Sobre El Cambio

Ensayo sobre el cambio

El capítulo “El experimento de la caricatura” del libro Arte e ilusión cuyo autor es el historiador Ernst H. Gombrich, es publicado en 1960, el año de África, marcado por el gran número de naciones del continente africano que lograron su independencia de las potencias occidentales, además, de surgir en el periodo de dos conflictos importantes, la guerra fría; enfrentamiento político, económico, social, militar, informativo e incluso deportivo iniciado al finalizar la Segunda Guerra Mundial entre los bloques occidental-capitalista liderado por Estados Unidos, y el oriental-comunista liderado por la Unión Soviética, y la guerra del Vietnam; conflicto bélico librado para impedir la reunificación de Vietnam bajo un gobierno comunista, en el cual participó Vietnam del Sur con el apoyo de Estados Unidos y otras naciones, contra Vietnam del Norte respaldados por China y principalmente por la Unión Soviética.

Al igual que el contexto, este apartado de la obra, nos habla de toda una serie de factores que intervinieron en el proceso de transformación entre dos conceptos enfrentados. Según mi punto de vista, se puede cambiar mediante la suma constante de cambios en nuestras conductas personales, sociales y en nuestras creencias, pensamientos y expectativas.

Lo que ocurre, es que en todo cambio, aunque sea de unas mínimas conductas, crea una cierta resistencia. La evolución siempre supone tal resistencia, ya que adquirir un nuevo hábito requiere un esfuerzo y nuestra mente pretende, aunque el comportamiento que tengamos sea nocivo para nosotros mismos, seguir actuando como lo andábamos haciendo. Acogidos en ese aparente esfuerzo, muchas personas opinan que no se puede cambiar nuestra manera de ser. Es posible que sea una manera de afirmar su falta de motivación a la hora de esforzarse por conseguir dicho cambio. La forma de ser de un individuo es, a groso modo, el producto de miles de conductas con un rumbo determinado y; por tanto, es suficiente modificar algunos de esos actos durante un tiempo además de ponerlo en práctica habitualmente para sentir que uno va cambiando su manera de ser por otra. Aunque bien es cierto que esto es aplicable a pequeña escala, es decir, a nivel individual, es posible tomar distancia como hicieran nuestros antepasados con la perspectiva y a través de lo minúsculo ver lo mayúsculo. Por ejemplo, en la síntesis de la complejidad a la simplicidad en el dibujo, que aconteció en la historia del arte durante el s.XIX, hubo toda una serie de resistencias por parte de los defensores del arte académico a la hora de aceptar las nuevas interpretaciones de la fisonomía en el dibujo caricaturesco.

Si bien es cierto que no necesitamos miles de horas de preparación en las nuevas acciones que nos planteamos, ni siquiera miles de horas reflexionando sobre el cambio, pero, sí que es necesario para comenzar a notar y asegurar buenos resultados, practicar de modo constante, sin desconcertarse de que, aunque el tiempo pase, nos siga suponiendo un esfuerzo mantener activo ese cambio. Lógicamente, a esta constancia correspondería acompañarla de una motivación alta, una sólida disposición de cambio,

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