

Es una herramienta generalmente utilizada en proyectos medio ambientales, es eficiente y de suma importancia, ya que en su utilización no se requiere una instrucción académica especializada, tiene una estructura sencilla y bastante comprensible, lo que facilita su manejo y aprendizaje a personas con educación básica, qué, al mismo tiempo, son la conexión de personas analfabetas cuya información es relevante al diagnóstico del proyecto.

Es obligatoria la participación de las organizaciones comunitarias de base (OCB) que son quienes llevan activamente el diagnóstico, diseño y ejecución, lo cual significa que es indispensable una experiencia de trabajo con el Almanario u otra metodología y que se tenga un respaldo histórico de organización y apoyo de la propia OCB, ya que la creación espontánea podría causar problemas de organización y pondría en peligro el éxito y sostenibilidad del proyecto.

El Almanario en su característica física, consta de 2 cuadernos, cuya información contenida es clara y concisa, implementa un sistema de colores con una caligrafía totalmente legible y una caracterización del contexto u objeto (según el caso), en base al contenido de las características culturales (Haciendo énfasis en la estructura social, productiva y religiosa) con respecto al área y las comunidades involucradas se realizará un diagnóstico y la priorización de actividades y recursos.

 A su término será llevado a evaluación y a su correspondiente “traducción” a la Metodología del Marco Lógico (MML) y entonces, ¿No sería el Almanario una herramienta auxiliar y económicamente viable para la realización del MML?, A pesar de no contar con intermediarios, se cuenta con apoyo y respaldo a ciertas cuestiones y se realizan capacitaciones de “liderazgo” y administración de recursos.

Las ventajas productivas, políticas y sociales se dejan entrever en la utilización del Almanario, la aceptación social y la integración cultural son 2 elementos indispensables para la sostenibilidad de cualquier proyecto y aún más si estamos hablando de proyectos ambientales y el impulso al desarrollo económico de las áreas en cuestión.

¿El Almanario como herramienta de género?

Durante la ejecución del Almanario se exige el cumplimiento de ciertas normas que aluden a la equidad entre hombres y mujeres, es algo muy interesante en cual hacer énfasis, ¿Realmente es una herramienta que potencia la igualdad? ¿Se aplica en realidad la perspectiva de género?

 Las normas establecidas en el Almanario son:

1. Mujeres Promotoras
2. Junta directiva mixta
3. Trabajo conjunto de H y M, 50% de participación femenina
4. Apoyo al rol reproductivo mediante la contratación de niñeras

Las mujeres promotoras, es un impulso para el liderazgo de las mujeres entre mujeres y una manera de buscar el reconocimiento y respeto ante los niños y hombres de la comunidad. Si bien esto puede ser algo aceptable, no quiere decir que cada una de las mujeres que puedan ser promotoras o en su defecto estén participando en la OCB pueda ser víctima, por alguna manera de decirlo, de una pequeña transformación social.

Sin embargo, es un punto en el cual tengo muchas dudas, el proyecto nunca durará lo suficiente para realizar una transformación completa y depende de las personas que han vivido, trabajado y actuado en conjunto a estas normas, tener un germen sembrado en la concepción de la cotidianeidad para una futura y lenta transformación social.

En este cambio es esencial la reestructuración del sistema social, político y económico de la cultura en la comunidad, elaborar normas que aludan a la perspectiva de género sin tomar en cuenta los complejos sociales históricos existentes de la comunidad, es tratar las consecuencias sin atacar las raíces del problema, es decir hablamos de una modificación profunda al sistema cultural y de su idiosincrasia.

En esta metodología las mujeres son llamadas “Agentes de Cambio” por motivos meramente prácticos, ellas mantienen el conocimiento de las necesidades familiares e inclusive de la comunidad, son trabajadoras que soportan la pesada carga de su rol reproductivos-productivos y comunitario, por ello la incorporación de sus perspectivas, conocimientos y necesidades implicaría un desarrollo social más completo e igualitario.

Sin embargo, en esta practicidad económica de la mujer, es necesario equilibrar los tiempos y actividades tanto de hombres y mujeres para poder obtener avances productivos y positivos en materia de desarrollo y sostenibilidad, impulsar a la mujer en su productividad, el ámbito político y social en la comunidad no equivale a desplazar su rol reproductivo, que es una cuestión de más importante, ¿Qué mejor manera de reproducir la equidad de género si no es mediante la mujer y su trabajo como madre?

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