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Situacion Didactica La Leyenda

monse4estafany9 de Octubre de 2012

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Los colores de los pájaros

ArcoirisNos asomamos a la ventana cuando hace frío, o estamos recostados tomando sol cuando hace calor y, de pronto, nos llama la atención un pájaro. Algunas personas sabremos identificarlo por el color, por el canto o por su movimiento; otras preguntarán “¿y ése cómo se llama?” y se asombrarán de que lo conozcamos. Es que son muy diferentes unos de otros, sobre todo por el color.

Cuenta una leyenda calchaquí, que en otros tiempos los colores eran una propiedad exclusiva de las flores. Los pájaros lucían todos el marrón de la tierra, más claro o más oscuro, pero así de monótono.

Un día, el tumiñico, al que algunos llamaban picaflor, suspiró y dijo:

—Cómo me gustaría tener el color de las flores…

Los otros pájaros lo escucharon y enseguida le dieron la razón. Los más pretenciosos, convirtieron el asunto en una queja:

—¡No es justo! ¿Por qué Inti fue tan poco generoso con nosotros? ¡Queremos colores!

—¡Sí! ¡Queremos colooores! ¡Queremos colooores! —pregonaron.

Se armó tal revuelo que apareció la lechuza y, con sus chistidos, hizo callar a todos. Luego propuso una gran asamblea para decidir de qué manera podían lograr el colorido que tanto deseaban. Todos los pájaros asistieron a la asamblea. Finalmente, decidieron volar hasta el sol para rogarle que el tinte de sus plumas fuera tan bonito como el de las flores.

Algunas aves prefirieron no viajar: el hornero estaba ocupadísimo construyendo su nido; la ratona tenía a sus pichones recién nacidos; la calandria no quería dejar de cantar. Tampoco fueron el chimango ni el pirincho ni el chingolo, porque estaban encantados con el color de la Pachamama. El tumiñico explicó que él era tan chiquito que los iba a retrasar en el vuelo y, además, tenía que acompañar a las flores.

Y allá partieron los pájaros aventureros, aun sabiendo que el camino era tan largo como difícil.

Inti, el Sol, y Mama-Quilla, la Luna, los miraban desde lo alto. “No van a poder llegar”, pensaban, “y se van a quemar si se acercan demasiado”. Por eso, Inti decidió ayudarlos. Les ordenó a las nubes que se llovieran. Y el agua refrescó a las aves, pero también les pesó en las alas. ¡Se sentían tan cansados!

—Linda manera de ayudarlos —reprochó Mama-Quilla a su marido. Pero él detuvo la lluvia y se asomó apenas entre las nubes.

Entonces los pájaros vieron algo único y maravilloso: un enorme arco de colores que atravesaba el cielo. Decididos, volaron hacia allí para mojarse en el arco iris. Algunos apenas frotaron el copete en el rojo, como el cardenal y el carpintero. Otros eligieron un color: verde las cotorras, azul la tacuarita, rojo el churrinche. El benteveo frotó su pancita en el amarillo. El “siete colores”, sin saber por cuál decidirse, atravesó todos.

Pajaros del arcoiris.CarlosPalleiro

Pájarosdel arcoíris / Carlos Palleiro

Locos de alegría, volvieron a la tierra. Los que se habían quedado los recibieron contentísimos y festejaron cantando y bailando.

El tumiñico apareció de pronto en la fiesta. Se hizo silencio y todos lo miraron con el pico abierto: lucía unos colores tornasolados, increíbles.

—¿Cómo lo lograste? —preguntaron.

—Fuimos nosotras —contestaron las flores, que también hablaban en aquellos tiempos—. Como nos hizo compañía, cada una de nosotras le regaló una pincelada de color.

Los festejos duraron siete días y siete noches. Hasta que la lechuza, que no se podía dormir, les chistó y dijo:

—Se acabó la fiesta. Esta leyenda se acabó

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