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Responsabilidad social de la actividad científica

chiuopTutorial19 de Octubre de 2012

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REVISTA INTERNACIONAL DE SOCIOLOGÍA (RIS)

VOL. LXIV, Nº 43, ENERO-ABRIL, 219-242, 2006

ISSN: 0034-9712

RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA ACTIVIDAD CIENTÍFICA

SOCIAL RESPONSIBILITY ON THE SCIENTIFIC ACTIVITY

JESÚS A. VALERO MATAS

Universidad de Valladolid

valeroma@soc.uva.es

RESUMEN

El artículo presenta una reflexión sobre la importancia de la ética en la investigación y aplicación de la ciencia.

La aparición de nuevos campos de investigación, biotecnología, genética, nanotecnología, etc., da lugar a

nuevas preguntas y con ello nuevos problemas, plasmando la necesidad de analizar la responsabilidad de la

actividad científica, no tomada en los parámetros de la responsabilidad tradicional, sino aplicada a los nuevos

espacios surgidos y necesidades sociales. La ética en sí misma es compleja, y su aplicación en ciencia todavía

mucho más, pero los campos que están surgiendo amplían el campo de debate de la ética. Aparecen nuevas

expectativas, nuevas posibilidades, pero también desconfianzas, riesgos y daños; por lo tanto, aparecen nuevas

preocupaciones. Ante este hecho, cabe formularse un sin fin de cuestiones que necesitan ser resueltas si existe

un deseo de poner reglas éticas o límites éticos a la ciencia. En esta misma línea es conveniente formularse

cómo deben ser esos límites, qué se desea limitar, etc., porque la ciencia debe seguir avanzando.

PALABRAS CLAVES ADICIONALES

Comportamiento científico, Axiología, Límites en la ciencia, Conocimiento científico, Valores, Ética

ABSTRACT.

The paper offers a reflection on the importance of Ethics in research and application of science. The appearance

of new research fields: biotechnology, genetic, nanotechnology, etc., implies the emergency of new questions

on the expectations and consequences of its application to Society. The former reflection involves the need to

approach their responsibility on the scientific activity, but it cannot be accomplished under traditional parameters,

but attending to new criteria. Taking this into account, it is necessary to formulate such as questions: What

those limits should be? What are their limits? Whether is society trained to assume new challenges? etc. since

Ethics should never restrain knowledge.

ADDITIONAL KEYWORDS

Scientific behavior, Axiology, Limits in the science, Scientific Knowledge, Values, Ethic.

220 • JESÚS A. VALERO MATAS

UNA APROXIMACIÓN A LOS ANÁLISIS INTERNALISTAS Y EXTERNALISTAS

La ciencia como actividad humana se relaciona con diversos valores humanos y, por tanto,

es susceptible de valoración ética, tanto por sus consecuencias, como por su proceso y su

acción. Por esta razón, la ética no puede separarse del análisis científico como pretendió

la concepción heredada.

Durante décadas se aceptó que la ciencia era exclusivamente conocimiento y que

estaba libre de valores, tal y como sostenían los neopositivistas y el empirismo. Estas

escuelas diferenciaban claramente entre juicios de hecho y juicios de valor en aquellos

terrenos que la ciencia reserva para los juicios de hecho, despreciando cualquier juicio

de valor en la actividad científica, pues, como se recoge en Ayer (1971:23), “la ciencia

nunca disputa sobre cuestiones de valor, solamente cuestiones de hecho”. Más adelante,

atestigua que “los juicios morales no son juicios fácticos, no es decir que no tengan importancia

o que no se puedan aducir argumentos en su favor, sino que esos argumentos

no operan como argumentos lógicos o científico”(Ibíd.:28). En términos del positivismo

de Ayer, está clara la exclusión de los valores de cualquier análisis e intervención en la

ciencia, al escapar de los enunciados analíticos, únicos capacitados de ser susceptibles

de verdad o falsedad y, en consecuencia, los valores corresponden a expresiones de

sentimiento y carecen de significado científico.

Hacia los años cuarenta del siglo XX, la mitologización de la ciencia defendida por los

positivistas y empiristas lógicos empezó a flaquear, y comenzaron a vislumbrarse nuevas

tendencias que intentaban romper esa separación entre hechos y valores, dando paso

a un nuevo análisis teórico. Uno de los primeros teóricos en traspasar el umbral teórico

de los neopositivistas fue Merton, contrario a la separación hecho/valor, defendiendo la

existencia de valores en la ciencia (epistémicos, metodológicos, institucionales, etc,);

como se puede apreciar en el siguiente pasaje: “La ciencia es una palabra engañosa que

se refiere a una variedad de cosas diferentes pero relacionadas entre sí. Comúnmente

se la usa para denotar: (1) un conjunto de métodos característicos mediante los cuales

se certifica el conocimiento; (2) un acervo de conocimiento acumulado que surge de la

ampliación de estos métodos; (3) un conjunto de valores y normas culturales que gobiernan

las actividades llamadas científicas; (4) cualquier combinación de los elementos

anteriores”1 (Merton,1977:356). Es en el tercer punto donde Merton enfatiza el significado

de los valores en la ciencia como instrumento de valoración en la actividad científica.

Este conjunto de imperativos morales será denominado, ethos de la ciencia. Aunque no

1 La existencia de valores en la actividad científica, aunque hasta el artículo publicado en 1942 no quedó

plasmada, ya la había anunciado en su obra Ciencia, tecnología y sociedad en la Inglaterra del siglo XVII

(Merton, 1970: 248), cuando escribe: “Dicho de otro modo, la existencia misma de la ciencia y los científicos

presupone que ocupan un lugar seguro en la escala de valores, que es el árbitro final del prestigio asignado

a las diversas actividades”.

RIS, VOL. LXIV, Nº 43, ENERO-ABRIL, 219-242, 2006. ISSN: 0034-9712

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entró en cuestiones de orden epistémico —tiempo más tarde, sobre valores epistémicos

darán cuenta Laudan (1984), Bloor (1998) y Barnes (1977), entre otros—, su análisis de

la ciencia puso de relieve la no separación entre juicios de valor y juicios de hecho que

mantenía la tradición heredada. El análisis mertoniano aportó a la sociología de la ciencia

dos cuestiones básicas. En primer lugar, la ciencia no es solamente conocimiento, sino

también normas y valores, porque la ciencia, por lo menos, tiene valores epistémicos e

institucionales. En segundo lugar, las tesis mertonianas rompen con la neutralidad de

la ciencia, al depender el proceso de investigación del contexto institucional y social, y

viceversa; lo que se traduce en una preocupación por los valores en la ciencia. Si bien

la aportación de Merton ha quedado relegada a la reflexión histórica, abrió la puerta a la

sociología y filosofía de la ciencia a un nuevo objeto de reflexión: los valores.

Desde la filosofía, y siguiendo algunos de los supuestos mertonianos, como es la

negación de la dicotomía de hechos y valores, encontramos a Bunge, quien, a diferencia

del sociólogo norteamericano, realiza una diferenciación a priori importante, al considerar

que el conocimiento científico es ética y axiológicamente neutral (Bunge, 1988:22). En

principio, admitir esta consideración es volver a la concepción heredada, porque acepta

que el conocimiento en sí mismo no es susceptible de valoración ética; empero, el conocimiento

abandona esa neutralidad ética, cuando la ciencia se aplica, porque sale de la

órbita del conocimiento científico, “la ciencia abandona la neutralidad ética cuando estudia

ya no fenómenos naturales sino objetos biopsicosociales como son las necesidades, los

deseos y los ideales de los hombres, así como los medios para satisfacer unas y otros”

(Bunge,1996:41).Y concluye: “La ciencia, en su conjunto, no es éticamente neutra” (Ibíd.,

pp. 57-58).

La reflexión sobre la existencia o ausencia de valores no se queda ahí; es bastante

más fecunda. Ha llevado a la aparición de dos modelos teóricos diferentes en la comprensión

de los valores en la ciencia: el internalista y el externalista. La visión internalista

analiza el proceso desde el interior, donde pone de relieve que existen un amplio conjunto

de valores, epistémicos, cognitivos, metodológicos, etc., y son considerados propios de

la ciencia. Mientras la concepción externalista amplía el campo de acción y entiende el

quehacer científico como una actividad humana más; y, por lo tanto, reconoce a la ética

como instrumento de análisis en la actividad científica, porque estudia y evalúa las implicaciones

que tiene la ciencia en el plano social, el medio ambiente, la biotecnología, la

cibernética, etc.

La perspectiva internalista centra sus objeciones

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