ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Salvador, no existen los amigos, me dijo, no confíes en nadie, la gente es mala, y siempre busca su porvenir


Enviado por   •  9 de Mayo de 2017  •  Apuntes  •  1.592 Palabras (7 Páginas)  •  106 Visitas

Página 1 de 7

Salvador, no existen los amigos, me dijo, no confíes en nadie, la gente es mala, y siempre busca su  porvenir, y yo con mi cara descompuesta pero al tiempo con una respuesta clara le dije, Esperanza, si tu dices que no existen buenos amigos me estarías incluyendo a mi,  y yo soy un buen amigo, no tengo muchos pensé, los cuento con una mano, y no necesito más, sin embargo la entendí. únicamente quería aclarar que por confiar podría sufrir y sentirme traicionado ella no entendía que yo me entregara tanto a las personas que significaban algo profundo para mi. a partir de ese momento comprendí que Esperanza simplemente no me quería ver pasando decepciones, pero yo trato con humanos, todos tratamos con humanos, y los humanos tenemos nuestras puntadas de conveniencia, pero yo soy igual, me he aprovechado de mis amigos, de buena manera, les he cuestionado he aprendido de ellos y he crecido gracias a sus historias. Un día decidí ser una esponja que absorbe  todo en cuanto se me cruce en el camino, mi hambre de conocer historias crece cada días y esas historias necesitan unos personajes. ayer en la mañana caminé lentamente a esa casa, la casa donde yo había crecido, la casa que mi abuelo había construido, la casa de la que me había despedido tantas veces, donde forjé mis sueños  de muchacho, yo vi crecer ese barrio, vi como todos mis vecinos pusieron el primer ladrillos, y ahora cuando todo está casi terminado, me doy cuenta que yo también crecí y también puse mi primer ladrillo, por ahora no hacia arriba, mis ladrillos tapizaron un camino, mis sueños, siempre quise ser todo los contrario a ellos, no porque fueran personas malas sino porque yo hubiera comprado una casa ya hecha, mi abuela, había comprado un gran terreno y vendió cada trozo y armó un barrio y le puso las madres solteras, aunque ella estaba casada, con un viejo trasto, un baúl, mi abuelo, pero eso si; no cualquier baúl un baúl lleno de tesoros. Ella quizás una mujer venida de otro lado de un planeta superior, cumplía su penitencia en esta tierra, ella, sin embargo, para muchas mujeres era un ejemplo, no se dejaba mangonear de nadie, la que no perdía la empataba, la más astuta de todas, era una vieja zorra una zorra astuta, ella observar lo que para otros pasa inadvertido usaba todos los recursos era noble he inteligente y le hallaba solución a todo. Abuela grité en la puerta y toqué y ahí estaba, luciendo con orgullo sus canas, jamás se las tiñó, porque pensaba que pescaría algún cáncer por tanto químico, así que pavoneaba sus arrugas y sus canas como una vieja sabedora de la tierra, como una chaman, y lo era. Entré a ese lugar, lo vi pequeño, yo había crecido allí, pero lo recordaba más grande, conservaba ese olor a dulce madera,  y todos los recuerdos de mi infancia aterrizaron. hace 10 años me había marchado, la abracé nos dimos nuestros besos y lloré, había vuelto como vuelve el viento,  como el hijo prodigo a pedir su cobijo, le conté que seguía siendo el mismo, el mismo niño que ella crio en ese barrio, el mismo niño que ella empujó para descubriera el mundo, pero me sentí derrotado, volví sin trabajo, sin dinero, con el corazón roto y con mil sueño y con ganas de volver a irme, con un plan, que me daba más miedo que ilusión.   me ofreció su dulce y aguado café le conté todo lo que me estaba ocurriendo, le conté mi verdad de los últimos meses me escucho atentamente, hincó sus ojos en mis palabras y me observa como se observa la imperfección. Ingerí el café y antes de terminar se levantó de su silla, se dirigió a la cocina y volvió con una pisca de café molido en su mano y la echó en mi taza de café lo hondeó en círculos lentos y después puso la taza bocabajo en el plato, la observé y quise hacer una fotografía mental para no olvidar este momento, no recuerdo haberla visto hacer esto antes. En silencio la observó suelta una media risa y como para seguir en el sortilegio me dijo mañana iremos a la galería del barrio bolívar y compraremos unas plantas, hoy descansa todo estará bien, al día siguiente muy temprano el olor a café fresco me despertó, ella había salido muy pronto a comprar las rosquillas y pambaso que desde niño me había alimentado en cada desayuno, todo esto lo único que me generaba era un amor infinito por ella, sentirme nuevamente ahí era un regalo divino, me duché antes de sentarme a la mesa, quería mantener las reglas a las que había sido sometido de niño.  Al terminar de desayunar ella ya estaba lista, no pierde un minuto de su sagrada vida, en unos cuantos minutos ya habíamos llegado a la galería, ella conocía muy bien ese lugar, olía a un todo junto: plantas, alimentos, frutas, carnes, y de fondo escucho una hoya pitadora y mi abuela dice doña Felicia le presento a mi nieto, estaba sentada en un pequeño banco de madera, se pone de pie, se limpia sus manos ajadas y llenas de tierra y me extiende su mano y yo la mía y suelta una risita tierna, me recordó una niña campesina, sin ningún prejuicio. le observo su dentadura  le queda un solo colmillo,  y lo luce como su gran tesoro, como lo que le quedó de la guerra. observé alrededor estábamos en el centro de la plaza y su puesto era una gran montañas de plantas, todas una encima de la otra. mi abuela como si fueran las más intimas se sienta a un lado de la silla de Felicia casi acurrucada y nos quedamos en silencio, yo sentí que Felicia me observa detalladamente y al tiempo movía su cuello hacia un lado como si alguien le susurrara al oído las plantas que tenía que escoger.  dala vuelta alrededor de la pila de plantas y saca varios manojos de distas naturalezas empieza a separarlas en grupos, ata un montón con piola azul y otro montón con guasca y cuando ya tiene lo que necesita se dirige a mi, joven salvador la de la piola azul son 7 plantas amargas y la de la guasca son plantas dulces, las próxima luna llena hervirá las plantas amargas en abundante agua esperará hasta que se enfrié y justo al finalizar su ducha diaria  te bañarás con el agua de hiervas, así por tres días consecutivos, en luna creciente hervirás las hiervas dulces y repites el mismo proceso, me pidió mi mano derecha y puso su mano cerrada sobre la mía dio tres golpes y me soplo a la cara, me entregó una pulsera con un dije rojo de plástico que tenía forma de mano cerrada, me dijo le dirás a tu madre que a las 5:00 empunto de la tarde te ponga esto en la muñeca derecha, ya está dijo Felicia,   mi abuela se paró de la pequeña silla intento pagarle por su servicio pero Felicia dijo es un placer poder ayudarte esperanza, mil gracias respondió mi abuela se dieron un abrazo y le dijo mija en estos días vuelvo, para que tomemos un cafecito, le di un abrazo y le agradecí… nos despedimos y al salir de la plaza de bolívar escuchamos un grito  ESPERANZA, ESPERANZA era una voz mayor y mi abuela como si la estuvieran llamando para ejecutarla se quedó paralizada, sentí que reconoció  de quien se trabaja, me tomó del brazo y salimos casi huyendo de ahí, esa voz se acercaba rápidamente y mi abuela como si el diablo nos persiguiera no volteo a mirar atrás, así que me detuve y le pregunté abuela qué sucede, ¿por qué corremos de esta manera? y la sentí nerviosa como nunca la imaginé,  respiraba agitada escuchaba su corazón desde lejos, nos miramos fijamente y como si hubiera escuchado la muerte, como si algo que ella había enterrado recobrara vida, estaba seguro que ella no quería que yo fuera testigo de esto porque quizás pensaría que yo le pediría explicaciones, pero no, yo había aprendido a ser prudente y desde luego con ella mucho más, era mi pilar, para mi Esperanza era incuestionable, pero ahí estaba el pasado en el presente, nos interrumpe un, Esperanza cómo le ha ido. mi abuela por dos segundo no quiso despegar los ojos de los míos, y giró, ya no lo podía ignorarlo, vi una luz en sus ojos que jamás podré olvidar, conocía esa luz, una luz opaca de un viejo amor. Cómo está Don Justo le dijo mi abuela, bien muy bien le respondió, que gran sorpresa le dijo él, no has cambiado en nada esperanza y mi abuelita como una quinceañera, se puso colorada y ahí mismo conocí su secreto, ella no alargó la conversación, se despide, y él de ella, él toma su mano y la besa y apeamos de ahí con afán, ella sin un palabras, ese instante se le había comido todas sus palabras, como si hubiera saludado a un fantasma, no quise preguntarle qué había sucedió entre los dos, ni quién era él,  la abracé  fuertemente y le susurré al oído, yo soy tu nieto, tu sangre, jamás te juzgaré, cuando quieras, cuando te sientas preparada, cuando sea el momento de contar tu historia, estaré aquí…

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (8.7 Kb)   pdf (36.6 Kb)   docx (13.2 Kb)  
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com