SER MAESTRO. PRÁCTICAS, PROCESOS Y RITUALES EN LA ESCUELA NORMAL

I. INTRODUCCIÓN.

El texto que se presenta a continuación tiene como finalidad presentar un breve análisis de un fragmento de la obra de Eduardo Mercado Cruz “Ser maestro. Prácticas, procesos y rituales en la Escuela Normal”, el cual fue revisado en el curso de Observación y Análisis de la Práctica Educativa”, impartido en el Centro de Actualización del Magisterio en Monterrey.

Al igual que en otros trabajos del mismo estilo que se realizaron antes, las referencias más importantes para llevar a cabo la redacción del texto mencionado son tanto las ideas del autor mencionado como los comentarios que se externaron en las sesiones del curso.

El orden de los componentes que se incluyen a continuación también se repite respecto a otras ocasiones: después de la introducción se prosigue con el planteamiento de las ideas más relevantes del tema citado y por último se presentan conclusiones a manera de cierre.

II. DESARROLLO.

En el primer apartado del fragmento que se tomó como referencia para escribir este documento se parte de la diferenciación entre dos enfoques que han tomado relevancia para investigar temas relacionados con la educación; en el primero de ellos la atención se centra “sobre” el profesorado, mientras en el segundo el punto central es ubicado “en” y “con” el profesorado.

Los dos enfoques mencionados reviven la polémica que se da entre quienes defienden la teoría y la práctica o lo cualitativo y lo cuantitativo, en virtud de los aspectos que defiende cada uno de ellos. Sin embargo, cuando se analiza el ámbito educativo tiene sus propias particularidades, entre las que destaca la intervención por parte del agente investigador en el proceso en el cual se involucra el alumno, lo cual, en palabras del autor, dificulta la formulación de teorías o paradigmas definitivos en el ámbito educativo.

Además de la situación anterior, la investigación en el ámbito educativo tiene una serie de características que según el libro consultado pueden identificarse claramente. Por un lado puede tener una orientación positivista, en la cual se buscan cualidades objetivas y observables del fenómeno estudiado, mientras en otra orientación (la educativa y social) lo que se trata de hacer es encontrar el significado de fenómenos inherentes al proceso educativo, como la interpretación y la comprensión.

Los dos enfoques mencionados no se llevan a cabo en forma independiente, sino que en las distintas fases de la investigación se complementan y pueden o no prevalecer uno sobre otro. También puede darse el caso de que aparezca una forma diferente de trabajar, la cual es mencionada por el autor, citando a su vez a Stake (1998) como “generalización naturalista”, y que consiste identificar y establecer vínculos entre la práctica educativa real y ciertos antecedentes que puedan servir para brindar posibilidades de mejora.

En palabras del autor, algunos de los componentes más importantes más importantes que deben incluirse en las investigaciones de corte educativo son: la contextualización que la sustenta, es decir, el fundamento teórico que le da soporte a su desarrollo para no partir de ideas sin sustento. Así mismo se debe hacer una distinción entre el objeto y el sujeto de estudio, o en otras palabras, separar el problema estudiado y los individuos que intervienen en él, destacando cómo es que lo hacen.

Por último, también destaca la idea acerca de que las investigaciones educativas no deben limitarse al análisis de teorías, sino que es importante que ésas teorías puedan ser aterrizadas por los profesores en las aulas; en otras palabras, independientemente de finalidad que tengan las investigaciones en el campo educativo, a fin de cuentas éstas se puedan llevar a la práctica real de los profesores en su trabajo diario.

...