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TOMA DE DECISIONES DEL DOCENTE Conceptualización

mariaedyTrabajo29 de Febrero de 2016

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UNIDAD 3

CAPÍTULO III. TOMA DE DECISIONES DEL DOCENTE Conceptualización

La toma de decisiones constituye una actividad cotidiana para el gerente de la instrucción y es, sin duda alguna, el corazón del desarrollo del proceso de aprendizaje, llegando a constituir una actividad cada vez más compleja, entre otras razones porque en ella influye la filosofía de la gente que participa del proceso, el contexto en el cual la decisión se tome, la información a considerar y el grado de participación de otros.

Sin embargo, la toma de decisiones es el resultado de acciones producto de conductas muy personales y es realmente difícil prescribir una forma para tomar decisiones, precisamente por la serie de factores que se pueden considerar como típicos en toda decisión. De éstos el más importante es la información.

Para el caso de las decisiones en el aula la habilidad del docente constituye otro factor básico de las decisiones, habilidades éstas generalmente producto de la lógica y de la experiencia, pero también del conocimiento y dominio que posee en su campo de especialización y de la fuerza pedagógica que tenga en su formación.

Borko et al, citado por Kindsvatter (1988), propone tres factores que contribuyen con el docente en sus decisiones: (a) la información que tenga de los estudiantes, (b) sus creencias y actitudes acerca de la educación y (c) naturaleza del objetivo de la instrucción. Un poco por esto Hunter (1984), también citado por Kindsvatter, afirma que la enseñanza es básicamente un proceso de toma de decisiones que afectan el proceso de aprendizaje. Si la decisión es acertada lo ayuda, si es inapropiada baja su probabilidad de éxito.

Las decisiones hechas por los docentes, dice Huter, pueden ser categorizadas. La primera categoría corresponde a los contenidos a desarrollar. El docente tiene -que tener una clara idea de los conocimientos a impartir y de las condiciones en que se encuentran los estudiantes para recibirlos. La segunda categoría se refiere a los estilos de aprendizaje. Todo grupo tiene un rango de aprendizaje, por lo cual el docente debe diseñar modalidades de enseñanza sobre la base de las necesidades básicas de los estudiantes. Finalmente, la tercera categoría es la conducta del docente, recordando que estas conductas no deben prevalecer ante las necesidades de los estudiantes; por ejemplo, el profesor debe evitar la decisión de realizar todas las actividades que implican un proceso de aprendizaje haciéndola depender de su propia lógica, sino que, por el contrario, debe apoyarse en los métodos pedagógicos resultantes de investigaciones o producto de prácticas probadas.

De lo expuesto se puede inferir que la toma de decisiones es un delicado proceso en el cual el docente prevé el desarrollo de la instrucción sobre la base del curriculum, ejecuta un plan de acciones en función de lo previsto, atendiendo a las condiciones en que se desarrollará el aprendizaje y evalúa los resultados. Este intento de definición no es tan simple, requiere un análisis de su contenido que clarifique un poco más la conceptualización de la toma de decisiones. 

Factores que influyen en la toma de decisiones

Entre los factores que inciden en la toma de decisiones destacan:-(a) sistemas de creencias, (b) prácticas tradicionales, (c) necesidades personales, (d) fundamentos de la educación, (e) resultados de investigación y (f) prácticas probadas.

Sistemas de creencias

El sistema de creencias, de alguna manera, genera la filosofía del docente para su desenvolvimiento en el aula y en los ambientes donde incide su función pedagógica. De hecho, los valores influyen en ese sistema de creencias y con ello lo que piensa el docente acerca del hecho educativo y en consecuencia cómo se comporta con sus deberes y responsabilidades en la cátedra y con sus alumnos. Esos valores, esas creencias, esa filosofía son determinantes en las decisiones del docente en cada uno de los momentos de su desenvolvimiento profesional.

En efecto, los docentes van foijando a través del tiempo toda una concepción acerca de cuál debe ser su conducta como profesor y consolidan un “estilo” producto de la información, las actitudes y asunciones que poco a poco va internalizando hasta constituir un sistema de creencias, muy difícil de cambiar una vez arraigadas, particularmente si este profesional se mantiene al margen de los cursos de actualización, reciclajes, seminarios, estudios de postgrado, etc.

El sistema de creencias proviene básicamente de dos fuentes: lo intuitivo y lo racional. Lo intuitivo está íntimamente ligado a los prejuicios y convicciones personales, mientras que lo racional implica el concepto de actuar inteligente y anticipadamente en la trayectoria hacia el futuro. Lo racional incluye la idea del razonamiento organizado y sistemático, ligado a la eficacia y la efectividad.

Corredor (1984) define la racionalidad “como la relación que existe entre medios y fines”, expresando que la racionalidad de medios es de orden técnico y la racionalidad de fines es de orden ideológico (p. 60). Eggs (s/f) habla de dos tipos de racionalidad: formal y sustantiva. Según la racionalidad formal una decisión es en esencia la optimización de las relaciones entra medios y fines en la perspectiva del que decide; mientras que la racionalidad sustantiva orienta la decisión hacia las respuestas de interrogantes que implican el cuán, cómo, dónde, por qué, para qué, para quién. (Ruiz Lúquez, 1990).

Lo racional implica el supuesto epistemológico que procede del verbo “scire” cuyo significado es “saber”. Etimológicamente, saber equivale a “ciencia”, susceptible de aplicación práctica y técnica. La ciencia informa detalladamente sobre una realidad determinada, mediante la observación, experimentación, inferencia y deducción.

Se verifica que la racionalidad se basa en la selección de alternativas de acción de manera inteligente basado en una realidad determinada y por lo cual implica un conocimiento científico, un razonamiento sistemático, de forma tal que la acción final sea coherente y permita el aprovechamiento máximo de los recursos, lo cual es propio de la epistemología.

Prácticas tradicionales

Se refieren a todas aquellas actividades y acciones que realiza el docente por costumbre y convencionalismo. Por ejemplo, cuando el docente planifica la instrucción acostumbra a reflejar en su plan las “Estrategias Metodológicas” y decide por su propia cuenta y voluntad las actividades que se desarrollarán para cumplir con los objetivos previstos. Esta costumbre es tan arraigada que los docentes eventualmente olvidan la importancia que tienen para los estilos de aprendizaje el uso de los métodos pedagógicos.

En efecto, en una consulta hecha a 496 profesores en tres zonas educativas del país se consiguió que ninguno aplicaba métodos pedagógicos para desarrollar la enseñanza, desconocían las diferencias entre métodos lógicos y métodos pedagógicos y no supieron desarrollar los pasos ni del método inductivo ni del deductivo. Afirmando que ello obedecía a que el Ministerio de Educación los orientaba a trabajar con “Estrategias Metodológicas” a través de un formato nacional que constituía una práctica tradicional.

Necesidades personales

Los docentes como seres humanos actúan sobre la base de un esfuerzo tendiente a satisfacer sus necesidades. Maslow (1942-1954) estableció la jerarquización de las necesidades, planteando las necesidades fisiológicas, de seguridad, de permanencia, de estima y de autorrealización. Se estima que de acuerdo al nivel que esté predominando en el docente así mismo actuará en sus decisiones. En este sentido, un docente que viva caracterizado por la búsqueda de gratificaciones de sus deficiencias en los niveles de la jerarquía por debajo de la autorrealización, asimismo proyectará sus acciones en su desenvolvimiento social profesional.

Como se colige, estos tres factores: sistemas de creencias, prácticas tradicionales y necesidades personales, aunque son factores que influyen en la toma de decisiones, no son convenientes en una efectiva decisión. Existen, no obstante, otros factores que se corresponden con lo racional, que sí es deseable considerar al momento de tomar decisiones. Estos componentes son: (a) fundamento de la educación, (b) resultados de investigación y (e) prácticas probadas.

Fundamentos de la educación

Los fundamentos de la educación constituyen un extenso y complejo eje de formación que todo docente adquiere a través de su formación profesional, e incluye un conjunto de principios que fundamentalmente tienen una base en los aspectos filosóficos, psicológicos y sociológicos. De esta forma, un docente sin una sólida formación en estas áreas del conocimiento pedagógico estará propenso a orientar sus decisiones sobre una base intuitiva más que de fuente racional.

Lo filosófico incluye lo axiológico, teleológico, epistemológico y futurológico; mientras que la psicología permite al docente no solamente entender los procesos de formación del hombre en su desarrollo personal sino comprender su conducta y procesos mentales, además de las teorías inherentes a la enseñanza y el aprendizaje, que indiscutiblemente hace más afectivo el desenvolvimiento educativo.

Resultados de investigación

Cuando el docente actúa apoyado en los resultados que la investigación aporta, está considerando el método científico como la base para la evaluación de lo desconocido. Este método involucra el reconocimiento y la formulación de un problema, la recopilación de información a través de la observación (muestreo, pruebas, experimentos)

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